Esencia

CAPITULO 14

NARRA LENA

Rana aprieta el volante como quien sostiene un secreto con los nudillos. En el asiento trasero, Yusuf y yo compartimos espacio, silencio, y algo que aún no sé cómo nombrar.

—¿Tu casa es muy grande? —me pregunta con curiosidad limpia.

—Más de lo que necesito —le digo.

—¿Tienes alfombra suave?

—Una que parece nube.

—¿Puedes dibujar? ¿O solo estudias para ser doctora?

—Puedo dibujar corazones que laten. Aunque aún no los entiendo del todo.

Se ríe bajito. Me mira como si supiera que está haciendo algo prohibido pero importante.

Rana me observa por el espejo retrovisor. Su mirada ya no es alarma. Es sospecha. Un peso que no habla, pero interroga.

Llegamos al palacio.

Los guardias me abren la puerta. Yo bajo primero. Yusuf lo hace después. Caminamos de la mano, como si el mármol blanco bajo nuestros pies fuera un campo de rosas en lugar de protocolos.

Al entrar, uno de los asistentes de mi padre nos ve.

—¿Quién es…?

—Lo encontré en la calle. Estaba solo —respondo, sin buscar permiso—. Dijo que podríamos llamar a su papá desde aquí.

Yusuf no dice nada. Solo se acomoda cerca de mí, como si supiera que estoy siendo escaneada por una cultura que exige más que intención.

Mi padre entra.

Con su andar lento, pero imponente. Su thawb negro con bordes en marfil. Su mirada: calculadora, protegida, cansada.

—¿Qué ocurre?

—Él se perdió. Lo encontré llorando en la calle. Me pidió ayuda —respondo con firmeza.

Tariq se inclina. Examina a Yusuf como quien evalúa una joya antes de tasarla.

—¿Quién es tu padre, niño?

Yusuf levanta la barbilla. No se inmuta.

—No recuerdo su nombre. Pero tiene una empresa importante. Siempre huele a madera y habla poco.

Casi me río… un niñito hablando así, que divertido. Pero no es divertido. En fin. Mi padre no pregunta más. Pero llama a un sirviente.

—Prepara una habitación. Temporal. Llama a la policía de tránsito. Alguien debe estar buscándolo.

Yusuf aprieta mi mano.

—¿Me puedo quedar contigo? —me susurra.

—Un ratito más —le digo.

Mi padre no habla hasta que el niño sube con Rana. Y entonces gira hacia mí.

—¿Estás consciente del riesgo?

—Sí.

—¿Lo trajiste para ayudar o para desobedecer?

—Para ayudar. Lo que me enseñaron sobre el islam incluye compasión.

Él asiente. Se sienta. Respira como quien debate si continuar el juicio o retirarse.

—Hoy actuaste con honra —dice—. Pero esa honra no justifica el exceso.

—¿Exceso?

—Aceptar a un niño desconocido en este palacio. Exponer tu nombre. Tu rol.

—¿Debía dejarlo en la calle?

Guarda silencio, tenso. Lento.

—No —dice por fin.

Esa noche, después de la oración, me acerco a la habitación donde colocaron a Yusuf. Rana me hace una señal de alerta, pero no me detengo.

—Lena —dice el niño al verme—. ¿Tú crees que algunos adultos siguen tristes sin decirlo?

—Muchos.

—Mi papá está así. Desde que mi mamá se fue al cielo.

—¿Lo sabes?

—Claro —dice como si fuera obvio—. Pero él no sabe que yo sé que esta triste.

Me siento a su lado en el sillón.

—¿Y tú estás triste?

—Menos ahora.

—¿Por qué?

—Porque cuando me abrazaste… sentí que ya conocías lo que es no tener a tu mamá.

Me muerdo el interior de la boca.

—¿Y tú crees que alguna persona puede hacer que eso se cure?

—Sí. Pero no es por magia. Es por cosquillas lentas en el corazón.

—¿Cosquillas?

—Sí. Como si algo te tocara… sin tocarte.

Lo abrazo de nuevo. Más fuerte. Y en ese momento, algo ocurre. No un milagro. Algo en mi corazón. Es tan pequeñito, sabe hablar tan bien. Dice cosas como si fuera un pequeño adulto. ¿Cuánto ha pasado? ¿Qué debe vivir un niño para comportarse como un pequeño adulto?

—¿Por qué me dijiste que estabas buscando a tu mamá? ¿y ahora me dices que está en el cielo?

Se le pone la cara roja, se cubre la boca con una mano.

—No te estoy regañando —. Acaricio su cabeza —. ¿huiste de casa?

Niega en silencio.

—¿entonces? Si no me dices la verdad, los dos podemos meternos en problemas.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.