Esencialmente Asthon ©

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“Tener vida social”

—¿Cómo que Lacrosse? —dijo mi madre aterrada cuando le conté la gran noticia del equipo.

Ella nunca fue gran fan de que yo practique deporte, siempre prefirió que haga otras cosas. Como jugar al ajedrez, aprender a tocar el piano o violín.
En cambio mi padre tiene una leve obsesión con el deporte, algo que constantemente hacían que peleen con mi madre, ya que ella lo consideraba (y lo considera) algo peligroso *'Si Ashton fuera a natación, se ahogaría'* palabras de mami.
Nunca tuve la oportunidad de ejercitarme, y por lo que pude ver hoy, me divertí mucho. Creo de que es hora que empiece a hacer las cosas como a mí me parecen bien (algo que hago desde hace rato).

—Si —dije sonriendo y acomodando mi pelo, un leve tic que Dean me contagió —El coach dice que tengo talento, mamá quizas que el sábado me ponga como titular —subí mi mentón orgulloso —Es por eso que el resto de los días vendré algo tarde a casa, ya que me quedaré en las prácticas.

Mis padres se quedaron mirándome fijamente extrañados —A mí me parece algo genial —dijo por fin papá, mientras sigue leyendo el periódico.

—¡Ken! —abrió los ojos como plato y lo miró furiosa —No Ashton, no harás Lacrosse. Es muy peligroso, además tú nunca... —alzó sus brazos sorprendida —Pensé que no te gustaba el deporte mi amor.

Alcé mis cejas y me encogí de hombros —Yo tampoco pensé que me gustaría tanto. Quizas sea por lo que nunca me diste la oportunidad de intentarlo cuando era pequeño —en cuanto dije esas palabras, me arrepentí al ver que su cara cambió a dolida.

—¿Lo convenciste para que hiciera ésto? —dijo mi madre girándose a papá, el cual la miró con una sonrisa.

—Susan —rio papá sin creerlo —Ya no es un niño, y si él decidió hacer deporte, tienes que dejarlo. Ya es bastante grandecito.

—Pero... —se giró hacia mí, rodeó la mesa y me tomó por las mejillas —¿Dónde están tus lentes cariño? ¿Qué pasó con tu ropa? ¿Por qué tienes el cabello tan desordenado?

Arrugué mi frente y la alejé lentamente —Lo siento mamá, pero estoy cambiando, y si te hace sentir mejor, soy feliz —sonreí de costado al recordar que ésta tarde los chicos irán a merendar y me invitaron —Tengo amigos, ya no seré más un bicho raro. Estoy mejor de ésta manera. Me gustaría que me entiendas y apoyes —el silencio de su parte de cierta forma, me hirió. Por lo que tomé las llaves del auto.

—¿A dónde vas? —dijo por fin.

—Me junto con unos amigos, papá, me llevo a Meredith —dije alzando las llaves del alto, seguido de que él asintiera en aprobación.

Salí lo más rápido que pude, ya no soportaba la mirada de mi madre clavada en mi nuca.
Ruego que con el tiempo logre entenderme, al fin y al cabo soy su hijo, y debe apoyarme en las decisiones que tome.
Presentía que ésta conversación vendría tarde o temprano. El verano pasado cada vez que pensaba en mi futuro cambio, supe que tendría que estar preparado para las quejas de mis padres (más por mi madre). Sin embargo estaba dispuesto a no abandonar, aún estoy seguro que es un cambio bueno.
Por lo menos soy feliz ¿no? Tengo amigos y un deporte en el cual pensar. Me siento bien, y siento que de a poco la seguridad me va invadiendo.

Estacioné el auto al frente del bar Tom'S, ya puedo ver a todos desde la ventanilla. Al parecer soy el único que faltaba. 
Apenas entré sentí unos silbidos que me llamaban.

—¡Ey Riscon! ¡ven! ¡llegas tarde! - dijo Jules mientras abraza a Tati por lo hombros —¡Te guardamos un lugar!

Sonreí y me dirigí hasta ellos, al parecer me toca sentarme al lado de Lexie, y no sé porqué esa idea me emociona.
Holly frotó mi hombro en saludo, y luego se volvió a recostar su cabeza sobre el hombro de Dean.
En cuanto tomé asiento, sentí la mirada de Preston. Se lo notaba tenso, y puedo jurar que su vena del cuello, se le marcaba cada vez más.
Luego me puse a estudiar mejor la situación, y comprendí que está así por el simple hecho de que me senté al lado de Lexie. Nunca pensé que le provocaría celos a una persona, y es extraño sentirse atacado, por algo que no tiene ningún sentido de lógica, ya que con Lexie nunca he hablado.
La mesera vino a tomarnos el pedido, y casi se me cae el alma a los pies en cuanto la vi. 
Y sí, ahora puedo confirmar que sus ojos son verdes, y que ya no están rojos y llorosos como la última vez.
Aún sigo teniendo dudas de porqué estaba así la última vez que la vi.

—¿Ya saben que van a pedir? —dijo por lo bajo, pero con una media sonrisa, lo cual me sorprendió ya que pude notar los pequeños hoyuelos en una de sus mejillas, la derecha para ser exacto.

—Si, seis batidos. Tres de frutilla, uno de durazno y dos de naranja. Y con unas tostadas —dijo Holly sin despegar la vista de la carta —¿Y tú que tomas Ashton?

Su pregunta me sacó del trance, ya que no podía parar de mirar a la chica. Dios, debo parecer un acosador.

—Yo quiero sólo un cafe, por favor —dije sonriendo y asintiendo hacia la chica de ojos verdes.

Ésta asintió rápidamente, y se fue sin decir una palabra.
No me había percatado de que todos me miraban fijamente, hasta que sentí una tos por parte de Dean.

—¿Qué? —dije alzando una ceja.

—¿Te gusta la mesera? —dijo Tati arrugando su nariz casi riendo.

—Si no me equivoco, va a nuestra universidad —dijo Holly mirando atentamente sus uñas —Pero nunca hablé con ella, no me cae bien.

Alcé una ceja —¿Por qué no te cae bien?

Ésta se encogió de hombros —Se viste mal, es friki, seguramente usa lentes —rodó sus ojos —Por algo existen los lentes de contacto ahora, para mí lleva los lentes para hacerse la intelectual —dijo en un susurro, provocando la risa del resto, menos la mía —¿Tú que opinas? —dijo Holly desviando su atención hacia mí.

Su pregunta me llevó por sorpresa y alcé mis cejas —Si, la verdad que muy ridículo —dije y mordí mi lengua por dentro, al ver que estaba al lado nuestro con las cosas en la bandeja.




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