''eso'' en el apartamento

''Eso'' en el apartamento.

"Eso" en el apartamento

Me es muy difícil decir en qué momento comenzó, tal vez "eso" siempre estuvo aquí, tal vez solo se estaba armando de valor para manifestarse.
Desde mi primera noche me di cuenta de que había mucho ruido, atribuí esos ruidos a mis vecinos, pero estaba acostumbrado a los ruidos y era muy tímido para las confrontaciones, así que lo ignoré.
Eso fue hasta esa mañana.
Siempre ponía el despertador a la misma hora, a las seis de la mañana, no es que necesitara despertarme temprano; desde que había llegado a la ciudad no había conseguido trabajo, pero despertarme temprano era algo que mis padres siempre me obligaron a hacer y es una de esas costumbres tan arraigadas que había adoptado para siempre.
Sin embargo, ese día en particular no lo necesité.
A las 4 de la mañana, un ruido seco llegó a mis oídos, luego lo siguieron el sonido de múltiples piezas de metal cayendo. Tengo el sueño muy pesado, por lo cual el ruido tuvo que haber sido muy fuerte.
Mentiría si dijera que no había notado pequeños cambios en mi cocina con anterioridad: sillas movidas, platos fuera de su lugar, tazas de café desaparecidas. Pero no sé si por miedo o por simple indiferencia, me dije a mí mismo que esos cambios se debían a descuidos de mi parte, por más ilógica que a veces resultara esa teoría.
Pero ya era imposible ocultar los hechos, ese día no.
Por esa razón, apenas abrí los ojos ya sabía de dónde había venido el sonido.
Al salir de mi cuarto, me encontré con mi cocina en un caos total: la nevera se había caído, los cubiertos por el piso, platos rotos, todo era un desastre.
Un frío recorrió mi espalda, sentí como palidecía y tuve ganas de correr lo más lejos que pudiera.
Lo único que pude hacer en ese momento fue correr hacia mi cuarto.
Sé que suena muy extraño, ¿por qué no me fui de la casa en ese momento?, se preguntarán.
Simplemente no tenía a dónde ir. Apenas hace una semana había dejado la casa de mis padres y mi ciudad natal buscando alivio luego de... el accidente.
...
Apenas apareció el primer rayo de sol por mi ventana, me encontraba yo sentado frente a la puerta de mi habitación, analizando todas mis posibilidades y qué podría hacer.
Por mi mente pasaban muchas preguntas, y yo solo trataba de tranquilizarme, organizar mis ideas.
Abrí la puerta y, sin moverme más allá, me quedé mirando la cocina, tratando de buscar una explicación sensata.
—¿Estaría alguien viviendo conmigo y yo no sabría?—
Esa idea sonó tonta apenas salió de mis labios.
Era un apartamento pequeño, a duras penas podía vivir yo, era imposible que alguien estuviera viviendo conmigo.
Pero ya, estaba decidido, lo que sea que fuera, tendría que enfrentarlo. Salí a hacerle cara, busqué por todas partes, no dejé un lugar sin remover. Empecé por la cocina, obviamente, miré dentro de cada repisa, vi lugares que nunca antes había explorado en el apartamento.
Y Cuando el sol comenzó a esconderse, ya estaba seguro.
—No hay nadie aparte de mí viviendo aquí—, dije en voz alta, tal vez solo para darme confianza de lo que estaba diciendo, creo que porque en el fondo no estaba seguro.
No estuve seguro hasta un instante después.
Apenas había terminado de decir esas palabras cuando un vaso voló rápidamente en mi dirección.
Sé que fue rápido, pero para mí pasó mucho tiempo, traté de agacharme y evitar el golpe, pero mi cuerpo no respondía. Fue un alivio para mí cuando el vaso pasó volando a mi derecha, apenas rozándome el brazo.
Ahí parado, en medio de la cocina, me sentí indefenso, en mi cabeza retumbaban los gritos de mi madre.
—¡Todo es tu culpa!— me gritaba, luego de arrojarme un vaso muy similar a ese mismo.
Un instante después de salir del estado en el que me encontraba, me percaté de que ahora era un plato el que se disponía a ser arrojado en mi dirección y tuve el presentimiento de que esta vez "eso" no pretendía fallar.
Mi cuerpo volvió a responderme, me tiré al piso, el plato voló y fue a estrellarse en la puerta de mi habitación. Me levanté rápidamente y corrí a la sala.
Todo se calmó por el momento.
Entendí el mensaje, él o "eso" no me quería en la cocina, pero significaba eso que pertenecía al apartamento o había llegado conmigo. Solo sabía que había estado aquí desde mi llegada, desconozco si desde antes, y ya no importaba.
Decidí correr a mi habitación, con la esperanza de que todavía "eso" no se atreviera a atacarme en ella, y así lo creía genuinamente: sentía que aún no estaba dispuesto a cruzar la sala, mucho menos mi cuarto, así que podría descansar, y en la mañana me iría de ese lugar a donde fuera, pero no estaba dispuesto a quedarme.
