Máscaras.
No podía soportar la voz de Adam, no esa que utilizaba con el resto de las personas. Cada día que se levanta, escoge una máscara de las miles de las que tenía en su closet, la que le parecía más bonita y se la colocaba para poder así iniciar su día, todos los días de su vida.
Mis respetos por la gran manera en la que finge, el es muy bueno siendo algo que no es. Incluso yo llegué a creer que estaba equivocado, que Adam realmente era el chico más frágil del mundo hasta la clase de Primmel. Nadie puede ser así de forma genuina, a menos que sea Tho, esa chica realmente era un amor de persona, Melissa es muy afortunada de ser su pareja.
La estúpida y suave voz de Adam me volvió a sacar de mis pensamientos, aquellos en los que me había hundido para ya no escucharlo pero al parecer no funcionaron, recordándome que estaba pensando en lo odioso que se oía.
—No estoy seguro si pueda ir...—Claro que está seguro, simplemente está buscando excusas para no ir. No soporta a nadie, es ese tipo de chicos.
—No podremos irte a buscar si no nos dices ahora, Adam—Intente sonar amable y todos se comieron el cuento, excepto mi receptor, que desde aquella noche en su casa quedó claro quienes realmente somos.
No lo odio, simplemente no lo soporto. Si bien los dos somos personas que juegan con otras personas, yo no lo hago intencionalmente, me esfuerzo por interesarme en los gustos de los demás y crear amistades reales, finjo pero quiero no hacerlo algún día. Más Adam es todo lo contrario a mi, no busca empatizar o involucrarse en la vida de los demás si no le saca ningún beneficio a eso y como aquí nadie tiene mucho que ofrecerle, siempre anda solo aun cuando le invitan mil y un veces a pasar el rato con otras personas. Todos quieren estar con el, conocerlo mas y ser sus amigos pero no le abre el paso a nadie y me toca los huevos que no se den cuenta que no se den cuenta por quien andan detrás.
—Entonces supongo que no iré... Lo siento— se hundió de hombros un tanto apenado y Chris palmeo con suavidad su hombro
—Descuida, pasare por ti si a último momento cambias de opinión—El últimamente pasaba mucho tiempo con el nuevo, es literal el decir que nos ha dejado plantados por estar estudiando junto a él. ¿Y cómo no esperar algo así? El es único que le sirve a Adam, y Adam sabe cómo agradar a las personas y cómo conseguir lo que quiere. Tengo mis razones para que me caiga mal.
—Gracias, Chris—en el momento en el que el silbato del profesor Hanks sonó, la clase de deporte inicio.
—Bien muchachos, formen seis equipos de seis integrantes cada uno. Hoy jugamos vóley.—Todos nos miramos entre sí, excepto Adam, quien masajeaba el puente de su nariz con una expresión de confusión en su rostro, cabizbajo ¿La debilidad del nuevo eran los deportes?
Termine como capitán de mi equipo, conformado aparte por mis amigos, Chris y Eric, Thomas —un chico con el que nos llevábamos bien, pero con el que no había tenido la oportunidad de consolidar nuestra amistad, alto, pálido, fornido y de cabellera roja—, Sara, su novia, la cual era bastante bajita, de tez morena y con una cabellera oscura que pasaba su espalda baja y Aaron, uno con los cuales se podría decir que tenía cierta rivalidad, se esfuerza mucho por superarme aunque nunca podría hacerlo, claro está.
La idea de Hanks era que tres equipos se coloquen en una mitad de la cancha, uno al lado del otro y que los otros tres en frente, y que pasados los quince minutos como equipo rotemos hacia el lugar al lado siguiendo las agujas del reloj. El anotaría los puntos junto con Tho, que no juega porque le dan miedo los balones y el equipo que ganara tenía la oportunidad de irse antes que el resto. Lo cual me venía bien porque ir a tomarme una ducha antes del resto de las clases no me venía mal.
Habíamos rotado tres veces y solo perdido una vez cuando me percate que me faltaban dos equipos para enfrentarme a Adam, y la cara de este no parecía ser la mejor del mundo, si me tocara adivinar creo que esta perdiendo. Le entregue un punto al equipo contrario debido a mi distracción y recibir las quejas de Eric y Aaron mientras limpiaba el sudor de mi frente y hacía oídos sordos.
Nos tomamos un descanso antes de seguir jugando y nos acercamos a Melissa y a su equipo para pasar el rato mientras nos hidratamos.
—Estamos por encima de ustedes, a este paso saldremos antes que ustedes.—Issa tomo agua sonriéndonos victoriosamente, ella suele ser muy competitiva y en parte es porque le gusta quedar bien frente a su novia, quien la escuchaba fascinada.
—Están ganando gracias a ti, como equipo nosotros somos los vencedores.—me apresure a decir riendo por lo bajo
—No te creas, es la primera vez que no juego tanto. Alguien más destaca por mí, esta vez la rivalidad no es conmigo, me atrevo a decir que no igualo las energías de ese chico.— Fruncí el ceño sin entender lo que decía, Melissa con frecuencia escupía estupideces pero parecía cruzar la raya. Algo tenía su botella de agua que la hacía bajar a la tierra y hacerle entender que no era la mejor del mundo pero, ¿Qué era lo que tenía? —Justo estábamos hablando de ti, Smith.
—Ha ha, ¿Puedo saber de que?—Un Adam ruborizado subió las gradas hasta llegar a nosotros, y observando su débil aspecto físico desee tener un poco de lo que sea que se haya fumado Melissa para poderme inventar historias tan estúpidas como esas.
—Decían que eras mejor que yo jugando.
—Créeme, definitivamente lo es. Te has quedado corto, Pierce, disfruta el segundo lugar a partir de ahora. El chico domina este deporte desde los ocho años.— insistió mi amiga, incentivando a todos a creer que Adam era mejor que yo.
—Yo... yo no quiero robarle el lugar a nadie, en serio.
—Anda, no seas modesto, si eres mejor que Pierce no hay problema alguno. Ya es hora de que alguien lo destrone definitivamente en vóley. Nosotros te apoyamos—Eric, Thomas, Chris y Melissa se abrazaron con un brazo entre sí y le dieron ánimos a Adam.