Capítulo 9
Dos cosas.
Ir.
O no ir.
Miro la dirección en mi teléfono, una cosa si tenía en mente Ian era rico. Su casa estaba en el mejor barrio de la ciudad por así decirlo, vivía a pocos metros de la casa de Aaron. Un vecindario que no toda la gente se da el lujo de costear.
"Mi padre ni siquiera sabe mi fecha de cumpleaños"
Verónica lo dijo, él día que nos conocimos, y debo de suponer que cumple el mismo día. Se lo que se siente eso, y no quiero que pase por eso, pero si voy...
Ashton.
Repito ese nombre en mi cabeza. Sé que no ira, pero no puedo ir a una fiesta del hermano de la novia de él. No eso suena mal. Muy mal.
Respiro profundamente.
Es por Ashton o porque no quiero ver a Verónica. Ambas cosas son completamente verdaderas, pero si Ashton no está de pronto ella no esté. Y una buena fiesta es lo que me falta para dejar a un lado este humor tan pesado que cargo.
Divertirme, bailar, reír, ver a Ian... Ver a Ian si claro. Verlo. Porque ese chico era tan inquietante y fastidioso. Y difícilmente puedo sacarlo de mi cabeza, pero me resultaba misterioso, egocéntrico, divertido, sarcástico, buen partido, lindo, hermoso, bello, varonil... waoo, waoo. Que te está pasando Jules Larson.
No queremos otro drama como el de Aaron y Ashton.
Y muchos menos con el hermano de la novia de Ashton.
No. Eso no está en mis planes.
Caigo de espalda sobre mi cama, mirando hacia el techo. Pensando en los pros y los en contra de ir a la fiesta.
Pro.
Ian.
En contra.
Ashton.
Y había alguien que no iría a esa fiesta. así que había más cosas buenas que en contra.
Miro mi teléfono.
7:00 p.m.
Hora de la fiesta: 10:00 p.m.
Tenía poco tiempo para alistarme, así que manos a la obra.
Luego de saquear el armario por fin encontré algo acorde, pero no tan acorde a la situación. Quería verme arreglada, pero no mucho. El vestido entallado a mi cuerpo en una silueta simple y algo elegante no mucho para ir una fiesta de cumpleaños, arreglo mi cabello que alise un poco y estoy lista.
─ Ya sabes lo que opino de las fiestas ─ me reprendió Gabriel cuando bajé, reprimí mi risa.
─ Divierte cariño ─ comento mi abuela en una sonrisa.
Mis padres estaban en su cita habitual algo que agradecí, Fred no me hubiera dejado ir sola.
Tomo camino hacia la casa de Ian, su casa se quedaba corta a comparación de la de Aaron, la visualicé a unos metros antes de llegar completamente, los autos que se encontraban enfrente de su casa no me dejaban pasar así que opté en dejarlo un poco apartado de la casa y caminar hasta llegar a su casa.
La entrada se encontraba llena de chicos acaba de mudarse y conoce a tanta gente, entro sin duda. Y pude apreciarla mejor, su casa era hermosa, algo nuevo y de un estilo moderno la gran mayoría de la gente se encontraba en el jardín que daba a una gran piscina que estaba adornada. La música estaba a un volumen moderado que se podía disfrutar.
Mi vista viaja por todo el lugar y queda paraliza cuando lo ve, su cuerpo se encontraba de pie enfrente a la mesa de billar con un vaso de cerveza en la mano.
Quede sin palabras al verlo, relucía ante todo y eso que no estaba por así decirlo con la mejor ropa, su camiseta negra holgada y unos vaqueros del mismo color, su cabello rebelde que caía delante de su frente y aun así relucía entre todos.
Sus pasos fueron lentos hasta llegar a donde estaba yo.
─ ¿Qué? - dije ante la mirada de acusación de él.
─ ¿Qué de qué?
─ ¿Pues qué de que o qué?
─ ¿Pues qué de que o que de qué?...
Mordió su labio inferior y agoto el poco espacio que teníamos cuando se acercó a tal punto de rozar nuestros cuerpos.
─ Pues que de que - dijo hablando lentamente ─ o que de que - miro mis hombros desnudos ─ que estas muy hermosa.
A veces no podía entender nuestra estupidez o a veces no lo podía entender a él.
Suspire antes de responderle.
─ Pues feliz cumpleaños - dije un tanto dramática. Él sonrió
─ Te traje un regalo.
─ Quiero ver eso.
─ ¡A mí!
El tosió ante mis palabras y yo reaccioné a lo que dije que inmediatamente corregí.
─ N-no - no quise decir eso ─ me disculpé un tanto nerviosa.
─ El regalo es que vine, no que yo sea tuya o algo por el estilo.
Carajos mátame diosito aquí mismo y sepúltame.
─ Entiendo Jules - dijo relajado.
─ Pero si te traje algo.
─ Pensé que tú eras mi regalo - soltó con lujuria ─ bueno tu presencia es mi regalo ─ corrigió.
─ Por eso fue que me traje un lazo de envoltura sin eso no estaría completo el regalo.
La posicione en mi cabeza modelando.
Su risa se perdía en la gran casa llena de ruido. Su boca se acercó a mi oído.
─ En mis 24 años eres el mejor regaló que he recibido.
Me aparto de él no mucho solo quedando a unos centímetros separados.
─ Entonces este será el segundo.
Saco una caja pequeña de mi mini bolso envuelta en papel de regaló. Él la toma sin problema y la abre de inmediato su sonrisa se agrandó.
─ ¡Es un condón! - dije entre burlas ─ sé que suena raro y mucho después de que te dijera que yo era tu regalo, pero es para que no te reproduzca esta noche y no tengamos a más Ian en el mundo.
El volvió a estar en mi oído.
─ Retiro lo dicho... esto se ha convertido en el mejor regalo. ─ sus labios los pego aún más en mi oído a tal punto de rozarlos ─ Nadie se había preocupado tanto por mí. Lo beso y luego separó