Espérame siempre

Capítulo 1

Al cumplir ocho años, mi gran sueño era ser doctora, quería salvar vida y darle otra oportunidad a todos de vivir. Luego a los diez, quería conocer a mi príncipe azul y vivir con el en un enorme palacio siendo feliz para siempre, a los quince años, solo quería irme a China, conocer la gran muralla, correr por ella y llegar al final para terminar saltando al océano. En cambio ahora que ya tengo dieciocho años, ahora que veo como son en realidad las cosas, solo deseo poder conocer la felicidad, esa que me fue arrebatada de forma brusca. Mi vida hasta ahora ha sido desafortunada, como muchas otras personas que seguramente viven en el mismo infierno cada maldito día, mi vida ha sido un completo desastre en muchos sentidos, mi padre es un maldito ebrio, durante cada borrachera molía a golpes a mi madre, cada que llegaba a casa, después de perder todo su dinero en apuestas, comenzaba a gritar rompiendo todo a su paso. Cada que eso sucedía, terminaba escondida en mi cuarto, cerrando con seguro la puerta, oculta bajo la cama cubriendo mis oídos para no escuchar los gritos de dolor de mi madre. Imaginando que estaba en un lugar mas bonito. No podía hacer nada, era débil, tan solo era una niña indefensa. Antes de que mamá me dejara sola con ese demonio, le hice una promesa. Irme de ese infierno y que pasara lo que pasara, tenía que hacer mi vida lejos de mi padre, si es que puedo llamarle de esa forma, jamás le considere mi padre. Solo era el hombre que vivía conmigo.

 

Sin despedirme de mis amigos y vecinos mas cercanos, tome la drástica decisión de mudarme a la ciudad de Sacramento, California, en donde una vieja amiga de mi madre me ofreció ayuda luego de contactarme con ella para informarle de la muerte de mamá. Al menos tendré un lugar en donde vivir, al menos por un tiempo. Según supe, aquella mujer me conoció cuando tenia apenas cuatro años, siendo sincera no la recuerdo en lo absoluto.

 

Mientras iba en el autobús, en ese eterno viaje de mas de 8 horas, los recuerdos felices de mi infancia, a cada momento parecían mas difusos, en mi mente se veían borrosos e incluso irreales. Como si solo se trataran de un sueño o una historia vista en la televisión. Los momentos que pase junto a mi madre, eran los únicos que valían la pena recordar, lo único que me mantenía cuerda, el olor de su perfume y su sonrisa encantadora que lograba calmar a cualquiera, no quería conservar mas que eso en mis memorias. Solo a mamá.

 

Después de buscar la dirección, cosa que me costó bastante, el mapa de papel en mis manos no era de gran ayuda. Llegue hasta su hogar, una bonita casa, la casucha en la que vivía no se puede comparar con este palacio. Me siento como Cenicienta ingresando por vez primera al palacio del príncipe. Espero no encontrarme con el príncipe, eso seria demasiado cliché. Arrastre la maleta hasta la entrada tocando una vez el timbre, al poco rato, una elegante señora abrió la puerta dedicándome una sonrisa. Alta y delgada, con una figura nada acorde a una mujer de cuarenta años, piel tersa y ojos grandes, claro cubiertos con una gran capa de maquillaje para ojos.

¿Tú debes ser Emma, cierto?

Así es. Mucho gusto.

Idéntica a tu madre, por favor adelante querida.

Gracias.-Le dedique una torpe sonrisa antes de ingresar a su hogar, apenas puse un pie adentro quede con la boca abierta al ver lo bonita que era por dentro. Cada cosa en su lugar, un ahora a limpio y todo reluciente.- Su casa es hermosa.

Gracias, anda, dame eso.-Me quito la maleta dejándola a un costado.- Vamos te presentaré a mis hijos.

¿Hijos?

Si, no pensaste que vivía sola aquí.

No, claro que no.

 

Juntas fuimos hasta la cocina, recorriendo el largo pasillo hasta dar con ese cuarto, dentro de ese lugar dos chicos, ambos igual de lindos, pero claro, no he venido a este lugar a enamorarme y bueno, no seria correcto que me acercará a alguno de ellos con segundas intenciones. Además solo necesito encontrar un empleo pronto y realizarme como persona, se lo prometí a mamá, y es lo que haré.

Chicos. Ella es Emma, la chica de la que les estuve hablando.-Paso uno de sus brazos por sobre mis hombros.- Linda, ellos son Ian, el mayor y Nathaniel.

Hola.-Salude a ambos alzando mi mano para saludarlos.-

¿Por qué la huérfana tiene que vivir con nosotros? .-Pregunto el mayor de ellos logrando que mi estomago se revolviera. Ian, un chico alto, con una mirada llena de arrogancia, cabello algo largo y despeinado, unas cejas pobladas y unos bonitos ojos color azul claro, labios gruesos y piel morena- Un verdadero idiota.-

No seas tarado Ian.-El menor de ellos se acerco a mi para saludarme. Nathaniel, que a diferencia de su hermano mayor parecía alguien mucho mas sociable, Nathaniel era algo mas bajo que Ian, cabello corto y claro. Ojos color café, largas pestañas y una bonita y encantadora sonrisa.- Bienvenida.



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Editado: 18.10.2021

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