No hace falta decir que no pude dormir nada esa noche. Aunque hubiera querido, no hubiera sido posible. Fue la noche más ruidosa que había experimentado jamás, simplemente miraba en dirección a la puerta, esperando el final que no sabía cuándo llegaría, no sabía en qué momento se atrevería a derrumbar esa puerta.
...
Apenas comenzó a amanecer, sabía que tenía que hacer, ya había tenido tiempo para pensar, cualquier cosa sería mejor que quedarme en ese lugar con "eso", fuera lo que fuera.
Así que me atreví, abrí la puerta de mi habitación y me encontré con mi apartamento irreconocible. Los muebles estaban amontonados unos encima de otros, "eso" no había dejado nada sin romper.
No le di importancia, ya había asimilado que los ruidos se debían a eso, mi verdadero miedo llegó al mirar a mi izquierda.
La mesa del comedor había sido empujada hacia la entrada principal y, por si eso no hubiera bastado para mantenerme alejado del mundo exterior, las sillas también habían sido arrojadas.
"Eso" me quería dejar sin ningún tipo de salida.
Di un salto de nuevo a mi habitación, me sentí aterrado como nunca antes, me sentía desconcertado. ¿Por qué antes me quería fuera y ahora me había aislado? ¿Se estaba divirtiendo? ¿Le divertía verme acorralado como un animal herido?
De nuevo volvía a tener 9 años, escondido en mi armario porque sabía que mi padre no había tenido un buen día.
Instantáneamente suprimí esos pensamientos.
—Ese animal herido ya está muerto. No soy esa persona, ya no más.
Los minutos en esa única habitación en la que "eso" me había aislado eran insufriblemente eternos y mis pensamientos, en vez de convertirse en mi único refugio, se convirtieron en mi propio purgatorio.
Estaba condenado, condenado a revivir dolorosos recuerdos recostado en el piso de mi habitación, condenado a sufrir por mis decisiones.
Ya ni las palabras usuales de consuelo me ayudaban a calmar mi alma, nada de "Ellos se lo merecían", nada de "Solo eres una víctima".
"Eso", que me había estado atormentando desde el accidente, se manifestaba ahora como un ente, un ente encargado de castigarme.
Pero ¿castigarme por qué? Yo no había hecho nada.
Decidí no volver a ser un animal herido, decidí no volver a aislarme en mi habitación para escapar de mis problemas. Había jurado nunca más hacerlo.
Me volví a armar de valor, decidido a enfrentar lo que fuera que fuera "eso". Pero, ¿lo estaba en realidad?
Abrí la puerta de mi habitación con la rabia contenida de años, dispuesto a hacer lo que nunca me atreví a hacer.
Por fin "eso" se había materializado, y habría podido enfrentar todo menos lo que vi.
Me paralizó el pánico, era eso, eso que me había atormentado toda la vida, eso de lo que pensé haberme librado.
Ahora lo sabía, no, no me había librado, y no me libraría jamás, cargaría con las pesadas cadenas que "eso" representaba.
Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, no solo sentía miedo, ahora estaba furioso, grite, me descargue.
Dije todo lo que contuve por años, pero ''eso'' no estaba dispuesto a escuchar, con un simple movimiento de manos me devolvio a la habitacion de la que habia salido.
De repente, sentí un calor intenso y me sorprendí a mí mismo frente a la casa de mis padres, o al menos eso solía ser; ahora solo podía ser descrita simplemente como una enorme fogata.
—¿Qué ha pasado?— me habia preguntado.
Jamás podré olvidar el olor de la gasolina que sentí emanando de mis manos y la culpa que siguió ese descubrimiento.
Desperté de mi ensueño, me encontré de nuevo en el presente, mordiéndome las uñas, aún sin poder recordar qué había pasado esa noche, que aunque reciente, ahora la sentía distante, como si fuera solo un mal sueño.
—Fue un accidente. Fue un accidente— grité tratando de justificarme hacia la pesadilla que esperaba por mí afuera.
¿De verdad lo fue?
...
Comencé escribiendo esto como un diario, una especie de bitácora creada para descargar la tensión de aquella primera noche sin esperar que alguien la leyera.
Sin embargo, ahora espero encontrar en algún lector el perdón que yo mismo no me otorgué.
Tal vez esa misma culpa que sentía en el fondo fue la que me hizo ignorar las primeras señales de "eso" en el apartamento.
Tal vez esa misma culpa fue la que me llevó siempre a sospechar que lo que yo llamaba "eso" no tenía otro nombre que no fuera "mamá y papá".
...
El apartamento 24 estaba intacto cuando, una mañana, luego de llamar a la puerta y no obtener respuesta, lo abrieron.
Todo estaba perfecto, la única cosa fuera de su lugar era el cuerpo del hombre al que los vecinos apodaban "el extraño ruidoso".
Su suicidio dio mucho de qué hablar durante varias semanas, en un lugar donde nunca pasa nada, eso fue todo un suceso.




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