Capítulo 1 – Rumbo al desastre

—Si no le dices que no estás interesado, va a seguir con esas actitudes hacia ti, Alexander.

—Alexa, por el amor de Dios, no sé cómo esa señora asumió que quiero estar con ella. ¡Tiene casi la edad de mi madre!

Alexa soltó una carcajada tan sonora que varias cabezas se giraron en el bus. Apoyó la frente en la ventana, riéndose todavía, mientras yo trataba de mantener la compostura. Para ella mi frustración era un espectáculo digno de taquilla.

Aunque, si soy honesto, una parte de mí también encontraba cómico el desastre. Sobre todo cuando Randy —sí, ese Randy— se acercaba con su sonrisa falsa y sus comentarios torpemente insinuantes hacia Alexa.

Ella odiaba estar cerca de él, pero su profesionalismo la volvía demasiado amable, y el idiota lo confundía con interés.

—Randy, no seas pesado, deja a Alexa en paz —le advertí sin apartar la mirada del pasillo.

Él sonrió, con esa suficiencia que me ponía los nervios de punta.
—Siempre está cerca de ti, parecen esposos —murmuró, con un deje de fastidio que apenas disimulaba.

—Te invitaré a la boda en cuanto ella me acepte —solté con una sonrisa que terminó en carcajada al ver a Alexa levantarme el dedo corazón sin pudor alguno.

El bus entero se llenó de risas. Alexa rodó los ojos, cruzó los brazos y se hundió en su asiento fingiendo indignación, aunque el brillo divertido en su mirada la traicionaba.

Y así era siempre con ella: una batalla constante entre mi calma y su caos.

El viaje a Las Vegas apenas comenzaba… y todavía ninguno de los dos imaginaba como iba a terminar esta fiesta de oficina.