Espera, ¡esto es Guerra!

¡Guerra!

Capitulo 42

 

Una semana después.

Inhalo y exhalo, es en lo único que hago mientras muerdo mi lápiz, pensar en ideas nuevas no era tan fácil como pensaba. Veo aquella hoja de papel y la tinta del lápiz con una sola palabra que acabo de escribir.

¡Guerra!

Lo releo una vez más, sostenido en mis manos, al instante la hago pedazos y lo tiró a la basura. No, esto no es una guerra, es mucho más que eso, es solo una cucharada de su propia medicina, iba a darles una lección a esos idiotas. Sus bromas ya habían llegado a un nivel en el cual habían colmado mi poca paciencia.

Intentó anotar ideas que llegan, ideas no muy buenas, pero como un rayo fugaz unas cruzaron mi mente, tan únicas como solo yo las podía idear, o mejor dicho sola una que marcaría una gran diferencia.

Miro Camyl que está al lado mío, viendo todo lo que había diseñado para mi broma, su rostro estaba pálido.

─ ¿De verdad quieres hacer eso Jules? ─ dijo un poco asustada.

─ Solo estoy haciendo lo mismo que ellos Camyl.

Camyl trago saliva.

─ Vas a destruirlos con eso... ─ dijo seria ─ Es algo perverso. Lo sabes.

Suspire derrotada.

─ Lo sé ─ dije mirándola ─ porque crees que lo estoy haciendo.

Miro a Camyl que tiene muchas dudas y no la culpaba esto iba hacer la comidilla de la ciudad incluso de los lugares mas escondidos de ella se iba hablar de los Cranston y de los Jones. Ellos me lo habían hecho y ahora era mi turno de devolverles ese favor.

─ Camyl dijiste que me ayudarías ¿te estas arrepintiendo?

─ Claro que no ... solo digo.

─ No digas nada entonces ─ dije completando su frase.

Camyl no dijo nada y siguió viendo cada detalle de lo que iba hacer.

─ ¿Dónde carajos conseguiste toda esa información? ─ dijo parándose.

Mi sonrisa creció había durado prácticamente una semana planeando todo, y por fin todo el trabajo que había hecho iba a dar frutos.

─ Tenía mis sospechas de algunas cosas, pero Aaron me facilito todo cuando me dio su teléfono aquel día que vi la conversación de él y Ashton ─ dije mirándola.

─ Eso no fue lo único que vi.

─ Diablos Jules, si ellos no te matan lo hará tu mamá.

La verdad que ni una pizca de remordimiento iba a sentir, y la verdad a estas alturas muy poco me importa lo que piense mi madre.

Es aquí donde la historia comienza, el cómo una idea pequeña, o mejor dicho una gran idea, me iba a llevar a extremos ¡MUY! pero muy malos, pero no me importan las consecuencias, si esta broma me iba a llevar a esos extremos iba a recibirlos con los brazos abiertos. Estaba decido la iba hacer. Iba hace la broma de año.

Esta guerra la había empezado, y yo iba a terminarla.

Miro a Camyl por última vez. Hoy era nuestra graduación, los dioses de arriban escucharon las plegarias de mi madre. Así que, si me iba a graduar, aunque los últimos días no había asistido a la escuela. En mi mente solo estaba un propósito. Acabar con esta estúpida guerra. Los rumores aún estaban vigentes, para toda la ciudad. Soy una drogadicta y una vendedora. Así que eso me animo a seguir mi plan.

─ Hora de irnos chicas ─ la voz de mi madre no saca de nuestro trance.

Después de una semana sin vivir con mi madre, decidí volver, mi abuela no vendría a mi gradación y era algo que agradecía, no quería que me viera hacer algo que estaba mal a los ojos de muchos, pero para los ojos de mucho lo que me hicieron a mí no fue malo.

─ ¿Esta lista? preguntó Camyl arreglando mi birrete.

Mi risa nerviosa salió.

─ No.

Camyl se le escapa un suspiro de nerviosidad yo estaba igual que ella.

─ Te ves hermosa Jules ─ dijo con sonrisa.

─ Al igual que tu… Siempre lo has sido.

Nuestras togas de color morado con amarillo eran horrendas, pero ambas lucíamos bellas.

Bajamos rápido antes de gritaran nuevamente, mi madre no aguanta la felicidad al igual que Fred.

─ Están hermosas - dijo con entusiasmó, su vestido azul rey le quedaba justo después del embarazo le quedo una buena figura y Fred él se veía demasiado guapo.

─ Esto merece una foto ─ dijo mi madre en busca de la cámara.

─ ¡Mama por favor no!

Miro a Camyl que no aguanta la risa.

─ Porque no nos arreglamos en tu casa ─ resople molesta, Camyl niega con los hombros y vuelve hacia mi madre que viene con la cámara en las manos.

─ Aquí estoy ─ dijo mi madre con la cámara ─ Foto… digan wiski.

─ Wiski ─ dijimos al mismo tiempo.

─ Ahora si ─ dijo Fred con Gabriel en brazos ─ debemos irnos.

El abrazo de mi madre no envuelve.

─ Estoy tan orgullosa de las dos ─ dijo en una sonrisa amplia, su cuerpo se separó saliendo de la casa.

Ambas salimos.

─ Pronto no lo estará ─ dijo Camyl cerca de mi oído

La miro de reojo.

─ Tú cállate ─ dije con una sonrisa.

*****

El trayecto fue demasiado corto, había mucha gente en el salón principal de la escuela, Camyl se había ido con sus padres y no podía visualizar a los dos canallas.

─ Por favor a sus lugares ─ grito la maestra de ceremonia ─ empezaremos dentro de diez minutos.

Suelto todo el aire que tengo en mi sistema, todos empezaron a entrar y luego de diez minutos la ceremonia había empezado.

Después de recibir mis diplomas y demás papeles era la hora y el momento justo toda una semana planeándolo.

Miro hacia el director.

─ Ahora unas palabras de nuestra mejor estudiante. Jules Larson ─ dijo el director todos los asistentes aplaudieron de forma hipócrita ninguno quería que diera el discurso, pero señores y señores aquí estoy.

Miro a Camyl que sale como lo habíamos planeado, subo al estrado y empiezo a dar mi discurso motivacional.

─ Hoy les doy a mi compañeros - empiezo a dar mi discurso ─ dos regalos duraderos: Raíces y alas. Raíces para que sepan y no olviden nunca quiénes son, y de dónde vienen, a qué familia, historia, pueblo e instituto pertenecen; y alas para que, apoyándose en esas raíces, puedan volar. Raíces que dan firmeza y entidad, y alas que permitan volar libremente, pero con rumbo y con sentido.




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