Especiales

El caballero celeste: mi mejor amiga

En una aldea del país de Elmm, unos niños se encontraban jugando entre el bosque. La niña, que estaba corriendo mientras el niño estaba detrás de ella, gritaba – nunca me has de alcanzar, ya que soy mejor que tú – el niño – tan sólo espera y veras, cuando te alcance veremos quien es mejor que el otro – y este la siguió hasta terminar cansado y, al llegar a un campo, este se recostó.

La niña, viéndolo así, se le acercó y dijo – veo que es cómodo también poder acostarse un momento – y se recostó cerca a él. En el instante que los dos estaban viendo las nubes que pasaban, ella dijo – dime, ¿Qué quieres hacer cuando crezcas? – el niño – para serte sincero, no tengo nada en mente – la niña- ¿estás seguro?, no te interesara tal vez algo como ser un caballero, comerciante, alguien importante o quizás – suavemente – casarte – el niño – tal vez sería bueno seguir de esta manera, no veo nada de malo. Además de eso, no puedo decir que sienta las ganas de tener que convertirme en alguien grande en el futuro, me basta con poder seguir de esta manera por siempre – la niña – creo que tus ambiciones son muy pequeñas – el niño – eso no me importa en lo absoluto – y luego se levantaron y se dirigieron de regreso a sus casas.

Al día siguiente, como ya era de costumbre, se dirigieron a jugar después de haber terminado con su labor del día. Mientras se encontraba escalando entre los arboles y tratando de conseguir peces con sus manos, el día se les estaba pasando muy rápidamente. En eso, sin darse cuenta, ese día terminaron llegando un poco más lejos de lo habitual. Mientras se encontraban cerca al arroyo, no se dieron cuenta que había alguien que los estaba siguiendo desde ya hace un rato.

Al detenerse para comer algo, la niña se sentó mientras el niño sacaba un recipiente donde traía su comida. Ella, que le gruño su estómago, dijo con una sonrisa – dime ¿qué has traído para comer? – el niño – solamente un poco de frijol volteado y unos chuchitos – la niña – que bien, me puedes dar unos a mí – el niño – ¿pero no traes tu propia comida? – la niña – bueno, me gusta mucho más tu comida y por eso no traje nada – el niño – no digas eso, lo que pasa es que sólo se te olvido tu comida y ahora quieres comer de la mía – la niña – la razón no importa, entonces que dices – el niño – está bien, pero la próxima vez te toca a ti – la niña – ¡Sí! – y se sentaron los dos a comer.

Mientras comían, los dos mantuvieron una conversación y se seguían riendo mucho. El niño, que la miro y luego dijo – te agradezco por ser mi amiga – la niña, con una gran sonrisa, respondió – no te preocupes, aunque sigas siendo un completo tonto que nunca tendrá amigos, yo no te he de abandonar – a lo cual el niño contestó – tienes razón, serás mi mejor amiga en todo el mundo y nunca habrá nadie más que le diga esto – o eso era lo que creían.

Durante el regreso a casa, fue que al fin esta persona se les presento delante de los dos y les dijo – esperen un momento niños, creo que pueden venir aquí por un momento, les prometo que será divertido, además les puedo mostrar algo increíble – la niña – ¡¿en serio?! – el hombre – claro que sí – pero el niño no le convencía por lo que le dijo – será mejor que nos vayamos de aquí, debemos de regresar rápido – la niña – pero... pero el dijo que nos mostraría algo increíble – el niño – no sé, pero no me gusta la idea, así que por favor vámonos – y la tomo del brazo, la niña, sonriendo, respondió – está bien, pero con una condición – el niño – ¿Cuál? – la niña – me has de tener que llevar – el niño, un poco desconcertado – pero... es que... – la niña – sino puedes, entonces tendré que ir con el señor a ver que es lo que tiene que mostrarnos – el niño – ya, está bien, te voy a llevar pero nos vamos ya – la niña – trato hecho – y así el niño cargo a la niña.

El hombre, al ver esto, dijo – no creo que se los vaya a permitir – y lanzo una clase de bola negra de sus manos hacia ellos, esta, al tocar el suelo, hizo una gran explosión y los mando a volar. El niño, levantándose con la niña en su espalda, comenzó a correr. La niña, que estaba bien, dijo – no puedo creer que nos haya atacado, voy acabar con ese señor, sólo espera y veras – el niño – será mejor que nos vayamos – la niña - ¡¡¡NO!!!, bájame y yo le he de enseñar modales a ese señor – el niño – no lo haré – la niña – hazme caso y bájame ahora – y otra explosión vino detrás de ellos.

El niño tratando den o caer ni dejar que este los alcanzara, siguió corriendo sin detenerse para pada y levantándose cada vez que eran tirados a causa de las explosiones. La niña, en el momento en que el señor dijo – ya es tiempo de dejar de jugar – y lanzar otro más poderoso que los anteriores, sintió como el niño la lanzo a un lado y se quedo enfrente de ella para recibir ese ataque y evitar que ella se lastimara.

La niña, pensando – por favor no lo hagas – levanto la mano y una luz blanca cubrió el lugar dejando de esta manera al señor tirado e inconsciente. En ese instante, cuando el niño abrió los ojos y vio que todo estaba bien, se dirigió rápidamente a levantar a la niña que estaba tirada y sin fuerzas. El niño, preocupado, dijo – vamos, dime si estas bien – la niña – no te preocupes, estoy totalmente bien, sólo me encuentro un poco cansada – el niño – no te esfuerces, te voy a llevar – y rápidamente la subió en su espalda. Mientras iba de regreso, se termino encontrando con unos Viol. Esto les parecía algo malo, si los Viol los veían, definitivamente sería su fin.

El niño, escondiéndose entre los arbustos, pensaba – ojalá que se vayan muy pronto, sino no podre defendernos a los dos. Pero... pero... – miró a la niña – no puedo dejar que algo le pase – la bajo y la recostó en ese lugar. La niña, al darse cuenta de eso, dijo – dime ¿Qué piensas hacer? – el niño – no podemos quedarnos así, si lo hacemos tendremos graves problemas. Así que yo he de ser la carnada, en cuanto a ti, en el momento que sientas que puedas caminar, ve al pueblo – la niña – no lo hagas, por favor, sé que alguien vendrá u nos ayudará – el niño – yo también lo creo – la niña – entonces – el niño – pero para que nos encuentren vivos o, por lo menos, estés bien, he de hacer tiempo para que ellos puedan venir en nuestra ayuda – y salió corriendo mientras gritaba – ¡Vengan por mí! – y así empezó a desviarlos de ese lugar.



#9323 en Fantasía

En el texto hay: especiales

Editado: 22.05.2021

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