Espera, ¡este es el Final! [libro #2]

7 días, 175 horas y 46 minutos


Capitulo 8

7 días, 175 horas y 46 minutos han pasado desde mi despedida con Ashton, pero quien las cuentas.

Me remuevo en mi cama que ha sido mi salvación durante ese tiempo, no he salido por lo más mínimo, lloraba cada noche que pasaba. Pero lo estaba superando. Yo quería esto, quería un cierre con él y yo me iba a ir. Me decía siempre eso. Cada vez que me sentía del asco. Me repetía esa frase.

"Te iras dentro de dos meses"

Aunque eso no hacía que doliera menos, era un salvavidas.

Mis noches se basaban en comer helado con Camyl y llorar por dos hombres a quienes le partimos el corazón. Solo le había contado lo superficial que Ashton y yo hablamos y dejamos las cosas claras. Nada de Verónica ni nada de nadie.

La mirada de acusación de Camyl no la quería ver, si le llegará a decir que me acosté con alguien que tiene novia.

En este punto solo necesitaba hablar con alguien desahogarme un poco y la única persona con quien podía hacerlo y odiaba solo un poco se encontraba a pocos metros de mi casa. Taylor. Porque siempre me tocará hablar con él... y que además hay un asunto que quisiera conversar con él y se llama Camyl. Ambos se mueren por volver, pero ninguno lo admite.

Salgo de la cama hecha un desastre necesitaba salir de esta mini cueva.

Terminó de arreglarme un poco ajusto mi vestido floreado con una chaqueta de Jean y zapatos deportivos.

Bajo las escaleras hasta llegar a la sala donde la mirada a causante de mi madre se hace presente con sus dos manos en su cintura. Miro de reojo a Gabriel que está sentando en el sillón.

 No me digas que esto - solté terminado de bajar  es una reunión familiar.

Su rostro se endureció.

 No.

 ¿Entonces?

 Saldremos.

Caminé confundida hasta ella que guardaba cosas en su bolso.

 Mamá no puedo salir con ustedes  digo como si nada.

 Y a ti quien te dijo que venias con nosotros.

 Una daga en el pecho, fuera dolido menos.  resople ante tan magníficas palabras de mi madre.

 Por cierto. Tú no vas a salir. - dijo ella firme.

─ ¿Por qué?

 Tienes...

-─ Mamá por favor - digo interrumpiéndola  no volveré tarde. Te lo aseguró.

Ella niega con cabeza.

 Déjame hablar mujer.

Ruedo los ojos

─ Tienes que cuidar a Gabriel.

 ¿Por qué?

─ Es tu hermano.

─ Si, pero porque no lo cuida la abuela.

─ ¿Yo que? - dijo la abuela saliendo de la cocina.

Ella se posiciona al lado de mamá.

─ Porque ella saldrá conmigo... ─ contraatacó mi madre.

 Pues llévatelo, es tu hijo... y tu nieto - lo último dije mirando a la abuela que me sonríe.

La mirada de mamá no reflejo nada solo que tiene una hija bien pendeja.

 Adiós.

Ambas giraron hacia la salida.

 Mamá- digo deteniéndolas  llévatelo, yo saldré.

Ella suspiró de mala gana  Iremos al hospital tu abuela tiene un chequeo habitual, es tu hermano llevado a donde vayas.

Quedé viendo a mi hermano, y solo sentí cuando la puerta se abre y se cierra en cuestión de segundos. El cuerpo de mi hermano se encontraba aun el sofá su pantalón corto y camiseta metida en él con zapatos perfectamente limpios. Carajo mi hermano viste mejor que yo. Su vista se posiciona en mí.

 ¿A dónde iremos? - preguntó con entusiasmó.

 Si no le cuentas a mi mamá te daré lo que deseas.

Sus ojos se iluminaron como estrellas ─ Xbox One y soporte Xbox 360

Yo pensaba en un helado.

 Me conformó con eso.

Río hacía mis adentros y nos marchamos al garaje para sacar a mi hermoso bebé.

Con cada paso que daba desde que había salido de la casa, sentía los pasos de alguien atrás de mí. Estaba sola con mi hermano pequeño hiendo a un garaje atrás de la casa, dónde no se oye nada. Y que probablemente… nadie nos escuches.

Pego a mi hermano a mi cuerpo cuando llegamos al garaje, ni loca voy a permitir que me roben u otra cosa peor. Cuando siento el aliento de aquel hombre muy cerca giro mi cuerpo con el puño en mi mano que se lo posicionó en la nariz del maldito pervertido.

La sangre rodaba por su cara, y carajos creo que me pase.

 Jules, soy yo - dijo Ian con sus manos pegada a su nariz que no paraba de sangrar.

La risa de mi hermano se fundió en el lugar, este si era mi hermano. Tapó mi boca con mis manos en señal de que mierda hice.

Me apresuró a llegar a él que está tendido en el suelo. tomó su cabeza entre mis manos.

 Ian lo siento - fue lo único que puede pronunciar esto era divertido, pero al mismo tiempo estaba cagada del susto.

Por dios le había roto la nariz a alguien podía morir de hemorragia.

* Por dios nadie muere de una nariz partida *

* Pues para Google si* ... ahora cállate vocecita.

****

Los ojos de Ian me miraban y no sé, si me quiere ver muerta. Sus manos sostenían una bolsa de hielo en su nariz que estaba muy morada, pero la sangre había parado.

Trago saliva y me acomodo en el mesón de la cocina sin quitarle la vista.

─ ¿Quién en su sano juicio asustaría alguien así?

─ Pues lo tienes parado justo frente a ti.

Lo miro entre ojos  ¿Qué quieres?

Él quita la bolsa de su nariz, su cara roja como un tomate, reprimí algunas risitas al verlo.

─ Quiero invitarte a una fiesta

 Estas demente...



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En el texto hay: humor, recuentro de amor, risa y comedia

Editado: 28.09.2020

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