POV. Alexa
Entre risas, el capitán me dio una vuelta y, justo entonces, vi a Alexander.
—¡Alex!
El grito debió avisarle que lo había visto y que correría hacia él, porque se preparó para abrir los brazos.
Y yo, obviamente, no iba a desaprovechar la oportunidad de que me cargaran.
—¡Perdón, perdón, perdón! —empecé a decir entre risas, con las piernas alrededor de sus caderas, intentando ver algo por encima de la gasa que llevaba en la nariz.
—Estoy bien, tranquila —murmuró con una sonrisa.
Esa sonrisa. Siempre logra hacerme sonreír, aunque no quiera.
Entonces caí en cuenta de que estaba encima de Alex. Literalmente encima.
Intenté bajarme de golpe… y, como la suerte nunca está de mi lado, terminé cayendo de culo al piso.
—Bien, ya estamos a mano, cariño —murmuré, con las orejas ardiendo de vergüenza, mientras él me ayudaba a levantarme.
—Eres un caso perdido… —dijo con resignación, aunque sus ojos reían.
—Ya que te diste cuenta, ¿podrías explicarle a Ernesto y al capitán que tu hermosa esposa no te maltrata?
—Ay, Alexa… —resopló, negando con la cabeza.
—Oficial, soy la madre de este joven y exijo una investigación formal —anunció una voz firme detrás de Alex.
—¡Mamá!
—¿Ella es tu madre? —atiné a preguntar, mirando entre los dos. Tierra, trágame.
—Qué suegra se carga, Alexa… —alcancé a escuchar murmurar a Ernesto, antes de que el capitán lo mandara a callar.
Dios… de todos los momentos vergonzosos de mi vida, tenía que conocer a mi suegra en este.