Espera, ¡este es el Final! [libro #2]

Un final.

Capítulo 30

Ashton.

Puedes parar.

Puedes irte.

Puedes salir.

Puedes devolverte.

Y salir con alguna excusa.

Froto mis ojos con mano izquierda y con la derecha tomó el volante del auto.

Como carajos la voy a mirar a los ojos después de todo.

Miro de reojo el último mensaje en mi teléfono.

Podemos encontrarnos hoy - V.

Aunque quería dar media vuelta y no ir a la dichosa cita, ella merecía más respuesta de las que le di, merece mucho más de lo que le ofrecí.

Verónica se había ido a San Francisco, después de todo lo que la hice pasar. Era lo de menos que podía hacer, irse y alejarse de toda mi mierda. Hace tres días llegó y dijo que quería hablar conmigo, en este punto yo también necesitaba hablar con ella y arreglar nuestra situación.

Ponerle un alto.

Ponerle un final.

Pongo el GPS del auto a la dirección que envió hace unos minutos. No sé si estoy preparado para esto, pero estoy seguro que será un cierre para mí.

Estacionó en el lugar que me indica el GPS. Como siempre un lugar que ella frecuenta siempre los de su estatus social. La ciudad de Atlanta es bella en todo su esplendor, tienes sus estados verdes y como todo, sus lugares de lujos y este no era su excepción.

El restaurante era amplio, llamativo y lujoso de esos que se ven en la Tv y que nunca pensaste en ir por qué no te alcanzaría ni para el agua.

Visualizó la mano de Verónica que me saluda con entusiasmo, sin pensarlo voy hacía ella que se encontraba en una mesa para dos afuera del lugar.

Aún tenía ese toque de pensar en mí, odiaba comer adentro de esos lugares, siempre elegía comer afuera.

—Hola — saluda cuando llegó a la mesa.

— Hola —le devuelvo el saludo en un beso en la mejilla algo que le disgustó.

Verónica se caracteriza por su sencillez y eso la vuelve hermosa en todos los sentidos, pero hoy estaba demasiado arreglada y no que sea fea ni nada... estaba muy hermosa demasiado diría yo.

Su rostro tenía el maquillaje justo, natural y suave acorde a su piel, joder su cuerpo era una escultura que llevaba un vestido azul como su segunda piel y su cabello suelto lacio con las puntas enrolladas en rizos algo natural en ella, que la hacía lucir impecable. Su tono natural era como el de Ian castaño azabache y en las puntas se podía observar eso... aunque no me molestaba que fuera rubia, eso la complementaba... era perfecta.

Se sonrojo cuando ve que la estoy detallando, que arregla un mechón de cabello y lo dirige hacía atrás de su oreja.

— Te ves linda — dije matando el silencio incomodo — siempre te vez así.

Su sonrisa era amplia y delicada.

Me enamoré de ella como un idiota.

Solo había un problema.

No era Jules.

— Gracias — respondió con timidez. —tú también te vez bien.

Río con Ironía.

— Por favor Verónica —dije gracioso — unos pantalones negros y una camiseta azul oscuro no es el atuendo para este sitio.

— Para mí estas perfecto.

Carajo cuanto me odio.

Pienso recordando todo lo que diré y se me arruga el pecho de pensar que le hare daño.

— Vero..

—Ashton — me interrumpió y siguió hablando — Te extraño demasiado... - toma mi mano. — regresemos... ¿Sí?

Saco con delicadeza mi mano y su rostro se endurece.

— También te extraño Vero — le cambia el rostro cuando no lo digo — eres muy buena amiga. — y volvió su cara de endurecida de hace algunos minutos.

— No era tu amiga Ashton, soy tu novia.

— Era — corrijo.

No quería hacerle daño con mis palabras, pero así era yo. Se que le duele que le diga, pero ya no somos nada.

— Podemos arreglarlo — dijo esta vez con lágrimas en los ojos.

— Verónica...

— Es por Jules — vuelve a interrumpirme.

Está chica no me va a dejar hablar

— Si es por ella, sabe que está con Ian. — dijo de nuevo.

— Lo sé — digo molestándome — no me lo tienes que recordar.

— ¿Porque te quieres meter con alguien así?

— Quien dijo que quiero.

Verónica se recompone y vuelve a tomarme la mano. — Entonces vuelve conmigo.

— Tampoco quiero. — dije sin vacilar.

Hasta este momento creo que ya fui cordial, necesito darle un giro a esta historia y enfocar lo verdaderamente importante.

Yo necesitó sanar.

Y ninguna de estas dos locas me ayudan.

Verónica puede ser feliz sin mí.

Y Jules puede ser feliz con Ian o con cualquiera que se le dé la gana.

Las lágrimas de Verónica volvieron mojando su rostro, pero el maquillaje no se le corría... vaya la maquilladora es excelente.

Ashton sensible ven a mí.

—A veces la solución no es irse, sino cambiar la forma de quedarse. – dice con lagrimas

—Mereces a alguien que al final del día te diga: Que eres la única persona en la que piensan — tome su rostro — yo no soy esa persona.

—Qué clase de persona, te dice que te quiere y luego te dejar ir así como sí nada.

Pues yo soy esa persona.

Y odio ser esa persona, que no puede estar contigo.

Me repito todo el tiempo eso en mi casa.

¿Cómo hago para decirle de la mejor forma, que esto es un adiós definitivo?... vuelvo a mirarla.

—Verónica — tomo su mano está vez su mirada recae en mí y su mano se vuelve temblorosa — Eres la persona más genial que conozco, la más sencilla, la chica que me salvó del abismo en que estaba... — tome un silencio.

— ¿Pero? — dijo ella cuando lo tomé.

— No soy el chico para ti y tú no eres la chica para mí.

Su mano saltó de inmediato a mi mejilla.

Lo merecía.

Merezco mucho más que una.

— Soy todo eso para ti, pero aun así no soy lo suficiente para ti.

— No Verónica — corregí al instante — entiende que yo no soy suficiente para ti, nunca lo he sido y nunca lo seré.



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En el texto hay: humor, recuentro de amor, risa y comedia

Editado: 28.09.2020

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