Capítulo 50 - Lina & Gael

𝑯𝒐𝒚 𝒎𝒊𝒓á𝒏𝒅𝒐𝒕𝒆, 𝒚𝒐 𝒔é 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒙𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒖𝒏 𝑫𝒊𝒐𝒔
𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊ó𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂𝒓𝒂𝒔 𝒂 𝒎𝒊 𝒍𝒂𝒅𝒐
𝑻𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒍𝒂 𝒅𝒊𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒚 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝒂𝒎𝒐𝒓
𝑭𝒖𝒆 𝒍𝒖𝒄𝒉𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒔𝒆𝒑𝒂𝒓𝒂𝒓𝒏𝒐𝒔
𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂𝒓 𝒂𝒖𝒏𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒇𝒂𝒍𝒕𝒆 𝒆𝒍 𝒂𝒊𝒓𝒆
𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒕ú 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆
𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒕ú 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒈𝒆𝒎𝒆𝒍𝒂 𝒚 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒕𝒆 𝒉𝒂𝒔 𝒅𝒂𝒅𝒐 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂
𝑯𝒐𝒚 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒂𝒒𝒖í 𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒓𝒕𝒆
𝑸𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒂 𝒕𝒊
𝑸𝒖𝒆 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐 𝒍𝒆 𝒑𝒆𝒅í
𝑸𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒕𝒂𝒏 𝒇á𝒄𝒊𝒍 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐
𝑪𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒐𝒚 𝒔𝒊𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐
𝒀𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒂 𝒕𝒊
𝑸𝒖𝒆 𝒕ú 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂𝒃í𝒂 𝒆𝒏 𝒎í
𝒀 𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒍𝒖𝒛, 𝒎𝒊 𝒑𝒂𝒛, 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒍𝒎𝒂
𝑬𝒏 𝒍𝒂 𝒑𝒊𝒆𝒛𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒍𝒆 𝒇𝒂𝒍𝒕𝒂𝒃𝒂
𝑯𝒐𝒚 𝒕𝒆𝒏𝒈𝒐 𝒖𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐
𝒀 𝒔é 𝒒𝒖𝒆 𝒕ú 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊é𝒏 𝒍𝒐 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔
𝑫𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒔𝒊𝒏 𝒅𝒖𝒅𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒏𝒂 𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆.

𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒕𝒊𝒂𝒏 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍.

Llevaba dos días sin ver a Gael, dos días que se 
sentían cien, teniendo en cuenta que las últimas dos semanas nos vimos a diario religiosamente. Pero desde que mamá recibió el alta médica, no quise separarme de ella, no hasta comprobar que todo iba regresando a la normalidad de siempre. Gael había preferido dejarnos esos días para acomodarnos los tres, estando atentos a ella y acompañándola en su recuperación poco a poco, algunas cosas no podía hacer por sí misma aún, debido a la cantidad de tiempo que estuvo en cama, así que ahí estábamos papá y yo como dos estacas, sin dejarla sola ni un segundo.

-    ¿Estás cómoda en esa posición o prefieres que te recueste? – Los ojos verdes de mamá se fijaron en mí y negó con una sonrisa.

-    Estoy bien así, hija. Pero ya no te preocupes. Llevo dos días en casa y no has salido de mi habitación más que para ir al baño.

-    No necesito otra cosa que estar aquí contigo e ir al baño, misión cumplida entonces. – Dije en tono gracioso haciendo reír a mamá.

-    Hablo en serio, Lina, ¿cuánto llevas sin ver a Gael? Al final el chico ha venido hasta aquí por ti.

-    Lo sé, apenas dos días pero sí que se sienten más -terminé confesándole finalmente, a mamá no podía engañarla y ella no había perdido su facultad de saber lo que pasaba por mi cabeza sin siquiera decirlo.

-    Por eso mismo, ahora mismo te irás a poner más guapa de lo que ya estás para quedar con él. La tarde promete muchísimo.

