Espejo negro

capitulo 4

Pasó la segunda mitad del 2015, por motivos ajenos decidí abandonar mi carrera de  ingeniería, me quedé en casa sin hacer absolutamente nada. Las imágenes de aquella  vez regresaron a mi mente y no me dejaban en paz. En muchas ocasiones pasaba  noches enteras sin dormir. Enfermé de anemia, mi cara se puso pálida y mis ojeras  se notaban mucho más, en otras palabras, parecía un oso panda. 

Otro año que llegó: El 2016. Parecía que iba a ser un buen año para mí, los  primeros meses me quedé en casa, leía libros de ciencias y presenté nuevamente el  examen de admisión en la misma universidad, pero esta vez en idiomas. Sería pan  comido ya que tenía bases en diferentes lenguas.  

En julio llegó el resultado, fui admitida y por fin cursaría mi carrera soñada. En  agosto de ese año inicié mis estudios, conocí amistades que hasta hoy son de las  mejores. Chicos con el mismo desorden mental que yo, chicos con los que me sentía  cómoda y comprendida, similar a mis amigos del teatro. Gracias a eso, pude olvidar  nuevamente aquella experiencia aterradora, tenía más tiempo libre y podía volver al  instituto para seguir participando en las obras de teatro. 

Al regresar, todos corrieron para abrazarme, me sentí aliviada y como nueva. Lloraba  de la felicidad al saber que todo estaba volviendo a la normalidad. Aquella pesadilla  se había ido y me sentía fuerte para seguir adelante. Todo iba tan bien hasta el 2017,  año igual de bueno, pero con mayor actividad paranormal.  

En abril de ese mismo año, teníamos preparada una puesta en escena en un famoso  teatro de la ciudad. El proyecto era liderado por Franklin, se trataba de una  adaptación musical de “Romeo y Julieta”. Como yo no tenía un papel en la obra, me  encargué de la escenografía y el vestuario de mis compañeros. Recuerdo que ese dia,  los chicos salieron hacia el auditorio y yo me quedé en el instituto recogiendo algunas  cosas para llevarlas más tarde. 

Por un momento sentí que alguien me observaba, mi cuerpo me advertía que estaba  en peligro. Rápidamente recogí las cosas y salí del instituto antes de verme atrapada  como aquella vez cuando buscaba el traje para Ana Cristina. Aunque para esa época había superado un poco mi encuentro con ese ente oscuro, no quería vivir esa  experiencia por segunda vez. 

Al salir del instituto me tranquilicé, por raro que parezca, la luz del sol era como un  escudo protector de aquello que nos acechaba. Pensaba en que si permanecía en  contacto con la luz del día estaría protegida de todo mal y no volvería a ver nada  extraño al menos por un tiempo. 

Minutos más tarde, el profe Armando regresó por mí. Subí al auto y partimos al  teatro. Estando en el lugar le conté a mis compañeros lo que sentí en el instituto.  Cuando terminé de hablar, ellos comenzaron a compartir sus experiencias a solas.  Definitivamente, había que hacer algo al respecto o las manifestaciones se harían más fuertes de lo que se estaban haciendo.

 —Bien, hablamos de esto más tarde — Dijo Franklin —debemos concentrarnos en  nuestro trabajo. Lo más importante ahora es sacar adelante nuestra presentación.  

Ese día todo había quedado de maravilla hasta la tarde que regresamos al instituto. Como era costumbre comer y ver una película después de presentarnos. En aquel  entonces estaba de moda una película cómica y decidimos verla. Los profesores  llevaron palomitas y todo tipo de golosinas y refrescos. 

Cuando se acabó la película, todos salimos del instituto. El profe Julio fue el último  ya que él tenía las llaves, pero antes de cerrar la puerta sintió que alguien había tocado  su espalda. 

—¡Carajo! —gritaba repetidas veces mientras se alejaba de la puerta lleno de miedo. 

Los gritos del profesor captaron la atención de mi grupo y velozmente regresamos a  ver qué pasaba. Al llegar, encontramos al profesor tirado en el piso con la casa llega  de rasguños. El pobre hombre temblaba y miraba al techo —¡Salgan de aquí!  

Los chicos lo ayudaron a ponerse de pie y lo llevaron a la salida. En ese momento todos allí no dejaban de asombrarse y preguntarse qué había pasado. “El Brayan”  propuso contratar a un vidente.  

—Yo conocí a una joven en Bogotá que hace este tipo de cosas — comentó Efraín —El problema es que no se si pueda viajar.  

—Qué tal si reunimos dinero entre todos y le pagamos el viaje — dijo Osvaldo.  —Bien, entonces ¿cuándo le digo que venga? — preguntó Ef.  

—Lo más pronto posible, hay algo maligno es este lugar y pensar que no quise  escucharlos — Intervino el profesor. 

En ese momento sentí que las cosas iban a mejorar al escuchar al profe decir eso. En  realidad, era algo positivo ya que contaríamos con su apoyo, además, que los  rasguños en rostro eran suficiente evidencia para mostrarlo al día siguiente ante los  demás en el instituto. Pasada una hora nos separamos y cada quien regresó a casa.  A la mañana siguiente a eso de las nueve, estábamos de regreso para dar inicio a la  reunión y tocar el tema de las manifestaciones.  

El profesor esperó a que todos estuviésemos presentes en el salón blanco para  comenzar la reunión. Los profesores y algunos estudiantes de los otros clubes estaban  allí también por petición de nosotros con el propósito de que ellos también supieran  lo que pasaba en el teatro, ellos también podían ser víctimas de lo que no acechaba  al interior del instituto. 

Los chicos de ciencias estaban perturbados ya que no podían encontrarle una  explicación razonable a lo que estaba pasando en ese entonces. El profesor intentó  calmar a todos en aquel salón, pero a pesar de su esfuerzo no era posible ya que el  ambiente se sentía muy pesado. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.