Inició el octavo año, ahora Alejandra, Brandon, Gabriel y Marisol estaban conmigo en el mismo salón, había otros de los demás séptimos, en general éramos el salón de los que recién pasaron de año, durante la primera mitad del curso no sucedió nada interesante (al menos no que yo recuerde) hasta que llegó mediados de año y con ello el cumpleaños de Alejandra y pues sucedió lo mismo, jóvenes más fiesta igual a alcohol, pero en esta fiesta yo iba diferente, había algo en mi distinto, no sabía que era, lo sentía en mi pecho, algo pequeño que me molestaba, lo ignoraba con éxito, aunque cuando estaba solo era inevitable no sentirlo, en la fiesta de Alejandra eso se sentía aún más, por alguna estúpida razón asocié esa sensación con mi culpa por sentir que manipulaba a Alejandra
Ven – le dije tomándola de la mano, todo debió verse muy romántico, yo la saqué de la fiesta para poder hablar a solas dejando el ruido de la música y las personas atrás. – sé que estoy un poco tomado, pero igual voy a decir la verdad porque siento que me está despedazando por dentro – no tenía idea de cómo se sentiría después, aunque a esa extraña sensación se le tenía que sumar los nervios y el alcohol. – primero quiero que sepa que la amo, usted me encanta y siempre lo ha hecho, desde la escuela – pude ver como sus ojos tomaban un brillo lloroso mientras hablaba. – y por eso le voy a decir esto… – tomé aire para hablar y desvié la mirada, no podía verla a los ojos y decirle la verdad, sin contar con que no tenía idea de cómo empezar. – recuerda lo que dijo María en la fiesta del año pasado – fue lo único que se me ocurrió a lo que ella extrañada asintió. – eso era verdad – noté como ella inclinó la cabeza y miró hacia el suelo. – yo le dije a él que hacer y yo la iba a llevar a usted para que lo viera, después sabiendo que yo le gustaba iba a hacer lo que hice y…
Me mintió ese día, le pedí que no lo hiciera y lo hizo – me dijo con una voz quebrantada, sentí tanta ira conmigo mismo, tanta tristeza, solo quería devolver el tiempo y no decirle nada. – ¿por qué no me dijo? – me preguntó jalando aire con fuerza por la nariz y limpiándose con el dorso de su mano, la había hecho llorar, le hice daño a la persona que más me importaba
No sé – dijo como un niño imbécil y era justo lo que era
Váyase, no se me acerque más, no me hable más – esas palabras, esa petición, habría preferido mil bofetadas a eso
Pero…
Prométame que lo va a hacer – me iba a hacer prometerlo, ella sabía lo que eso significaba para mí, mi palabra, mi regla de siempre cumplir lo que prometo, ella sabía. – hágalo – me insistió
Prometo que voy a hacer eso que usted me pidió – dije al borde del llanto mientras ella asentía y regresaba a la fiesta con la cabeza inclinada y con todos preocupados, un montón de buitres que esperaban una oportunidad como esa para estar con ella
Di media vuelta y me marché, estaba conteniendo el llanto con dificultad, un llanto de tristeza e ira mesclados, sentía eso en mi pecho mucho más grande, ahora se sentía como un vacío, algo que me faltaba. Llegué a mi casa directo a dormir sin importarme que fuesen las 6 de la tarde, lloré esa noche, de frustración, de tristeza, de ira, por ella, por el vacío que ahora sentía en mí.
Al día siguiente fui a clases con normalidad y con la misma normalidad llegué tarde, apenas ingresé en el salón casi todos se quedaron en silencio mirándome hasta que tomé asiento, ya me imaginaba que todos sabían lo que había sucedido, Alejandra estaba sentada en primera fila en una esquina rodeada por sus amigas como si fuesen la muralla de Troya, me miraban con odio, me odiaban incluso más que Alejandra. Al sonar la campana de receso no perdí tiempo e intenté ir tras Alejandra, pero sus amigas me lo impidieron, María no desaprovechó ese momento para decir que ella tenía razón, Alejandra la miró con ira, pero no dijo ni hizo nada, era verdad ¿Qué podía hacer o decir? Pero lo que pasé por alto fue que María se fue con ella, como si fuese su nueva mejor amiga, Marisol se me acercó y me dio un abrazo intentando consolarme
- ¿No tenía que decirle? – le pregunté esperando… no sé qué esperaba, a decir verdad
- No sé, por un lado, es malo lo que hizo, pero por otro lo hizo por lo que siente por ella, de todas formas, ya ella estaba de cornuda y usted solo le enseñó eso. ¿Cómo te sientes?
