El techo se empezó a desmoronar, protegí con mi cuerpo a Ian no quería que saliera más lastimado de lo que ya estaba. Podía escapar con los niños, debía aprovechar esta oportunidad. Los escombros caían a nuestro alrededor algunos lograron golpearme, pero la situación no duro mucho tiempo, miré a mi alrededor y tomé a Ian en mis brazos, debíamos encontrar a Mateo lo más rápido posible. La puerta de mi celda estaba destruida y podía pasar sin problemas, al salir los guardias no estaban y algunos yacían muertos aplastados por escombros grandes, tuvimos demasiada suerte de no pasar por esa misma situación.
Empecé a caminar por los pasillos, la explosión había sido demasiado dura, algunos guardias que me habían torturado a mí y a mis hijos estaban muertos, solo por algunos segundos disfruté de su muerte. Caminé más rápido cuando escuché pisadas, necesitaba llegar a la sala de tortura donde estaba Mateo, era el único lugar en donde creía que podría estar y esperaba no equivocarme porque era escasos los lugares que conocía.
La puerta que me separaba de mi hijo estaba algunos metros delante de mí, pero un gran lobo que conocía se interpuso.
Lev.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, ellos estaban aquí. Me acerqué a él, sabía que me encontraría.
—Lev necesito que lleves a Ian a un lugar seguro—me miró y luego al niño—, está herido—lo coloqué en su lomo—. No quiero una negativa, recuerda que soy tu pareja—no quería usar esa carta, pero necesitaba que ellos estuvieran a salvo.
—Ian buscaré a Mateo—besé su cabeza —, el lobo te protegerá, lo conozco.
Me acerqué a Lev y acaricié su cabeza y luego la besé—, que no le pace nada.
Lev dudo antes de irse, pero me hizo caso, por suerte. Ingresé a la habitación buscando a Mateo, pero no lo encontraba, no estaba aquí. La sala de tortura estaba destruida en ciertos sectores.
—¡Mateo! —grité y no conseguí una respuesta.
Seguí buscando en la inmensa sala, debía estar por algún lado. Moví algunos escombros grandes y luego escuché un quejido el cual provenía de un rincón en donde había escombros muy grandes.
—¿Mami? —escuché su pequeña voz.
—Tranquilo cariño intentare sacarte de aquí — después de batallar y con la ayuda de mateo desde el otro lado pude sacarlo de allí.
Lo agarré con cuidado estaba débil y pálido necesitábamos salir y conseguir un doctor, al intentar salir alguien estaba en la puerta.
—Ady —no reconocí su voz—, creo que es hora de morir.
Apoyé a Mateo en el suelo lejos, pero protegido, el desconocido miraba mis movimientos.
—La linda mamá protege a su cachorro—sacó un cuchillo de uno de los bolsillos de su pantalón—, lo entiendo el veneno de los experimentos te hizo débil y estéril.
Lo observé con dolor. Lo sabia, los doctores que experimentaban conmigo me lo dijeron en las primeras semanas.
—Me encanta la mirada de dolor, se todo de tu vida Ady—avanzó algunos pasos—, desde el momento en el cual tu madre te abandonó hasta la parte en donde encontrabas a tus almas gemelas, los cuales liberan una batalla contra mis guerreros, seguro que perderemos ellos son muchos, pero ellos no tendrán a su pareja porque estará muerta lo cual recompensa la perdida de mis soldados.
—No moriré el día de hoy—hablé fuerte—. No sé lo que quieres, pero no eres nadie para amenazarme y me parece que el que morirá hoy serás tú—no sabía cómo lo mataría, pero de alguna manera lo haría.
—Pequeña insolente— con un rápido movimiento me derrumbó al suelo, pero había conseguido su cuchillo en aquel brusco movimiento.
Él se dio cuenta de ello, yo solo hice un corte pequeño en su garganta el cual no fue letal. La pelea empezó cuando él se levantó y sacó un pedazo de fierro de los escombros y lo usó como espada, no podía defenderme rápido y sus golpes eran cada vez más fuertes. Él se abalanzó sobre mí y caímos hacia el suelo, mi cabeza recibió la mayor parte del golpe. Estaba aturdida no lo veía por ninguna parte, pero sentí un pinchazo en mi muslo derecho.
—Gané —murmuró cerca de mi oído, me agarró de los pelos para que pudiera mirarlo—, los mataré a todos y empezaré contigo, el mundo volverá a ser de los humanos.
—Vete al infierno—le escupí en la cara la sangre que se encontraba en mi boca debido a los golpes.
Me sacó de las manos el cuchillo y cuando estaba por enterrármelo salió disparado hacia la pared.
Me arrastré para alejarme un poco y miré a Mateo, lev y Zeht estaban en la puerta. Era genial verlos luego de tanto tiempo.
Algo estaba pasando con mi cuerpo se está entumeciendo poco a poco. Me dolía porque empezaba a arder.
—Ady—Zeht apareció y agarró mi cabeza lentamente.
—Ayuda a Mateo—es lo único que pude decir mientras la oscuridad llegaba. No quería morir.
Sentí la desesperación de Zeht mientras intentaba despertarme—, por favor —señalé a Mateo quien estaba siendo ayudado por Lukyan que estaba en su forma de humano.
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Editado: 01.01.2021