Especial Halloween. La casa de mis bisabuelos

One Shot

En una ciudad de norte grande de Chile, para el lado de la costa, por donde está ubicado el Casino, está la casa que fue propiedad de los abuelos de mi madre, con los años solo quedaron viviendo allí dos hermanos. 

Una era Lindaura, que murió a los 80 años, era en verano, en su habitación estaban su hermana de 75, y unas sobrinas, al momento de espirar un fuerte viento azotó el lugar, moviendo los poster religiosos, y las cortinas, luego todo quedó en calma.

Debido a la muerte de mi tía abuela, quedó viviendo solo Daniel, de 70, que desarrolló demencia senil, se volvió muy huraño, por todo se enojaba, no quería ver gente extraña en la casa, con el tiempo tuvo diabetes, y por un gran descuido en su dieta, tuvieron que amputarle una pierna, lo que lo postró en una silla de ruedas.

El tío Daniel siempre se molestaba cuando había gente en la que decía que era su casa, incluso se molestaba con la gente que iba a cuidarlo, que decir de cuando se le recordaba que los dueños de ese lugar eran él y sus catorce hermanos. Se ponía como la furia personificada.

Unos meses después, debido a más complicaciones de salud, mi tío abuelo murió en su dormitorio, solo, quienes lo cuidaban estaban en el comedor, una sobrina pasó a saludarlo desde su trabajo, y descubrió que estaba muerto.

Ya sin nadie que viviera allí los herederos decidieron vender la casa, pero por una u otra cosa no se ha podido vender todavía, además de que pasan cosas muy extrañas cuando uno está dentro.

En lo personal me pasó que una vez que tuve que ir a buscar unas cosas allí, cuando trate de abrir el ante jardín no pude.

— Tío Daniel, por favor, solo quiero sacar los banquillos que le prestó  mi abuelola, no me llevaré nada de sus cosas.

Logre entrar, pero me pasó lo mismo con la cerradura de la puerta de entrada.

— Tío Daniel, le insisto, solo me llevaré los 3 banquillos de plástico, nada más, serán máximo 5 minutos.

Entre, saque las cosas y las deje en la calle, deje cerradas las puertas sin problemas.

Pero no solo a mí, me han pasado situaciones extrañas en esa casa. En mi familia nos turnábamos para ir a limpiar la casa, una vez le tocó a mi mamá, cuando entró lo primero que hizo fue abrir la ventana de la pieza del tío Daniel, se dio la vuelta por el patio para amarrarla mientras limpiaba y que el polvo no se acumulará, pero cada vez que estaba por tomar la ventana, está se cerraba, incluso cuando le puso un palo para mantenerla abierta, dos veces más se cerró.

Al final mi mamá ventiló las demás habitaciones, solo limpio esa pieza. Dos años después de la muerte de mi tío abuelo, mi prima vino de visita desde el sur, de Concepción, a ver a su familia en Calama, con sus hijos de 18, 14 y 10 años, todos varones, aprovechó el viaje y bajaron a estar  a Antofagasta, para que los niños pudieran ir algunos días a la playa, su esposo trabajaba en la minería, y por su turno no pudo acompañarlos.

Aprovechando que el padre no estaría con ellos, Cris, el hijo mayor, que había pedido permiso a su papá para poder traer a su novia, Noemi, quien se negó, pero a pesar de eso, él trajo a la muchacha de todas maneras, con la complicidad de su madre, mi prima.

Para que no pagarán un hotel, se le pasó la llave de la casa donde murió el tío Daniel, por unos días todo iba bien, los niños se repartieron los dormitorios, mi prima se acomodó con la novia de su hijo, y como la habitación de mi tío era pequeña, allí guardaron las maletas.

Un día todos quisieron ir a la playa, menos Noemi, que prefirió quedarse en la casa a ver televisión, la dejaron con llave para que nadie la molestará, ya que a nadie le dijeron que ella estaba con ellos.

Cuando volvieron a las 4 horas, encontraron a la muchacha en el pasillo que daba a los dormitorios, sentada en el piso cubierta totalmente por una manta, sollozando.

— ¿Qué te pasó? — preguntó Cris, que miró a las ventanas que daban al patío, pensando que pudieron entrar a robar por el patio.

—  El... el... un anciano... —  contestó Noemi, algo más tranquila.

— ¿Qué anciano? — consultó mi prima mirando a todos lados.

— Al rato que ustedes se fueron, sentí ruido en la habitación donde dejamos las maletas, me asustes pensando que era un ladrón que había entrado por el patio, llegue hasta el pasillo y vi salir de allí a un hombre muy mayor, me miró enojado, pensé que me gritaría, me asuste tanto que me senté en el piso y me tape. Un momento después pasó a mi lado, se dirigió a la cocina, lo escuche hurgando entre los platos y ollas, me quede aquí, luego de un rato los sonidos pararon.

Buscaron por todos lados de la casa, pero todo estaba en su lugar, al preguntarle más datos del hombre mayor que vio, mi prima le entró una sospecha, buscó y le mostró una foto del tío Daniel.

— Es él, es él — gritó la muchacha aterrada al ver esos ojos mirarla desde la imagen —  ¿Quién es?

Cuando le dijeron que era el antiguo dueño de la casa, que había muerto hacía dos años atrás en la habitación de donde ella lo vio salir, Noemi no quiso quedarse ni un minuto más, se fue a un hotel, mientras mi prima y los niños se quedaron unos días más en la casa mientras arreglaban todo para volver a su hogar.

Al día de hoy han pasado 10 años desde que mi tío Daniel murió, la casa sigue a la venta, pero por una u otra razón nunca se concreta el negocio. Mi mamá cree que es el tío Daniel que sigue desde el más allá cuidando su hogar. 

Lo que les relato es totalmente cierto, no he inventado ninguna de las situaciones que se han vivido allí, solo he cambiado algunos nombres, todo lo demás, doy mi palabra es verdad.

FIN



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En el texto hay: misterio, real, hechoreal

Editado: 31.10.2021

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