Esperaré Para Amarte

Capítulo 29 - Gael

"𝒀𝒐 𝒕𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒚𝒐
𝑺𝒆𝒓é 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒄𝒖𝒊𝒅𝒆 𝒕𝒖𝒔 𝒔𝒖𝒆ñ𝒐𝒔
𝒀 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒕ú 𝒆𝒔𝒕é𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒊𝒆𝒓𝒕𝒂
𝑬𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒆 𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓𝒍𝒐𝒔
𝒀𝒐 𝒕𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒏𝒖𝒅𝒂
𝑸𝒖𝒆 𝒔𝒆𝒂 𝒕𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒍𝒐𝒄𝒖𝒓𝒂
𝑸𝒖𝒆 𝒂𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒅í𝒂𝒔
𝑵𝒐𝒔 𝒗𝒂 𝒂 𝒔𝒐𝒃𝒓𝒂𝒓 𝒖𝒏𝒂 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂
𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒕𝒂𝒓é 𝒎𝒂𝒔 𝒇𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒂𝒅𝒐𝒓𝒏𝒂𝒓 𝒐𝒕𝒓𝒂𝒔
𝑸𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒖𝒏𝒅𝒊𝒓á𝒔 𝒕𝒖𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒎í𝒂𝒔
𝒀𝒐 𝒕𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐, 𝒂𝒎𝒐𝒓, 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒎á𝒔 𝒃𝒐𝒏𝒊𝒕𝒐
𝑸𝒖𝒆 𝒉𝒆 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂."

 

Sobre las cinco de la tarde ya todo estaba dispuesto para comenzar la celebración. La ansiedad se apoderó de mí cuando fui consciente de que Lina no aparecía, mis hermanas tampoco, pero vale, no eran ellas a quien esperaba ver.

- Hijo, ¿puedes acomodarme el corbatín cómo tú sabes? No logro hacer que quede centrado. - Me giré hacia mi padre que había llegado a la zona de las carpas. 


Estaba estupendo. A pesar de casi rozar los 50 años, no los aparentaba en nada. Hice lo que me pidió, tomando con ambas manos aquel pedazo de tela en medio de su camisa blanca y busqué que quedara perfectamente ubicada y segura de no moverse.

Levanté brevemente la mirada al notar movimiento sobre la entrada de la carpa y mis ojos volvieron allí inmediatamente al encontrarse con semejante sueño.
Escuchaba la voz de mi padre decir algo, pero no oía nada de lo que decía, mi atención estaba completamente fija en otra cosa. Sentí como mis manos abandonaron al instante el corbatín y mis pies tomaron vida propia para encaminarse hacia ella.

Joder, joder, joder. Me sentía un puto bendecido. Aquella chica perfecta era todo lo que necesitaba para vivir y mi corazón latiendo a mil por hora me lo confirmaba. 
No despegué mis ojos de los suyos hasta estar de pie frente a ella. Y sin decir nada, tomé su rostro con ternura y dejé un casto pero sentido beso sobre su frente. 
Me separé después para volver a mirarla y sus ojos brillosos me enamoraron una vez más.

- Eres la chica mas hermosa del mundo entero. No exagero. Lina, estás...estás...

No encontré palabras que pudieran hacer honor a lo que me provocaba.
Tenía un vestido largo de fiesta que llegaba hasta el piso. Era brillante, como dorado, o cobre, no sabía exactamente. Y la moda no era lo mío, pero estaba seguro que era el vestido ideal para su figura, para su carita de ángel. Era de tirantes y con un leve escote que dividía su pequeño pero perfecto busto. Brillaba. Brillaba su vestido, brillaban sus ojos. Brillaba ella al completo.

- Deja de mirarme así que ya todo el mundo está en su sitio.- Sonrió al pedirme aquello tan inevitable de hacer por mi.

- No pidas peras al olmo, Lina Catalina. Estás de infarto y pretendes que yo pase la velada como persona normal. Cuando mis únicos pensamientos son los de sacarte de aquí y perderme contigo en nuestro mundo.

- Ya habrá tiempo para eso...- Respondió con una sonrisa dulce y yo me limité a morderme el labio fuertemente. Control, Gael, control...

Aquellas palabras cargadas de promesas fueron todo lo que necesité como incentivo para disfrutar del momento de mis padres. Dándoles su espacio pero sin dejar de pensar lo que vendría luego.

La ceremonia transcurrió tranquila. Unos 45 minutos de celebración donde mis padres renovaron sus votos matrimoniales y los hijos nos encargamos de dar unas palabras en agradecimiento por todo lo hecho durante aquel tiempo. Realmente eran un ejemplo para mis hermanas y para mí. La paciencia, el perdón y el amor, habían sido sus pilares a lo largo de aquellos 25 años. Y no había duda que les debía todo por ello.

Miré en dirección a mis padres, Lina les felicitaba en ese momento y los tres sonreían como si se llevaran conociendo de toda la vida. Por Dios, era todo mi mundo en una imagen. 
Me acerqué a ellos con ambas manos dentro de mis bolsillos, caminando despacio y buscando no interrumpir el momento.

- Padre, Madre...felicidades. Ha sido todo muy emocionante. - Abracé a mamá, luego a papá y por último dirigí mi mirada a la chica de vestido bonito a mi lado.- ¿Será que puedo robarme a la chica más guapa de la fiesta?

Mamá sonrió con emoción uniendo sus manos en un gesto de admiración hacia nosotros. Lina había comprado a toda la familia en solo 24hs que llevaba en casa.

- Pero claaaaaro, vayan a disfrutar del atardecer del campo. Nosotros tenemos que tomarnos unas fotos con los invitados. Iremos pasando a la carpa de la fiesta. Disfruten y no sientan apuro en volver. Solo cuando lo deseen. Pero tómense su tiempo, ya saben...no vuelvan pronto. Los esperamos pero no queremos que dejen de hacer nada, ni se sientan en compromiso...- me vi obligado a cortarla o arruinaría la sorpresa.

- Mamá, ya entendimos.- Sonreí.- Daremos una vuelta y volveremos a tiempo para su baile especial.

Terminamos de despedirnos y salimos fuera de la carpa, el sol poco a poco iba bajando, prometía un bonito atardecer de verano. Agradecí mentalmente por notar cómo todo se iba dando a mi favor de manera perfecta para que aquel día fuera inolvidable.

- Quiero llevarte a un lugar un poco alejado de aquí, pero con esos zapatos veo difícil que logremos caminar por el césped sin que te entierres en él.

- Perfecto, si los zapatos son el problema...- se sujetó de mi antebrazo con una mano mientras con la otra quitaba uno de sus zapatos, luego hizo lo mismo con el otro.

- Listo, caballero. Ya puede llevarme a donde quiera. - Sonreí por lo despreocupada que era y lo fácil que solucionaba todo.

Tomó el par de zapatos en su mano derecha y me ofreció la izquierda. Entrelazamos nuestros dedos y emprendimos camino.

Lina no tenía idea a dónde la llevaba y eso solo le daba más emoción al asunto. Antes de desviarnos del camino principal que comunicaba la casa con el campo, me detuve en mi lugar haciendo que ella también lo haga. Su rostro demostró confusión.

- En esta parte del camino deberás confiar en mí, Lina. ¿Puedes hacerlo?



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En el texto hay: distancia, amor, amistad

Editado: 27.04.2024

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