Un destello luminoso se observa por la pantalla central, es una estrella, y a esta se le van sumando otras. Jamás me alegré tanto en la vida de volver a verlas. Absorto en ellas, la voz monótona e impersonal de Simón resuena en mis oídos
-Charles, debo conectar el escudo protector. A esta velocidad los micrometeoritos nos pueden destruir
-¡Simón! ¿Dónde te habías metido? Has lo que tengas que hacer, ¡pero, por favor, frena este armatoste!
Simón coloca el escudo protector. Este comenzó a recalentarse. La alta velocidad en un espacio lleno de residuos cósmicos lo empezó a perforar de poco hasta dejarlo inútil. Entonces llega la hora de probar con los cohetes retro-propulsores. Se enciende el primero de los cuatro, dura muy poco pero logra llevarnos a doscientos mil kilómetros por segundo. Simón conecta los tres restantes, la frenada es brusca, explotan dos antes de detenemos por completo. Los daños en la MAV-1 son cuantiosos.
-Daños, Simón
-¿Por dónde quieres que empiece?
-Por lo esencial
-Nos quedarnos sin escudo protector. Poseemos solo un cohete retro-propulsor, por lo que podemos alcanzar una velocidad crucero sin arriesgarnos a quedar sin freno. Cinco de los diez ojos ópticos están destrozados por completo. Daños estructurales en un treinta y cinco por ciento. Sistema de comunicación averiado y cientos de daños menores en mis distintos circuitos.
-Muy alentador tu informe. ¿Posibilidades de reparación?
-Algunos de mis circuitos, el resto de los daños son irreversibles.
-Por favor Simón, ordena a tus "mecánicos” que reparen todo lo posible. Mientras tanto, sitúame donde nos encontrarnos.
-Nos encontramos a unas doscientas diez horas luz del Sistema Solar y a doscientas trece horas luz de la Tierra, pero en nuestras actuales condiciones...
-¡Espera, espera, espera Simón! ¿Acaso dijiste Sistema Solar, Tierra?
-Eso dije
-¡Pero aquí debe haber un error Simón! Muéstrame lo que puedas con tus ojos ópticos sanos
Simón dividió la pantalla en cinco partes y reflejó en cada una de ellas distintas secciones del lugar en el cual nos encontrábamos.
-¡No puede ser! ¡Es la misma disposición del mapa celeste que dejamos antes de entrar en el “agujero”! ¡Allá está el Sistema Solar, y acá tenemos a nuestro famoso “agujero negro” que por poco no nos partió en mil pedazos! Es como si no hubiéramos avanzado nada. ¡Quizás ni siquiera entrarnos, quizás entramos y nos volvió a escupir! ¡Por Dios, Simón, volveremos nuevamente a casa! ¿¡Cuánto calculas que tardaremos!?
-A pesar de los daños, podremos emplear el tiempo de cincuenta tres días si no surgen nuevas dificultades, viajando a cincuenta mil kilómetros por segundo
-Intenta comunicarte con la base
-Imposible. Los daños en nuestro sistema de comunicación son irreversibles.
-Ok, no importa. Ya nos deben estar monitoreando desde la Tierra
Me siento feliz, muy feliz, pues regresaré nuevamente. Jamás vi la muerte tan de cerca como en esta oportunidad, pero a la vez me siento decepcionado, nada extraño o desconocido hemos descubierto, únicamente que la nave pudo soportar todos los limites establecidos y los había superado.
Ordeno a Simón que levante la burbuja y me libero del cinturón de seguridad de mi asiento. Me levanto y camino un poco ya completamente tranquilo. Después de la euforia previa, reflexiono sobre lo acaecido.
-Simón, ¿dónde te habías metido cuando estábamos adentro del agujero?
-Simplemente en mi programa no existe una probabilidad tan amplia de superar límites no establecidos por el hombre, en dos palabras: me desconecté. A semejante velocidad me consideraba destruido y al volverse a reducir y entrar dentro de rangos preestablecidos, nuevamente entre en funcionamiento
-Me parecía que tan perfecto no eras. ¿Cuánto falta para culminar las refacciones?
-Una hora
Aprovecho esa hora para comer y obviar los ejercicios físicos.
Una hora después.
-Refacciones culminadas
-Bien. Volvamos a casa
Suavemente nos ponemos en marcha. Por delante nos esperan cincuenta y tres días, tiempo suficiente para satisfacer mi adición a la realidad virtual.
Largas jornadas paso sumido en lugares desconocidos. Me despierto solo para comer cada veinticuatro horas, luego, vuelvo nuevamente a mis fantasías.
Cuando faltan tres días para llegar, y me dispongo a saborear mi postre, después de una abundante cena (o almuerzo) con productos sintetizados, algo me sobresalta de tal manera que casi me ahogo con la comida.
La conformación de los continentes que se me presentan ahora claramente a través de la imagen reflejada en la pantalla, no eran para nada conocidos. Le pido a Simón una ampliación de la imagen del planeta.
-Simón, ¿qué planeta es ese?
-La Tierra
-¿Seguro?
-Sin lugar a dudas
-Has una comparación de la conformación de los continentes de la Tierra que dejamos, con la supuesta Tierra que tenemos en frente.
-No coinciden para nada, pero es la Tierra
-Quiero que me des un análisis completo de ese planeta.
-Imposible Charles, recuerda que tengo varios sistemas inutilizados
-Por lo menos dime si su atmósfera es respirable
-Ciento por ciento. La atmósfera de esta Tierra no posee agentes contaminantes. Su ecosistema esta en perfecto equilibrio.
-Bueno, algo es algo. Vamos a bajar en ese planeta sea lo que sea.
A menos de un día de aquella Tierra, puedo ver maravillado un planeta hermoso, con el verde como un común denominador cubriendo en un noventa por ciento su superficie continental.
-¿Qué crees Simón de todo esto?
-Las teorías que ustedes me inculcaron, retroceso en el tiempo, avance hacia un futuro promisorio, mundos paralelos. Realmente no sé Charles.
-¿Hay vida?
Editado: 14.11.2022