Espera Por MÍ ➸ Kookmin

ÚNICA PARTE

Las sirenas de la ambulancia se oían cerca, había sangre, mucha sangre, estaba asustado, no comprendía nada, la gente se veía amontonada al rededor de lo que parecía ser un accidente. Y entonces lo vi, él estaba tendido en el suelo, mis piernas se movieron solas y llegué a su lado.

—¡Jimin! Amor, por favor no me dejes, no cierres los ojos.

—J-Jungkook, te amo—su voz tan débil me rompió en mil pedazos.

—Jimin, resiste, la ambulancia está en camino—no, esto no estaba sucediendo, tenía que ser una alucinación.

De repente todo a mi al rededor se tornó negro y la imagen de Jimin se desvaneció.

—Jungkook, despierta.

—¡Jimin!—abrí los ojos de golpe y él estaba a mi lado sosteniendo uno de mis brazos—Amor, ¿estás bien?, en serio eres tú, eres real.

—Tranquilo, sólo fue una pesadilla, estoy bien, estoy aquí.

—¿Una pesadilla?—entonces solo había sido eso—Se veía tan real, en serio, fue horrible.

—Oh bebé, no llores—no me di cuenta cuándo las lágrimas empezaron a caer, pero mi rostro estaba empapado.

—Te perdía, Jimin, te desvaneciste en mis brazos.

—Ya no pienses en eso, mejor bajemos a desayunar, te preparé lo que más te gusta—Jimin limpió mis lágrimas y dejó un beso en mi frente.

Dejé de llorar y me olvidé por un momento de la pesadilla, fue entonces que percibí el aroma de mi desayuno favorito.

—¡Panqueques!

—A veces eres tan infantil, Kookie.

No iba a negarlo, tenía un niño interior como cualquiera, solo que a veces salía sin permiso, pero sabía que a Jimin le gustaba que me comportará así.

Me lavé la cara y seguí el dulce aroma por las escaleras hasta la cocina, mi adorado esposo estaba colocando un plato en medio de la mesa y sirviendo los panqueques, también había una jarra con jugo de fresa.

Me senté a su lado y empezamos a comer. Un deleite para el paladar.

—Está delicioso Jiminnie.

—Lo sé, lo preparé yo.

—Que creído eres.

—Te encanta que sea así.

—Ajá—sí, bueno, eso tampoco podía negarlo.

El día transcurrió con normalidad, pero no dejé de pensar en aquella pesadilla, se veía muy real, no quería perder a Jimin, no sé que haría sin él, sin el amor de mi vida, y pensar en que no estaría a mi lado, me destrozaba el alma. Estuve un poco paranoico en el trabajo, así que apenas llegamos a casa, me tranquilicé, solo no podía dejar de darle una y mil vueltas al asunto.

—Jungkook, en qué tanto piensas—Jimin estaba sentado en su silla de escritorio y yo en la mía, teníamos una oficina en casa donde trabajábamos cuando dejábamos la empresa.

—En nada amor—mi voz no sonó para nada convincente.

—Te conozco, dime qué pasa.

—No dejo de pensar en la pesadilla.

—¿Te asustaste mucho?—y cómo no, estaba seguro que no se trataba solo de una simple pesadilla.

—Por supuesto que sí, verte de esa forma, fue muy doloroso—fue más que doloroso.

—Pero fue solo una pesadilla, no te voy a dejar, estaré siempre a tu lado—desearía que así fuera.

—Me lo prometes.

—Sí, te lo prometo.

Ambos nos fundimos en un beso dulce, lleno de sentimientos, decidimos dejar el trabajo por esa noche, fuimos a nuestra habitación y nos dejamos caer rendidos en nuestra cama, envolviéndolo en mis brazos, nos quedamos dormidos en instantes. Al día siguiente teníamos que ir a trabajar, un día nuevo y que no quería que siguiera su curso.

—Jungkook, Kook... ¡Jungkook!

—¡Qué!—mierda, mi corazón dolía.

—Vamos a llegar tarde al trabajo, levántate.

—Me asustaste, creí que algo te había pasado—jodido infierno, esa pesadilla no me iba a dejar en paz.

—Es que tienes el sueño muy pesado, llevo tratando de levantarte desde hace media hora. Creí que nunca despertarías.

—Con un beso hubiese bastado.

—Hice más que eso y nada.

—¿A qué te refieres?

—Fíjate tu mismo.

—¡Mierda, Jimin! Ahora me demoraré más.

—Oh, claro que no, sal de la cama ahora, te espero abajo.

Antes de que Jimin saliera de la habitación, lo tomé de la muñeca y lo giré, pegándolo a mi cuerpo, provocando un pequeño grito de sorpresa de su parte. De un solo movimiento, lo cargué, con mis manos en su bien formado trasero, sus piernas se enrollaron en mi cintura, lo pegué contra la pared y colocó sus manos en mis hombros.

—¡Qué haces! ¡Bájame!

—No bebé, te encargarás del problema que tengo ahí abajo, el cual tú provocaste.

—Bájame, Jungkook.

Comencé a besar su cuello, luego a morderlo, dejando pequeñas marcas.

—K-Kook, para...

—¿Qué es este nuevo aroma?

—Vainilla con coco.

—Delicioso—y continué succionando su suave y blanquecina piel.

Un pequeño roce entre nuestros miembros logró excitarme más. Quería a Jimin en ese momento, pero el tiempo no estaba a mi favor.

—B-basta, llegaremos tarde.—Jimin se apartó—Dejémoslo para la noche.

—Esta bien, pero qué hago con esto-señalé mi dolorosa erección.

—Jungkook, date un baño, y bajas a tomar desayuno.

—Jimin, solo...

—Ya hablé, que calenturiento eres.

—¡Es tu culpa!

—Tu eres el que no se despertaba.

—Y terminaste despertando otra cosa.

—Contigo no se puede.

—Esta bien, bajo en un rato.

Me di un baño de agua fría que no logró ayudarme por lo que mi mano fue mi único consuelo. Diez minutos después estaba seco y cambiado, un poco frustrado sí, pero feliz cuando el aroma del café inundó mis fosas nasales, y los huevos revueltos se veían exquisitos.

—Huele delicioso amor.

—Creo que las clases sirvieron de algo, siempre estás diciendo que el aroma y el sabor son bueno.

—Porque lo son, cocinas delicioso, ¿qué haría sin ti?

—Lo mismo me pregunto yo.

—¿Que harías sin mí?

—No, ¿qué harías tú sin mí?

—Y así dices amarme.

—Es broma, amor, te amo más que a nadie.

—Yo también te amo, demasiado.

Y justamente por ese amor que le tenía es que no podía dejar de sentirme preocupado, lo amaba de una manera tan profunda que no soportaba la idea de perderlo.



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En el texto hay: kookmin, jungkook, jimin

Editado: 07.03.2020

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