Esencialmente Asthon ©

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"Nuevo cambio de Aspecto"

Me quedé viendo las cajas de mudanza atentamente, mientras pienso en que mañana será mi primer día en la universidad.
Mis padres hace media hora que están discutiendo fuera de la casa, mientras yo los observo desde la ventana de mi desolada habitación. 
Rodé mis ojos al oír el tema de su pelea, mi madre quiere desempacar todas las cajas, y mi padre dice que no, porque hasta la noche no acabaríamos de acomodar.
La verdad que no se quien es más chiflado, viven discutiendo por estupideces, pero sin embargo se aman de una manera salvaje. Sí. Salvaje. Y sinceramente no tengo ganas de explicarlo detalladamente.
Suspiré profundo y me quedé viendo mi cama sin el colchón, y mi escritorio todo desarmado. La habitación es muy blanca, y tiene olor a pintura fresca, cosa que no me gusta.

—Ésto habrá que cambiarlo —dije para mí, al mismo tiempo que tomo mi montón de ropa (cabe destacar que son suéteres, camisas de Star Wars, pantalones a rayas y zapatos). Si mi meta es convertirme en alguien nuevo, por lo menos tendré que usar ropa un poco más adecuada, por más que ésta me guste. 
Tengo esperanzas que éste cambio será lo mejor, ya me cansé del Boullying que me hacían mis compañeros en el instituto, y no quiero que me pase lo mismo aquí.

Bajé las escaleras mientras me acomodo los lentes, tirándolos un poco hacia atrás en el puente de mi nariz. Hace poco (antes de venir aquí) me hice unos lententes de contacto, pero los estoy reservando para mañana.
No puedo evitar sentirme nervioso, y es tonto porque nadie me conoce, aún así tengo miedo de ser el centro de atención.

*No todo gira al rededor tuyo Ashton* tengo que aprender de eso.

Con toda mi ropa (menos los boxers) dentro de una bolsa, salí tratando de no llamar la atención de mis padres.
Vi de reojo mi bicicleta, y a pasos lentos fui hasta ella.

—¡Ashton! Cariño, ¿a dónde vas? —dijo mi madre parando la discusión.

Alcé mis cejas, y acomodé el cinturón de mi pantalón —Yo...al centro —mis padres no saben nada, y tampoco pienso decírselos, quedaría raro "Ey mamá, ey papá. Adivinen, me convertiré en otro tipo de Ashton". Dios, no. Tampoco creo que sepan lo que signifique para mí, verán el cambio por sí sólos.

—Ve con cuidado, ¿que llevas en la bolsa? —mi padre alzó una ceja.

Fruncí mi frente —Cosas sin importancia —antes de que me siguieran cuestionando, tomé impulso y me fui de allí, lo más rápido posible.

Luego de recorrer varias calles, me detuve en unas casas de ropa masculina. Dejé mi bicicleta a un costado, y antes de entrar, tiré la bolsa con mi ropa, a un contenedor de basura.
Sobé mi nariz, y saqué la tarjeta de mi madre, espero que no lo note, rogué internamente.

—¿En qué puedo ayudarte? —una chica se acercó y me rebajó con la mirada mientras forma una leve mueca.

Genial, ya me acostumbre que me hagan eso, pero que se siente feo, no lo negaré.

Me encogí de hombros —Necesito conjuntos de ropa.

Ésta me miró de reojo y sonrió de costado —¿Quieres mi opinión?

Inflé mis cachetes algo nervioso —Estoy en tus manos —cerré mis ojos —Ni sé cual es mi estilo.

—Tranquilo, tengo lo adecuando —dijo mientras se iba detrás de unas puertas.

Gracias a que vine temprano, no hay tanta gente, por lo que me siento un poco más cómodo a la hora de probarme la ropa.
La verdad que no está nada mal los jeans gastados, con una camisa blanca y zapatillas.
Julia, así se llama la chica, se pasó gran parte del día eligiendo los conjuntos, nunca había visto una mujer tan quisquillosa con los detalles de las cosas. Supongo que así son todas.
Luego de pagarle toda la ropa, que fue un precio bastante importante, salí del lugar con miles de bolsas. Me siento una mujer de compras, nunca pensé que sería tan agotador.
Subí de nuevo a mi bicicleta, y volví lo más rápido a casa. 
En silencio, ésta vez logré llegar a mi cuarto, y dejar todo en mi armario.
Suspiré profundo y algo nervioso. Me dirigí al baño, y me quedé viéndome con mis anteojos, mientras acerco la cajita con mis lentes de contacto.
Hice una mueca, y decidí que los probaré mañana, estoy muy ansioso como para intentarlo ahora.
Mis padres me llamaron a cenar, y esquivando unas cuantas cosas desordenadas, logré llegar al comedor, también echo un desastre.

—¿Quieres que mañana te llevemos al instituto hijo? —preguntó mi mamá con una sonrisa.

—No hace falta, puedo ir sólo —arrugué mi frente —¿Pueden prestarme su auto?

Mi papá se atragantó con la comida y me miró fijamente —¿Estás hablando de Meredith?

Rodé mis ojos, no es mi culpa tener un padre tan fanático de los autos —Sabía que dirías eso, iré caminando.

—Ken —mamá le golpeó el hombro —Deja que lleve el auto, si tú mañana no trabajas.

Hice una mueca mientras simulo que los oigo. Apoyé mi cabeza sobre mi puño, esperando la bendita respuesta.

—Está bien —dijo por lo bajo —Pero la tratas bien —me señaló enojado.

Alcé mis cejas —Claro papá, la trataré bien —dije sintiéndome raro, por hablarle de esa forma a un auto.

Terminé de comer lo más rápido posible, y luego de ayudar a levantar la mesa a mamá, subí a mi cuarto para encerrarme (ser ermitaño siempre fue mi pasión).
Me tumbé en el colchón del suelo, ya que mi cama sigue desarmada, y traté de conciliar el sueño, ya que mañana será un nuevo (literalmente) día.

Me desperté por unas discusiones (de mis padres), y cuando me fijé en la hora, casi muero. Llego tarde, el típico de las alarmas, que en mi caso, nunca logran despertarme.
Fui hasta el armario, y me quedé unos segundos pensando que prenda elegir. Gracias a Julia, que me armó unos conjuntos, logré ponerme unos jeans negros, con una camiseta roja oscura, unas vans negras y como hace un poco de frío, decidí ponerme una chaqueta negra.
Me miré en el espejo, y Dios santo no parezco yo. Casi me olvido de los lentes de contacto, por lo que fui al baño, me saqué los lentes y con cuidado los coloqué. Debo admitir que da mucha impresión y es molesto, se siente como tener una basurita en el ojo, cada vez que parpadeo. El oculista dijo que eso iba a ser normal, y me acostumbraría.
Bajé rápido las escaleras con la mochila en un hombro, y sin que me vieran tomé las llaves del auto, para comenzar mi día y llegar lo más antes posible.




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