Capítulo 24
Ashton.
La jaqueca estaba en su punto máximo, mi cabeza iba a explotar en cualquiera momento.
Me recuestó en el sofá de la sala, luego de que el famoso comprador se echó para atrás todo se fue por el caño, mi padre quiere que me quedé más tiempo, dice que me hará bien, pero sé por qué lo dice y no.
Jules no me hará bien en ningún sentido, como una persona que debilita todo lo que soy puede hacerme bien, con ella todo es complicado, me hace sentir tan estúpido y tan fácil de manejar que no me hace bien.
Por tal razón no volveré a esa casa, prefiero quedarme con Verónica y soportar al idiota de Ian...aunque últimamente no lo había visto seguido en el apartamento. Y solo por una persona. Jules Larson, no era algo que me importará y con lo bien que me llevó con Ian de su boca no ha salido nada.
Pero con lo que me ha contado su nuevo mejor amigo Taylor... han salido estas dos últimas semanas y no son más que amigos.
Que bajo has caído Jules.
Me retuerzo en mi cabeza pensando en todo lo que le dije a Verónica de ella, me odio por no decirle la verdad, me odió tanto en hacerla quedar como la mala, cuando todos sabemos que fue por mi culpa que lo hizo, pero soy tan cobarde en admitirlo y en no hacerme daño... Pero Jules carajos me hiciste tanto daño que no logró ver más allá de eso, algo que Verónica no hará.
Ella podía tener ese efecto en mí, ella me calmaba y me hace sentir tan seguro algo que con Jules no puedo sentir.
Los ruidos que hace Ian me hacen quitar mis manos de la cabeza y enfocarme en él, que trae unas cajas con micrófonos y cualquier tipo de sonido.
—¿Qué haces? — preguntó sin sonar tan obvio.
Él me mira como si no le importara lo que acabó de decir.
— ¿Y tú que haces aquí? — responde a mi pregunta con otra pregunta y es tan irritable.
Que le ve Jules a este idiota, el dinero será.
—Vivo aquí — digo como si nada...
— Lo sé Ashton... solo que haces aquí, a mi parecer ibas a salir con Verónica está noche.
Me acomodó sentándome en el sofá — Lo sé, pero no me siento muy bien.
— Pues siéntate bien y lárgate.
Y se acabó nuestra conversación decente.
— Mira Ian, sé que es tu casa y no quiero incomodar, pero esta vez no te daré el gusto. — respondí con firmeza, algo que le disgustó a Ian.
— No me darás el gusto a mi - siguió mi mirada — si no a Jules.
Su mención hizo que me quedará estático, Jules vendrá... nooooo, ella no puede verme aquí, aunque muera por verla no es correcto. Amo a Verónica no puedo dejarme caer, tan bien que estábamos estas dos últimas semana que no la he visto.
Me paró con brusquedad y me dirigí hacía él — Me iré... Feliz.
— Mucho — respondió.
El timbre sonó y no esto no puede estar pasado solo rezó a los dioses de las locas que no sea ella.
Verónica baja con su habitual sonrisa.
— Están sordos — dice dirigiéndose a la puerta y abriéndola.
Las risas de los tres chicos hicieron eco en la casa...
— Veronicaaaaaa — Taylor alargó la palabra con sensualidad, solo escuchó la risa de ella y el golpe de dolor que le produce el golpe de Camyl.
Ian no se movía al igual que yo... él esperaba que hiciera algo y lo iba hacer.
— Por favor chicos pasen — la amabilidad de Verónica era algo de admirar.
Todos pasaron y quedaron estáticos al vernos... mi vista pasa a Camyl que en esta en los brazos de Taylor que no sabe qué hacer, me había invitado a salir, pero no quise y míralo a aquí está. Lo mataré luego.
Y lentamente pasó mi vista hacía ella, que está en silenció observándome, como hace para hacerme sentir así con tan solo verla. Su cabello recogido en una coleta alta desordenada y por dios su falda a la altura de su muslo con su top negro que hace juego con su chaqueta roja... puede verse tan sexy y tan dulce al mismo tiempo.
— Cariño — la voz de Ian me saca de mi trance y lo que me pone más inquietante son sus labios en ella.
Todos los observaban, no iba a soportar esto y más cuando ella lo aceptó y lo recibió con un beso más apasionado.
— Verónica nos podemos ir — afirme hacia ella que no logra disimular su desgarrado.
— ¿Por qué?... pensé que te sentías mal.
— Pues ahora me siento bien.
Ella no respondió y se dirigió hacia Jules.
— ¿Que harán?... que están todos.
— Un karaoke — respondió Jules al instante.
No puedo descifrar la reacción de Verónica cuando le conté prácticamente la mitad de la verdad. Solo dijo:
Ian también tiene sus demonios y no somos nadie para interponernos entre ellos... y si lo fuéramos no podemos. Se quieren y no me meteré.
— ¿Qué? — Verónica golpea a Ian que hace una mueca de dolor fingida. — Sabes que amo el karaoke tanto como amo la pizza, — ella lo miro con ojitos — es nuestro idioma ... ¿por qué no me dijiste nada?
— Lo sé, lo sé — se excusa con rapidez — pero ya no soy tu prioridad él me mira — él lo es ahora y pensé que iban a salir.
Su mano recorre el brazo izquierdo de Jules y atrapa su mano aún con la mirada en mí.
— Eres un maldito Ian — Verónica volvió a golpear a Ian — eres mi hermano siempre los serás... y déjame decirte Jules — la miró — Ian y yo somos los mejores en Karaoke... así que prepárate.
Jules sonríe al instante y su sonrisa es la más bella que he visto: dulce y sensual.
— Eso lo veremos - contraatacó Jules.
— Somos tres parejas hagamos una competencia — mencionó Camyl, con algo de picardía.
— ¡Eso! — la emoción de Verónica se ve chocando los cinco con Camyl.
Da miedo cuando Camyl se le ocurre algo y no iba a participar en esto.
— Odio cantar Verónica... lo sabes — digo sin emoción alguna.
Ella camina hasta mí con sensualidad — cariño, ambos sabemos que no es cierto... y por favor no me quites esto.