Espera, ¡esto es Guerra!

Solo jugo y gano.

Capítulo 37

Jules.

Quería ser ruda, dura. No llorar frente a él y no lo iba hacer, no le iba a dar el gusto de verme así.

─ ¿Que más quiere de mi Ashton? ─ inquiero ─ Ya ganaste.

─ Puedes dejar que te explique - habló acercándose a mí, pero yo me alejaba cada vez que él lo hacía.

─ Oí y vi lo que tenía que ver Ashton - dije firme ─ púdrete.

Con eso bastó para que saliera de esta estúpida situación. Volví a correr hacia la carretera sus pasó no cesaban atrás de mí. El auto de Taylor frena, me miró confundido, miro hacia atrás, él estaba alcanzándome. Sin pensarlo subo al auto.

─ ¿Puedes sacarme de aquí? ─ solté sin míralo ─ Por favor.

─ Jules - el grito de Ashton fue desgarrador.

Tenía rabia en mí, no quería escucharlo. Solo no quería. Le había contado sólo a él.

Él era el único que sabía.

Taylor arranco el auto sin decir nada, solo agradezco que lo hubiera hecho.

─ ¿A dónde? - dijo Taylor matando el silencio.

─ Seville. -

─ ¿Quién carajos viven en Seville?

Me detengo en él.

─ Keti ─ dije serio.

Su rostro se confunde.

─ ¿Quién es Keti?

─ Que ti importa ─ solté furiosa.

Taylor voltea los ojos soltando un suspiro.

─ Vi el mensaje - dijo finalmente.

─ Que también quieres que te consiga drogas.

Taylor negó con la cabeza.

─ Ashton te ama Jules ... Jamás te haría eso.

─ Pues lo hizo.

─ Jules...

─ Era su maldito número Taylor - hable interrumpiéndolo.

─ Puede tener una explicación.

Niego con la cabeza.

─ Losé - dije sin ánimo ─ y de verdad quiero creer que él no fue. ─ me detengo en Taylor su mirada se enfoca en mi ─ Él era el único que sabía, se lo había dicho después de tener sexo ─solté.

Taylor ahogó un grito.

─ ¿Cómo explicas eso? - dije seria ─ ni Camyl sabía... Solo él.

─ Ashton....

─ Taylor vuelves a mencionarlo de nuevo y juro que me tiro del maldito auto. -

─ Solo digo que Ash...

─ Dilo otra vez y mi muerte quedará en tu conciencia.

─ Vamos a demorar 3 malditas hora para llegar a Seville lo sabes verdad.

Asentí con la cabeza.

─ Losé - dije enfocando mi vista en la carretera.

La ciudad la dejábamos atrás, me recuesto en el asiento viendo como dejamos atrás miles de árboles. Agradecí que Taylor no dijera nada más. El teléfono no paraba de sonar solo con un nombre en la pantalla, no lo pensé y lanzó el teléfono a miles de millas atrás. Vuelvo a acomodarme. Taylor seguía sin decir nada. Ashton no es para estúpido como creí, jugó la mejor broma de todos los tiempos. Debería de aplaudirlo.

Pienso en cada maldita cosa que pasó entre nosotros. La rabia hacía que las lágrimas no brotaran.

─ Déjame aquí - dije firme.

Taylor lo dudo, pero paro.

─ ¿Que paso?

─ ¡Me bajo aquí!

─ Estás loca - dijo sin creerlo ─ no puedes quedarte a la mitad de la nada ... me matarían si supiera que lo hice.

Río sin gracia, mis manos las sostenía en la puerta del auto.

─ ¿Quién Ashton? - dije con ironía.

Taylor negó.

─ Camyl... Ella me matara si supiera que te deje a mitad de la nada

Quede en silencio.

─ ¿Se lo dirás? ─ dije pensando en Ashton. Taylor supo de inmediato de quien hablaba.

─ No... Ten mi palabra que no le diré dónde estás.

Suelto un suspiro y asiento con la cabeza para que sigan manejando.

─ Sigue derecho y cruza en la estatal 34.

Taylor no dijo nada y siguió el camino que le había indicado.

─ ¿Quién carajos vive en ese remolque?

─ Mi abuela.

─ Tu abuela tienen un Cadillac. ─ dice emocionado.

─ Era de mi abuelo ─ dije con voz apagada, hace 7 años que había muerto y la abuela se había mudado hasta aquí, solo para no recordarlo en nuestra casa.

Taylor aparco enfrente de su casa.

─ Quiero conocer a tu abuela - habló entusiasmado.

─ Pues te quedaras con las ganas. Porque no lo harás ─ dije saliendo de su Jeep.

Sus ojos se abrieron.

─ Ni estando triste dejas de ser una maldita.

Le muestro mi dedo del medio por la ventana, su sonrisa fingida se posiciono en su rostro encendiendo el auto.

─ Taylor ─ hable atrayendo su atención, su mirada se posó en mi ─ Gracias ─ dije.

Sus dientes blancos se formaron en una sonrisa de sorprendido.

─ Vaya la gran Jules Larson ─ dijo entusiasmado ─ me está agradeciendo.

Sonrió hacia dentro.

─ Ahora lárgate ─ dije seria.

─ Y la Jules Larson buena gente ya se fue.

─ No le dirás ─ dije tragando saliva.

Taylor negó y con eso bastó para que se fuera.

Solté un suspiro y me dirigí hacia el remolque de la abuela, era algo a lo hippie de los ochenta amaba estar aquí, la amaba a ella y la odiaba por haberme dejado. la puerta se abrió sin yo haberla tocada. El cabello dorado con canas blancas de mi abuela se hizo presente a mi vista, mi estatura la herede fue de ella. Éramos chiquitas, pero peligrosas.

─ Abuela ─ dije emocionada ─ sus brazos me sostuvieron en un abrazo prolongado.

─ Mi pequeña ─ dijo casi llorando ─ ¿qué haces por aquí?

Mi abuela me hizo pasar, su casa era igual a una cafetería de los ochentas. Ya sé porque mi gusto clásico en música y la ropa.

─ Vine a escapar al igual que tu - dije sentándome en el mueble rosado con franjas azules era el único que tenía.

─ Cariño aun con eso ─ dijo seria

─ Sabes que tu nieto ya nació ─ dije confrontándola.

Mi abuela asintió quedando en silencio, después de una pelea con mi madre jamás volvieron hacer las misma.

─ Espero que vayas al menos a mi entierro... cuando me suicide ─ hable molesta.

─ JULES. ─ grito asustándome ─ vuelves a decir algo así y te daré tus buenos golpes.




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