-    Ma, es que…

-    Sabía que había algo más además de la excusa de estar conmigo. Habla. – Pidió con su típico tono de madre preocupada.

Es increíble cómo mamá me conocía.
Sonreí sin ganas y suspiré acomodándome nuevamente en el borde de su cama.

-    Creo que ha llegado el momento de tomar decisiones. Y no sé si estoy lista para irme a España nuevamente. Han cambiado las cosas, quiero tenerte cerca, también a él, pero al mismo tiempo no quiero pedirle que se quede. Gael tiene su vida, sus proyectos, su familia; aunque también estaría dispuesta a irme con él, pero no ya, tú me necesitas y yo a ti, además papá quedaría solo y yo… - Hablé con rapidez, con la mirada perdida, la voz acelerada y mis manos ansiosas como siempre que me ponía nerviosa.

Mamá estiró su mano para ubicarla sobre la mía y sujetarla con ternura. A veces solo un gesto alcanza para sentirse mejor. Y a mí las caricias de mamá siempre me habían funcionado cuando me alteraba. No eran demasiadas las veces que aquello sucedía, solía ser bastante calmada, pero en situaciones que me costaba controlar, ahí había estado ella para saber qué hacer.

-    Catalina, el amor son decisiones. Lo mismo pasamos con papá cuando entendimos que ya habíamos disfrutado de un tiempo justo como novios. Siempre te hemos dicho que la etapa de noviazgo es un tiempo para conocer, discernir y decidir si esa persona es con la que deseas pasar el resto de tu vida. No hay un tiempo determinado, puedes descubrirlo pronto, o nunca, pero lo sentirás cuando así sea. Y como madre y veterana en la materia, yo creo que ambos ya lo han descubierto.- Finalizó diciendo al mismo tiempo que ella asentía a sus propias palabras, segura de lo que me había soltado.

-    Sabes bien que Gael no piensa como yo, mamá. No puedo exigirle ni esperar más, siento que es injusto para él después de haber hecho tanto por mí, por nosotros…

-    Y ahí es que te equivocas, yo creo que su amor por ti ha logrado que su corazón termine pensando y sintiendo como el tuyo. Deberías hablarlo directamente con él.

Asentí confundida. Quería y necesitaba esa charla, pero también creía que él la evitaba tanto como yo, porque durante aquel par de días tampoco respondió a ninguno de mis mensajes. Había intentado convencerme a mí misma de que su intención era darnos nuestro espacio como familia, pero ya comenzaba a preocuparme y esa sensación de inseguridad volvía a crecer contra mi voluntad y no quería volver a pasar por eso, no de nuevo.

-    Mamá, debo hablar con él. – Dije segura, ahora convencida de que debía hacerlo por fin.

-    Eso he dicho antes. – Aludió con orgullo.

-    Gracias, gracias por siempre estar con la palabra justa mamá, no sabes lo feliz que estoy de tenerte conmigo. – Me incliné sobre ella rodeando su cuello para abrazarla sintiendo sus brazos hacer lo mismo conmigo.

-    No pierdas más el tiempo y ve.

Hice caso a mamá. Me despedí de ella asegurándome de que papá no le quitaría el ojo de encima y luego de vestirme  con ropas decentes para andar en la calle sin dejar de estar cómoda y fresca, salí en dirección al hotel donde Gael se hospedaba.

Estaba lo suficientemente cerca como para que no me tomara más de diez minutos ir a pie, pero ya no quería esperar más. Por fin mamá me había ayudado a encontrar el valor que me faltaba, así que no quería dejar pasar la motivación inicial, cuanto más tiempo pasara, más oportunidades para arrepentirme. Tomé el primer taxi que apareció ante mis ojos, le mencioné al conductor una vez entrar el hotel donde me dirigía y esperé impaciente mientras avanzaba por las pocas calles que teníamos de distancia.