Antes de que vayan a leer el último capítulo quiero aclarar que este final fue el que siempre quise desde que Jules abrió y respiro por primera vez en el primer libro. Siempre pensé en hacer dos, pero no pensé que lo hiciera realidad.
Llore me frustre y reí como nunca con estos últimos capítulos. Así que espero que ustedes hayan tenidos sentimientos así.
Ya Alle deja leer por favor.
Sin más pues vayan a leerlo.
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A pocas palabras de terminarse esta bella historia.
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Están preparadas.
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¿Seguro que lo están?
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Nah mentira... Vayan a leerlo.
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Capítulo 40
Jules.
Este era el final.
Lo sentía en cada paso que daba hasta llegar a su habitación.
Suspiró con fuerza porque la verdad necesitaba mucha para enfrentarlo y decirle todo lo que siento.
Desde que lo vi bajarse de su auto, pensé que era una ilusión del momento, pero cuando Verónica mencionó su nombre mi pecho brinco de felicidad. Él estaba aquí, pero que rápido se apagó porque no era por mí.
Él sabía que todo estaba perdido y jamás se le paso por la mente en venir a buscarme.
Dejo de llorar cuando estoy a punto de tocar su puerta. Es ahora o nunca.
Tres toques se hacen presente al igual que su voz.
— Pasa Verónica — dice sin mirarme.
— No soy Verónica.
Mi voz lo hace temblar, su cuerpo se encontraba en el colchón de aire que estaba sobre el piso. Sus pies brincaron al verme al igual que mi pecho que saltaba de su lugar.
—Jules — susurra con delicadeza.
Esos ojos verdes esmeralda que me mataron la primera vez que lo vi los estoy viendo justo ahora en este momento. Se podía ver que había estado llorando por lo rojos que están.
El silencio se mantuvo en el lugar como un domo alrededor de dos cuerpos inertes que no saben qué hacer.
Sin pensarlo estoy enfrente de él con mi mano alzada que la estampó en su mejilla. Su mano derecha la lleva hasta ella.
— Lo merecía — dice.
— Y también esto.
Pego mis labios contra los suyos siento como su cuerpo se contraje de inmediato y duda en moverlos a mi ritmo. Pero yo no, lo deseaba tanto. Deseaba esos labios grueso delicados que tenía, que los saboreó con delicia y pasión.
Era yo quién tenía el control de esta situación y me encantaba tenerlo.
Me separó de él que aún no entendía nada de lo que había hecho.
— El golpe fue por mentirme acerca de Verónica — dije firme — y el beso es porque quise dártelo.
Una sonrisa a media se hace presente cuando digo lo último, pero estoy molesta por lo primero.
Cruzo mis brazos esperando una repuesta de su parte, Ashton lo entiende de inmediato.
— No tengo palabras que valgan una disculpa — menciona sincero— pero si quiero que me perdones por todo.
Su respiración se agitó.
— Solo dime una — le ruego casi en lágrimas necesitaba entender por qué lo hizo.
El traga grueso antes de hablar.
— Porqué fui un maldito cobarde Jules — su cuerpo se aleja caminando por toda la habitación — Y sigo siendo un cobarde. Te perdí por miedo, te hice daño para que te alejaras de mi para que no volvieras a entrar a mi vida, pero fracase como siempre lo he hecho, nunca te iras de mi corazón y tampoco quiero sacarte de él.
Las lágrimas se estaban empeñado en salir, pero no quería. Había llorado demasiado y él hacía que todos mis sentimientos se confundieran. Aun podía tener ese efecto loco en mí.
— Supongo que nunca te pusiste a pensar en cómo me sentía yo — digo con melancolía.
— Jules siempre lo pensé — los ojos de Ashton ya tenían esas lagrimas que yo no quería que salieran de mi parte — una parte de mi corazón se partía cada vez hacia algo estúpido.
— Me hacías daño. — es lo único que digo.
— Te quiero hacer de todo, menos daño —respondió con un beso que no me esperé de su parte.
Ahora era él quien estaba manejando la situación a su antojo los movía a su ritmo no dude y lo atraje más hacía mí deseándolo cada vez más.
— Perdóname — dice contra mi boca.
Sus manos eran suaves al contacto de mi piel que quemaba pidiendo a gritos que me tocará.