Esperaré Para Amarte

Capítulo 42 - Lina

𝑾𝒉𝒆𝒏 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒂𝒊𝒅 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒍𝒂𝒔𝒕 𝒈𝒐𝒐𝒅𝒃𝒚𝒆
𝑰 𝒅𝒊𝒆𝒅 𝒂 𝒍𝒊𝒕𝒕𝒍𝒆 𝒃𝒊𝒕 𝒊𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆
𝑰 𝒍𝒂𝒚 𝒊𝒏 𝒕𝒆𝒂𝒓𝒔 𝒊𝒏 𝒃𝒆𝒅 𝒂𝒍𝒍 𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕
𝑨𝒍𝒐𝒏𝒆, 𝒘𝒊𝒕𝒉𝒐𝒖𝒕 𝒚𝒐𝒖 𝒃𝒚 𝒎𝒚 𝒔𝒊𝒅𝒆

𝑩𝒖𝒕 𝒊𝒇 𝒚𝒐𝒖 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒅 𝒎𝒆
𝑾𝒉𝒚 𝒅𝒊𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝒍𝒆𝒂𝒗𝒆 𝒎𝒆?
𝑻𝒂𝒌𝒆 𝒎𝒚 𝒃𝒐𝒅𝒚
𝑻𝒂𝒌𝒆 𝒎𝒚 𝒃𝒐𝒅𝒚.

𝑲𝒐𝒅𝒂𝒍𝒊𝒏𝒆.

Intenté moverme de mi lugar pero no podía, el corazón me latía sin parar y las lágrimas no dejaban de correr por mis mejillas sin control alguno sobre ellas. Deslicé la espalda por la pared dejándome caer lentamente hasta quedar sentada sobre el piso de mi habitación, sintiendo el frío del mismo colarse por mi cuerpo ante el contacto con la piel y suspiré enojada con todo, con él, conmigo, con la vida…

Nunca antes había experimentado lo que se sentía cuando te rompían el corazón, nunca antes había experimentado esta sensación de impotencia ante una situación imposible de controlar por uno mismo.

Gael había salido del edificio con toda la seguridad de no volver más dejándome allí sola. Y lo conocía demasiado como para saber que debería estar pasándolo mal, con la culpa carcomiendo sus pensamientos, porque estaba segura que de otra manera jamás me hubiese dejado así.

Él volvería. Me lo decreté y se lo que decreté a la vida. De seguro se perdería unas horas, entendería lo que había pasado como otras tantas veces donde nos nublamos a causa del deseo pero terminaría volviendo. Al final éramos de carne y hueso. Y yo lo entendía, a pesar de no tener la experiencia de haber intimado antes, entendía profundamente su postura. Un hombre de 25 años acostumbrado a vivir a su manera, con total libertad, ahora llevaba cerca de un año conteniendo todas esas necesidades biológicas y primitivas por amor, solo por amor. Lo pensaba y se me hacía imposible entender que hubiese reaccionado así. 

Ni siquiera se me había pasado por la cabeza la idea de alejarlo o de alejarme. Y es verdad, en el momento que no se detuvo ante mi primer aviso, me sorprendió, pero como le había hecho saber, ponía las manos en el fuego por él afirmando que jamás haría algo en contra de mi voluntad, confiaba en eso sin duda alguna.

Hundí la cabeza entre ambas piernas intentando encontrar la calma entre tanta angustia. Hasta el día siguiente Julia no volvería, así que aquella noche iba a tener que afrontarla sola. Y no pensaba llamarla, sabía que de hacerlo la tendría aquí en un segundo y no podía hacerle eso en su última noche de vacaciones. 

Me levanté del piso y fui hasta la cocina, abrí la heladera y saqué la jarra de agua para servirme en un vaso. Necesitaba calmarme y pensar con claridad. Gael tenía que volver. 

Me bebí toda el agua de un tirón y sin devolver cada cosa a su sitio, me fui directo al sofá de la sala. No quería estar en mi habitación, y al menos allí, con la luz de la luna iluminando la noche y colándose por el ventanal, me sentía menos sola. 

A pesar de mis intentos fallidos por despejar la cabeza de Gael, todos los momentos compartidos hasta ese día comenzaron a aglomerarse sin permiso en mi memoria. Desde el primer día en que le había visto con aquel bastón y su semblante serio y estresado en el aeropuerto, hasta horas atrás cuando me sorprendía con emoción en sus ojos por haber regresado antes de tiempo de Barcelona por mi. 

La presión en el pecho se incrementó y las lágrimas comenzaron a caer solas una vez más. Siempre me había creído lo suficientemente fuerte como para atravesar este tipo de situaciones cuando tocaran. Porque siendo honesta, sabía que algún día tocaría. Lastimosamente a todos nos rompen el corazón en algún momento de nuestras vidas. A veces tiene que suceder para dar lugar a algo mejor. Otras veces pasa para que valoremos lo que tenemos al lado, pero hay algunas que suceden y esos pedazos no se vuelven a unir jamás, a pesar de los intentos, a pesar de salir adelante, una no vuelve a ser la misma. Y ahí estaba yo, la que tanto había alardeado de ser fuerte, subestimando problemas del corazón como si fuese una profesional en la materia, ahí estaba yo rogando porque esto fuera necesario nada más que para tomar impulso y seguir adelante juntos. Gael estaba hecho para mí, eso no me lo quitarían fácil del corazón. 

Observé la luna y las estrellas, observé el rastro que deja el frío contra el vidrio cuando las temperaturas son tan bajas y pensé en él, en dónde estaría, en cómo estaría…solo le pedía a Dios que lo cuidara, de la noche y de él mismo, de sus propios pensamientos, porque a veces son nuestros propios pensamientos los primeros en hacernos daños.

-    Te amo, Gael…- Susurré al aire cerrando mis ojos para intentar conciliar el sueño mientras mis dedos sostenían entre ellos el dije con nuestras iníciales grabadas.

 


A la mañana siguiente, los ruidos del tránsito y la luz del amanecer colándose por la ventana me despertaron. Me estiré buscando tomar el móvil de la mesa para poder ver la hora y volví a acomodarme en el sofá. En unas tres horas debía estar en el trabajo y no tenía ningunas ganas de abandonar mis pintas de mal de amores, por el reflejo del móvil noté el poco lápiz de ojos que tenía corrido, el pelo revuelto y valía aclarar también que llevaba la ropa del día anterior y para rematar, completamente arrugada por haber pasado la noche en un incómodo sillón.  

Desbloqueé la pantalla y busqué su contacto entre las llamadas recientes para volverle a marcar. Directo al buzón, estaba apagado. El corazón se me rompió en pedazos un poco más si es que aún eso era posible y una vez más un sollozo incontrolable nació desde mi pecho hasta escapar por mi boca, provocando que volviera a llorar como niña perdida, por tercera vez en doce horas.

-    Mierda, mierda, mierda… - murmuré entre lágrimas, totalmente frustrada y decepcionada con la situación. Escondí el rostro entre mis manos como si buscara esconderme de mí misma por verme en aquel estado e intenté encontrar en algún rincón de mi ser un poquito de claridad. 


Algunas horas después, que parecieron días, me encontraba ya en la biblioteca, duchada, con ropa limpia y la cara sin una gota de maquillaje corrido. Me entretuve entre las estanterías ordenando libros, ubicando las devoluciones en sus correspondientes sectores y haciendo limpieza general en mi escritorio. Cualquier cosa sería bienvenida si colaboraba con la intención de entretener mi cabeza en otra cosa que no fuera pensar en Gael. 



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En el texto hay: distancia, amor, amistad

Editado: 27.04.2024

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