- Como un idiota, perdí a la que amaba, la tengo tan cerca, pero no puedo hacer nada, ella está mal por mi culpa, yo le hice eso, yo le mentí, yo manipulé las cosas y ahora ella no quiere ni verme ¿Qué hago?
- Déjela, ella está muy enojada… no está dolida, es peor, ahorita no hay nada que hacer, por favor hágame caso y no haga nada – entendía a Marisol, era mi mejor amiga, pero también era amiga de Alejandra, debía de sentirse mal por ambas partes y de seguro sabía la versión de la historia de ella
- ¿Qué dice ella?
- Está dolida, ella le pidió que no le mintiera y lo hizo descaradamente en su cara, la llevó a ver como su ex le ponía el cuerno con otra y todo para tener una oportunidad con ella, eso le duele más. Mejor vamos – me dijo tirando de mi mano obligándome a caminar tras de ella
- ¿A dónde?
- A donde sea, pero que no sea cerca de ella
Marisol intentaba mantenerme distraído, pero no funcionaba, pasé el día con ella, con Brandon, con Gabriel y otros del salón, los que no eran unos buitres que querían caer sobre Alejandra y que sus queridas amigas permitían, cada vez que ingresaba al salón clavaba mi mirada en ella, ella ni siquiera me miraba, eso me dolía, me dolía como nada, ese tipo de dolor que no se cura con nada, que cuando se siente incluso el tiempo se vuelve cómplice y empieza a andar con mayor lentitud, como si quisiera que el dolor se sintiera más, cada minuto era eterno y con cada minuto que la miraba el dolor era peor y mi odio hacia mí mismo incrementaba, el día fue una tortura, Marisol se fue conmigo a casa, me cuidaba de más a mi parecer, pero así era ella, era la más cercana a mí, ni siquiera mi familia estaba tan cerca de mi como ella
- ¿Cómo te sientes ahora? – me preguntó mientras cerraba la puerta de la casa a mis espaldas
- Como una mierda – respondí mirando el suelo
- Me imagino, pero al menos ya aprobamos el año y le aseguro que eso se le va a pasar – ella lo decía de una forma muy positiva, pero no era lo que quería escuchar, no era lo que necesitaba, no era lo que quería, solo quería a Alejandra. – no deje que eso lo consuma – no entendí a qué se refería y tampoco le pregunté
Ella siguió haciendo conversación, pero mi mente se había unido al tiempo y al dolor para torturarme, veía el momento en el que a Alejandra se le pusieron los ojos llorosos, escuchaba cuando me decía “váyase, no se me acerque más, no me hable más“ y ahora ella ni me miraba, lo peor era que prometí hacer eso, justo ese día casi rompí esa promesa, siempre he odiado eso de mí, esa estúpida regla que me puse desde niño, la regla de cumplir lo que digo, de siempre sin importar nada cumplir lo que prometo, ha servido más en mi contra que a mi favor, a veces siento que soy el único humano que tiene eso, que sabe el valor de su propia palabra, que no puede fallar a su palabra y me siento un iluso, aun así no puedo no cumplir lo que digo. Al caer la noche Marisol se fue, se negó a que la acompañara, incluso me hizo prometer que no la iba a acompañar ese día… fue bastante especifica en su petición, lo único que me podía dejar mi sentimiento de protección hacia ella… hacia cualquier mujer a la que viera como amiga en realidad, otra de las cosas curiosas que tengo que ha funcionado más en mi contra que a mi favor en mi vida, en cariñarme con una mujer y verla como a una hermana, querer cuidarla, querer que todo le salga bien, querer verla mejor que nunca siempre y siempre estar para ella… sí ya sé, en ocasiones soy un iluso y un raro.
Terminó el curso, apenas y fui los días que eran necesarios, me escapaba más de lo que nunca lo había hecho, incluso creo que hice un record, pero todo era para no ver a Alejandra, por cumplir mi promesa, de igual forma ya tenía una imagen bien grabada en mente de ella, ella al borde del llanto por mi culpa, un par de profesores hablaron conmigo, me hablaron sobre desamores y esas cosas, según entendí a las amigas de Alejandra se les fue la lengua y hablaron de más durante las clases, al final todo para decir que aunque yo no fuese el mejor estudiante sacaba buenas notas o al menos lo suficiente para pasar el curso, que no dejara eso por un desamor (en su momento no les puse mucha atención, pero tenían razón).
Al llegar las vacaciones me fui a una playa con mi familia, ahí pasamos casi todas las vacaciones, pero incluso ahí me recordaba de Alejandra, incluso ahí me sentía vacío.