Guardo un dolor inmenso.
He aprendido a vivir con él.
Y aunque la mayor parte del tiempo estoy en sintonía con lo que me rodea,
hay días en los que vuelve a doler,
días en los cuales arde otra vez.
Sé que estoy herida.
Probablemente lo esté siempre.
Y, aunque suene irónico,
ese dolor me ha convertido —en silencio—
en la mejor versión de mí.
Rawwr