Espejos De Blasfemia.

Uno.

Agosto, 2007.

El auto de pálido color andaba por la carretera con calma. Después de una tarde lluviosa, Mis padres y mi hermana viajábamos de vuelta a casa. Con una sonrisa en el rostro mi madre nos miraba posadas en el asiento de atrás. Dos niñas de idéntica apariencia; Ojos expresivos y color azul cielo, cabello negro como la noche y la tez de un color pálido pero aun así con rosadas mejillas.
Yo soy Hazel y ella Hannah.
Mi madre miraba por el espejo del copiloto la carretera mojada y mi padre con la mirada atenta al frente saco un cigarrillo de repente. ― Sabes que no me gusta eso ― Bufo mi madre con una mueca en la cara ― Apágalo
Papa sin ningún gesto en la cara y sin mirarla siguió fumando ― Oscar, ¡Apágalo! ― Insistió subiendo de tono
― No me grites ― Dijo en tono de advertencia
― Hace daño para las niñas ― Contesto.
― No, estoy sacando el humo por la ventana. Ellas estan bien.
Mi madre cansada de insistir, dio un golpe con la mano cerrada en el tablero y trato de asustar a papá, pero me asuste yo. Hice un gesto de disgusto y gire a mirar Hannah que estaba sin ninguna expresión en el rostro, Hannah estaba atenta entrelazando los dedos en el cabello de su muñeca. Ella se limito a poner atención y se encogió de hombros, gire a ver a mis padres y estos ya estaban forcejeando mientras que el auto iba de un lado a otro sin control, me estaba asustando cada vez más, entonces cubrí mis ojos con mis pequeñas manos, aun forcejeaban y el auto soltó un chillido, de pronto, destape mis ojos y un auto se acercaba con velocidad frente a nosotros ― ¡Mama! ― Fue lo único que pude gritar, mi madre giro a verme y  después al frente, mi padre quiso dar vuelta, pero la carretera mojada lo hizo derrapar, ya era tarde, el auto nos había golpeado con tanta fuerza que dio un salto después de dar varias vueltas, Hannah salió volando y como si fuese una muñeca de trapo azoto con fuerza en el suelo de la carretera mojada, mi madre fue directo a golpearse la cabeza con el parabrisas, mi padre se había atorado la pierna con la puerta trabada, con gran fuerza mi cabeza azotó en el parabrisas, y salí disparada fuera del auto. Así, sin previo aviso cerré los ojos sin poderlos abrir
Cuando volvi abrirlos mi familia estaba incompleta y rota, Mi hermana Hannah había muerto de traumatismo cerebral.
Lo que nadie sabe es que nunca deje de ver a Hannah, ella nunca se fue porque aun la miro en el espejo y quiere que le ayude a salir de ahí.




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