La luz tenue de la mañana se colaba por las cortinas mientras Gwen despertaba lentamente, abrazada a la almohada y con una suave sonrisa aún dibujada en el rostro. No había pasado nada más allá del beso de anoche y esa despedida silenciosa antes de ir cada uno a su cuarto… pero para ella, ese pequeño gesto había sido suficiente.
Se desperezó con calma, disfrutando la tibieza del nuevo día, cuando escuchó pasos apresurados en el pasillo. Se incorporó, aún algo adormilada, y al asomarse por la puerta, vio a Jayden colocándose la chaqueta a toda prisa, con el cabello algo despeinado y el ceño ligeramente fruncido.
—¿A dónde vas con tanta prisa tan temprano? —preguntó Gwen.
Jayden se giró, aún abrochándose la cremallera.
—Acaban de confirmarme un evento —respondió con una chispa de emoción y urgencia—. Es una buena fecha, en una discoteca grande. Tengo que aprovechar esta oportunidad. Voy por la máscara y a prepararme.
Gwen lo observó en silencio unos segundos. No era solo entusiasmo lo que veía en sus ojos… también había algo de duda, tal vez nervios. Pero sobre todo, determinación.
Ella asintió, sin detenerlo.
—Está bien ve. Pero ten cuidado y no te olvides de regresar.
Jayden le sonrió antes de desaparecer por la puerta. Y en ese instante, Gwen supo que cada paso de él, por lejos que fuera, siempre dejaba una parte volviendo hacia ella.
Se acercó, le dio un beso rápido y sincero, y con una última mirada llena de significado, salió de la habitación.
Gwen se quedó en la cama, con el corazón latiendo acelerado y una sensación extraña en el pecho. Sabía que las cosas estaban a punto de cambiar, aunque aún no sabía cómo.
—¡Gweeen! ¿Estás lista? —gritó Victoria desde la puerta unos minutos después, entrando sin anunciarse como de costumbre.
Gwen, aún con el cabello algo desordenado y en pijama, salió del cuarto en busca de una taza de té.
—Buenos días para ti también —dijo con una sonrisa.
—Tengo noticias —anunció Victoria con emoción, agitando su celular—. ¡DJ Specter toca esta noche! Va a ser épico. Y no me mires así, porque obvio que vas a venir conmigo.
Gwen se quedó congelada por un segundo. Victoria seguía sin saber quién era DJ Specter, y mucho menos lo que había pasado en las últimas 24 horas.
—Vas a venir conmigo—insistió su amiga.
—Sí esta bien…,voy contigo —respondió Gwen, dudosa al principio, pero sabiendo que no podía escapar del asunto por mucho más tiempo.
Victoria entrecerró los ojos con curiosidad.
—¿Y tú qué tienes? Te noto rara… ¿estás ocultando algo?
Gwen dejó la taza en la encimera, cruzó los brazos y suspiró.
—Se llama Jayden —dijo, con una media sonrisa.
Victoria alzó las cejas, divertida.
—¿El chico misterioso?
—Sí. Y… —Gwen dudó un segundo—. Lo besé anoche.
Victoria soltó un chillido de sorpresa.
—¡¿QUÉ?! ¿Lo besaste? ¿estás loca? ¡Por favor, necesito que me cuentes, ahora!
—No fue planeado, simplemente pasó. Fue... lindo —dijo Gwen, sonrojándose un poco—. Y no sé qué significa todavía.
—Oh, Gwen... eso ya suena serio. Entonces—agregó Victoria, señalando con dramatismo—. Esta noche lo quiero conocer.
Victoria se dejó caer en el sillón con una sonrisa aún dibujada en el rostro, mientras Gwen recogía su taza de té vacía.
Gwen la miró con una expresión ambigua.
—No creo que él pueda ir —dijo con cautela.
Victoria frunció el ceño.
—¿Y por qué no? ¿Qué, tiene algo más importante que una noche increíble con nosotras?
Gwen se sentó junto a ella y bajó un poco la voz, como si temiera que alguien más pudiera escuchar.
—Es complicado. Él… está metido en un problema. Por eso se está escondiendo. Yo... le presté para que pudiera mantenerse a salvo por un tiempo. Por eso está aquí.
Victoria abrió la boca, sorprendida, pero no dijo nada.
—Sé que suena raro. Ni yo misma entiendo cómo me involucré tanto, tan rápido. Pero lo vi herido, solo… y no pude darle la espalda. Me necesitaba.
—¿Y ahora? —preguntó Victoria, más seria—. ¿Qué pasa ahora contigo y él?
Gwen respiró hondo, jugando con la manga de su suéter.
—No lo sé. Pero el beso de anoche me hizo sentir que él también lo sintió. No fue solo impulso. Fue... real.
Victoria la observó en silencio por unos segundos, con una mezcla de escepticismo y ternura.
—Bueno, cuando estés lista para presentármelo oficialmente, yo estaré aquí. Pero si ese chico te hace daño, Gwen, no me importa… lo voy a patear.
—Bueno apurate—dijo Victoria caminando hacia la puerta—. ¡Muévete o llegaremos tarde y me va a tocar otra vez limpiar los acuarios!
Gwen se rió mientras se colgaba la mochila al hombro.
—Ya voy, drama queen.
Salieron apresuradas, bajando las escaleras del edificio
Cuando llegó al hotel, Gwen fue directo al vestuario. Mientras se cambiaba el uniforme, marcó de nuevo a Jayden. Él atendió al segundo timbre.
—¿Hola? —respondió él, su voz ronca como si recién despertara.
—Hola tú —dijo Gwen con una sonrisa—. Solo quería avisarte que esta noche voy a ir a verte.
—No, Gwen —respondió él de inmediato, serio—. No deberías. No es buena idea. Puede ser peligroso.
—Jayden… no me hagas esto. Sabes que quiero estar ahí. No quiero que pases por esto solo.
—Precisamente porque no quiero que estés en medio. Es diferente cuando yo corro el riesgo. Pero tú...
—¿Y tú crees que no me importa? ¿Que puedo quedarme tranquila sabiendo que vas a estar solo frente a toda esa gente? —su tono subió ligeramente, entre frustración y preocupación.
—Gwen, yo solo...
—Yo también quiero protegerte, ¿vale? —lo interrumpió—. No eres el único al que le importa el otro.
Hubo un momento de silencio.
—De acuerdo. Pero con una condición.
—¿Cuál?
—Cuando yo esté en la tarima, quiero que no te alejes demasiado y que yo pueda verte. No me gusta la idea de que estés tan expuesta. Y no quiero que te quedes hasta tarde.