¿eso es amor?

CAPÍTULO 4

El inicio del quinto año trajo mucha tranquilidad, sabía con qué profesora tenía que ir, sabía a qué aula tenía que ir, sabía quiénes eran mis compañeros de clase, incluso sabía quiénes iban conmigo en el transporte, volvía a tener esa sensación, aunque me demoré menos en esta ocasión, pero había una nueva en el aula… bueno nueva para mí porque algunos ya la conocían, se llamaba Natalia, era pequeña, un tanto gorda, con cabello corto castaño, un poco narizona y una nerd en todo su esplendor, nada atractiva para mí, también estaba Diana, rubia, ojos claros y se juntaba con la plaga del salón (entre los que estaba yo) ella sí me llamaba la atención, yo me junté con los estudiosos y poco a poco nos fuimos juntando con Jerry, Alejandro y Marcos, eso hizo que todos los hombres nos relacionáramos mucho más, a su vez lo hicimos con las mujeres, a mediados de año el grupo se hizo muy unido, en la microbús era igual, “los mayores” éramos unidos, bromeábamos, hacíamos ruido y desorden en todas partes. Hacer tareas se volvió una odisea para mí, nunca las hacía, incluso la profesora estaba cansada de eso y cuando las hacía nunca las revisaba, odiaba más eso al regaño, cada día me gustaba más Diana y no estaba dispuesto a que me sucediera lo mismo que con Alejandra, pero no sabía cómo hacerlo, pero logré idear un plan (eso pensaba) 
- ¿Cuál es la más bonita? – le pregunté a Alejandro que estaba sentado a mi lado 
- No sé, Tiany – respondió mirando a todas 
- Sí, es bonita – dije dando paso a que él me preguntara 
- ¿Para usted cuál es? – me preguntó al fin 
- Diana, ella es la más linda – dije con la esperanza de que él empezara a divulgar eso 
- Sí, ella también es bonita – me dijo, no era lo que esperaba 
Seguimos hablando, aunque mi primera idea falló, tenía que hacerlo con alguien más. Al día siguiente me senté junto a Valeria, si alguien iba a andar con el chisme iba a ser ella, ella fue la que llevó la conversación por ese lado en esta ocasión, me dijo que hiciera a la más linda juntando las cosas de todas las del aula, dije casi todo de Diana, excepto por la forma de la cara, la sonrisa, la voz y los ojos, eso dije que los de Natalia, en realidad cuando ella me preguntó puse bastante atención a todas, pude decir más cosas de Natalia, pero quería que quedara claro quién me gustaba 
- ¿Quién le gusta? – pensé que había quedado claro, de hecho, cualquiera con dos dedos de frente se habría dado cuenta, pero ella no 
- Le digo, pero no diga nada – era mi forma de asegurarme que le iba a decir a todo el mundo 
- No le digo a nadie – me dijo en un susurro acercándose a mí llena de curiosidad, con sus ojos brillando con ganas de contar ese chisme 
- Bueno, me gusta Diana – ella tuvo que contener un grito, abrió sus ojos a más no poder 
Lo demás era cuestión de tiempo y así fue, en dos días toda el aula sabía que ella me gustaba lo que me dejaba todo para que ella lo supiera, fue aún más sencillo, le dije a Valeria y a Carol que me le quería declarar y así ellas hicieron todo por mí. 
Después del gran favor que me hicieron ellas y que todo saliera perfecto empecé a ver a Natalia, no sé qué era, pero estaba mucho más linda, sus ojos, su sonrisa, tenían algo cautivador, con Diana todo terminó mal, no recuerdo por què, pero a estas alturas ya es común; llegó un día festivo, tampoco recuerdo cual, había muchos, pero ese, fue distinto, nos permitieron llegar en ropa particular, Natalia se veía muy linda, una blusa negra con toques azules manga larga de tela delgada, un pantalón color negro y unos botines negros con tacón, se veía tan bien, tenía un brillo en sus ojos color miel que me encantaba, en ese entonces aún no entendía por qué me llamaba tanto la atención ese brillo en los ojos ( ahora entiendo que ese brillo en los ojos tiene más valor que mil mujeres hermosas). 
Los días transcurrieron y como todo niño Diana me volvió a hablar y todo quedó atrás. Había cientos de tareas acumuladas para mediados del curso, recuerdo ese día muy claramente, estaba sentado en con mis compañeros bromeando, la profesora se sentó en su escritorio y sacó la lista 
- Voy a ir llamándolos por orden de lista y me traen las tareas – yo me puse nervioso al instante, no había hecho ni una sola tarea, esperaba que no fuese el único y el resto de los vagos de mis compañeros no hubiesen hecho ninguna. – Fabián – me llamó la profesora, yo era el número 16 de la lista y todos antes de mi habían llevado la tarea excepto por Alejandro y Marcos, ese par de infelices no me fallaron 
- No la traje – dijo de forma baja con mucho miedo, por alguna razón pensaba que si decía “no la traje” la profesora no me regañaría, como si ella no me conociera, era obvio que no la había hecho 
- ¡¿Cómo es posible que lo haga?! Ya vamos por mediados de curso y usted ni una sola tarea me ha traído, los exámenes apenas y los pasa, ni siquiera pasa todos ¿a qué viene usted? – miré a Natalia y ella me dedicó una mirada de lastima, los demás reían y eso no me importó, pero me ella tenía lastima por mí, nada me ha frustrado más que eso hasta hoy en día. – ni se rían porque a los que no traigan todas las tareas ya sé que los voy a poner a hacer – la profesora había explotado en ira con todos y yo fui el detonante 
El resto del día todos obedecimos cada palabra de la profesora, yo no me pude sacar la expresión de lastima de Natalia, me sentía humillado, no pude verla a los ojos o hablarle, pasaron tres meses, había llevado todas las tareas y los exámenes eran como los de antes, de 90 y 100, el día que la profesora me entregó mi último examen dijo la nota en alto, un ´perfecto 100, con eso la profesora nos despidió, todos salimos disparados deseando llegar a casa 
- Ve que sí puede sacar buenas notas – me dijo Natalia dándome unas palmadas en el hombro. – siga así, usted es inteligente – me dio con una sonrisa y esos ojos brillantes que se cerraban un poco cuando sonreía como si sus ojos también sonrieran 
- Obvio que puedo ¿o no me conoce? – dije fingiendo un enorme ego cuando en realidad estaba cautivado por esa sonrisa y esos ojos 
Ella sonrió y se fue, camino a casa bromearon con que yo era un nerd (no tenían idea de que sí lo era o lo fui). 
El resto del año continuó casi de la misma forma, ya no me esforzaba igual, pero si lo suficiente para pasar de año, ya le había demostrado a Natalia que podía ser un genio y pasar sin la mayor dificultad el año, pero no sabía por qué quería demostrarle eso a ella, después entendí que no quería demostrar nada, quería estar a su altura, no verme inferior, pero eso menos que entendía el por qué. 

 




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