Especial Halloween. El Pelota

El gato

Nian entró a su departamento cansado, había estado en otra fiesta en casa de su prometida, Wei, hija de un empresario exitoso, dueño de la empresa donde el joven había entrado a trabajar hacía 3 años atrás, allí la muchacha lo vio hacía un tiempo atrás, y había decidido que iba a ser su esposo, como todo lo que quería lo obtuvo.

El muchacho se sintió increíble cuando lo ascendieron, estaba seguro que había sido su esfuerzo de esos dos años que lo que lo llevó a ese puesto, su mejor amigo del lugar, Hougan, le dijo que todos sabían que fue por su relación con la hija del dueño, Nian se molestó y cortó relaciones con él, estaba seguro que solo fue una coincidencia, siguió con su meteórica carrera hasta que fue llegó a ser el subgerente general.

Pero ahora que se acercaba la fecha de la boda, se planteaba muchas dudas, él era de la provincia, a los 14 había perdió a su madre por cáncer, como era pobres no pudieron hacerle el tratamiento para salvarla, luego a los 18 su padre tuvo un ataque cardiaco, estuvo grave, y nuevamente por no tener dinero nada se pudo hacer por él. Por eso hacía 5 años atrás el joven tomó sus pocas cosas y decidió irse.

— Por favor no lo haga nieto — le suplicó Zufu, su abuelo — aquí vive toda su familia.

— No quiero seguir en este mugroso lugar, por no tener dinero mis padres murieron, no me pasará a mí. Este lugar está maldito, jamás volveré, y no me busquen, para mí todos están muertos.

— ¿Cómo te mantendrás cariño? — preguntó nerviosa la abuelita.

— Tengo notas sobresalientes en todo, trabajaré y estudiaré, estoy seguro que lograré mis sueños.

Y así fue, nunca les dijo dónde estaba, ni se preocupó de ellos, al comprometerse le contó a Wei sobre todo su pasado, y que no pensaba invitar a nadie de su familia.

— Así será mejor, solo nos avergonzarían, eres un ejecutivo exitoso, no un campesino — le arregló el cuello del traje y la corbata, como siempre que le parecía que estaba algo torcida.

— Entonces solo habrá invitados de tu parte — le confirmó a su novia, aunque en el fondo de su corazón él hubiera querido avisarle a su tía Yi, ella siempre lo trato como un hijo, pero si su novia decía que era mejor así, Nian lo aceptaba, no quería que ella se molestará, era tan temperamental como una niña cuando quería.

El joven pensaba en todas esas cosas cuando salió del ascensor de su edificio, al buscar sus llaves vio en su limpiapies de entrada, algo negro con blanco, primero pensó que era una pelota, pero cuando se acercó, vio que se movía.

— ¡¡¡PELOTA ERES TU!!! — el joven no podría creer lo que veía.

El felino se desperezó cuando escuchó al hombre, se sentó en sus patas traseras y se lamió una pata. Miau fue su respuesta, con esa forma tan distinta a los demás gatos, como modulando cada letra, Nian miró para todos lados, estaban a 2 días de las tierras de su familia.

"¿Cómo llegó aquí el gato de mi abuelo?"

No había nadie en el pasillo. Al animalito le decían Pelota porque una noche su abuela salió al patio en su casa, vio un bulto negro con blanco, pensó que era un balón que había dejado alguno de sus nietos, cuando lo fue a tomar se movió, el grito de la mujer mayor se escuchó en toda la casa. Así fue como el animal llegó a la familia, y se hizo inseparable de Nian y su abuelito.

— No puedo creer que este aquí, entremos, tal vez quien vino contigo me visite más tarde.

Le puso un pocillo con agua, y un tarro de atún, cuando el felino termino se sentó en las piernas del hombre que estaba en el sillón, que lo miraba contento mientras lo acariciaba, ya cuando se dio cuenta de la hora, eran casi medianoche.

— Tal vez vengan mañana domingo ¿Por qué no dejaron una nota, o te llevaron con ellos? Espero que sea la tía Yi.

Al otro día temprano apareció nadie. A media tarde como siempre llegó su prometida a verlo, al entrar pegó un gritito al ver al gato, durmiendo en un cojón al lado del balcón.

— ¿Y esa bestia? — preguntó la mujer, pálida.

— Es el gato de mi abuelo.

— Quedamos que no les avisarías de la boda — seguía pegada a la puerta de entrada.

— Tal como quédanos no me he comunicado con ellos, ayer cuando llegue en la noche Pelota me esperaba.

— Pe...lota...

Las partes negras de su pelaje parecen los cascos de una pelota de futbol — el animalito empezó a moverse al escuchar las voces.

— No quiero que este aquí, sácalo — susurró la novia, angustiada.

— ¿Por qué?

— Son sucios, traicioneros, no me gustan.

— No lo haré, pronto vendrán a buscarlo.

— Entonces salgamos, no quiero estar con esa cosa cerca.

— Te dije que estoy esperando a quien lo trajo, no puedo salir.

— Entonces nos vemos mañana en la oficina, que se lo lleven lo antes posible.

Esa tarde el joven se sentó en el piso, allí Pelota se acomodó en su regazo, ronroneaba tranquilo. Nian recordó su vida con su familia, la nostalgia que hacía mucho lo rondaba, en ese momento no lo dejó en paz.

Al otro día se levantó como siempre para ir a la oficina, le dejó comida y agua al gato, estaba nervioso ¿Y si quien vino con Pelota tuvo un accidente? Apenas pudiera preguntaría en las comisarías y hospitales.

En la oficina estaba su novia estaba esperándolo.

— ¿Por fin te deshiciste de esa cosa?

— Si te refieres Pelota, no, no fueron a buscarlo.

— Entonces llévalo a un refugio.

— No te has puesto a pensar que tal vez quien vino de mi familia con él, pudo sufrir un accidente y por eso no volvió a buscarlo.

— Eso pasa con los campesinos que vienen a la ciudad, mejor es que sigan en sus roñosas cuevas, jajajaja

— Yo vengo del campo — Nian le contestó mordiendo las palabras, a veces Wei era tan insensible.

— Tú no eres como ellos, no discutamos, hoy quiero que vamos a ver lo de la Luna de Miel, quiero ir a Paris, o Venecia, todavía no lo decido.



#1446 en Paranormal

En el texto hay: familia, gatos, dudas

Editado: 31.10.2020

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