Espíritu Animal

VIII.- La vida en la escuela.

Las vacaciones de invierno habían terminado y los chicos ya habían regresado a clases.
Era la segunda semana de enero, se encontraban reunidos en el laboratorio con las maestras, y aun se veían algunas heridas por la última batalla que tuvieron.
— ¿Cómo se pasaron este pequeño descanso, chicos? — Preguntó Rosy.
— ¡Bastante bien! — Confesó Kevin. — Mi familia y yo fuimos a la playa, así que me sentí increíble. De hecho, juraría que el agua de la playa me ayudo a recuperarme.
Yo tuve oportunidad de estar con mis padres. — Dijo Génesis. — Vimos algunas películas.
— A mí no me fue tan bien. — Dijo Marco mientras ponía sus brazos en una mesa y apoyaba su cabeza en ellos.— Mis abuelos estuvieron muy preocupados por lo que pasó en el desfile, les dije que había quedado atrapado en los escombros y que por eso estaba tan lastimado. Mi padre no lo tomó tan bien, dijo que eran muy irresponsables conmigo y que me daban demasiada libertad, les cause muchos problemas la verdad.
— Lamento escuchar eso. — Dijo Loyda. — ¿Y siempre que ocurrió?
— Bueno… fueron unas semanas tensas, pero logré convencerlo de seguir quedándome con mis abuelos, aunque últimamente han sido algo estrictos.
— Hablando de eso…— Dijo Kevin — ¿Por qué no te gusta vivir con tus padres?
Marco lo miró, como recordándole que solo tenía a su padre. Kevin desvió la mirada.
— Bueno… cuando yo era niño mis padres trabajaban mucho, así que me dejaban al cuidado de mis abuelos, y supongo que me encariñe demasiado, para cuando su economía se estabilizó yo ya no quería irme, luego tuvieron a mis hermanos y vivieron juntos en la casa que compraron y mi mamá falleció poco antes de que yo entrara a la secundaria, así que supongo que en parte también por eso no me gusta ir a la casa de mis padres.
— Eres todo un caso, Marco Maldonado. — Dijo Rosy.
— Y, cambiando de tema drásticamente… estas vacaciones estuve pensando en algo. — Dijo Kevin. — ¿Qué sucede? — Le preguntó Martha.
— ¿Spark, Shark y Leafdy también son Dobutsuonis?
— Si, pero son un poco diferentes a nosotros.
— Exacto, ¿Por qué?
— Bueno, los Dobutsuoni comúnmente son animales, pero algunos tienen elementos de la naturaleza en lugar de animales, por ejemplo, Spark es un relámpago humano y Leafdy es una especie de planta, que podría representar la flora y la naturaleza, Shark es un tiburón martillo, él no tiene mucha diferencia.

— Bueno, si… pero, ¿Por qué el luce como un monstruo?
— Verás…
— Comenzó Loyda. — Cuando obtienen sus poderes, algunos Dobutsuonis no logran controlarlo y a veces tienen la mala suerte de que su espíritu no les corresponde, si no que quiere poseer el cuerpo humano, y se comienza una lucha interna entre humano y espíritu por decidir quién poseerá el cuerpo…
— Entonces, ¿Ellos alguna vez fueron humanos? — Preguntó Génesis.
— Así es. — Contestó Rosy.
— ¿Y es muy común que pase eso? — Preguntó Marco.
— No… no es algo común, solo ocurre con espíritus malignos o cuando el espíritu cree que el portador es débil. — Confesó Loyda.
— Vaya... — Suspiró Kevin. — Fuimos afortunados.
Así es; aún no descubrimos porque razón están soltando todas esas bestias en la ciudad, pero gracias a eso ustedes han llegado a un nivel más alto en lo que a sus poderes respecta.
— ¿Creen que podamos vencerlos? — Preguntó Marco.
— NO. — Atajaron las tres. — Aún no, pero están cerca. — Dijo Loyda. — Por ahora, vayan a clases. Oh, y… Marco — Dijo antes de que los chicos salieran del laboratorio. — La maestra Esmeralda está furiosa por el día que te fuiste antes del examen, así que ten cuidado con ella.
Marco asintió y los chicos salieron del laboratorio.No tardaron mucho en cruzar los pasillos de la secundaria y llegar a su aula. Una vez entraron, se dirigieron a sus asientos.
— Marco. — Susurró Génesis mientras le daba un codazo.
— ¿Qué? — Gruñó este. Génesis señalo con la cabeza a Sabrina, que se encontraba sentada sola, junto al asiento de Marco.Marco negó con la cabeza y comenzó a retroceder, pero ambos lo aventaron hacia ella.
— ¡Hey! — Bramó, espantando a la chica.
— Oh, eres tú. — Dijo Sabrina mientras bajaba la mirada al verlo.
— Si… Hum… ¿Qué haces?
Sabrina lo miró arqueando las cejas.
— ¿Qué necesitas?
— Bueno, realmente venía a disculparme contigo.
— ¿Por qué harías eso?
— Bueno…lo que dije en el desfile… tal vez fue malinterpretado, era solo una broma, tengo un sentido del humor algo pesado y soy un idiota, la mayor parte del tiempo.
— Lo he notado, Marco Maldonado, lo he notado. —
Sonrió.
— Entonces… ¿Me perdonas?
— No creí que fueras la clase de chico que pide disculpas.
— No lo soy, me obligaron. —
La cara de Sabrina se contrajo.
— Bromeo. —
Dijo él para relajarla. Sabrina sonrió y Marco devolvió la sonrisa mientras se sentaba en su lugar. Marco volteó hacia sus amigos y levantó el pulgar con cara de pocos amigos; inmediatamente estos fueron y se sentaron.
— ¡Hey! —
Saludó Génesis. — ¿Qué tal las vacaciones?
— Increíbles. —
Dijo Sabrina — Fuimos a esquiar en mi familia.
— ¿Sabes hacerlo? —
Preguntó Kevin.
— Claro, adoro la nieve.

Los chicos siguieron charlando sobre sus vacaciones, bueno, solo Kevin y Sabrina, ya que eran los únicos que habían salido de la ciudad, de pronto Hilario los interrumpió.
— Miren esto. — Dijo mientras se acercaba a su grupo con su pandilla por atrás. — Los perdedores agregaron a una más a sus filas.
M
arco iba a abrir la boca, pero no dijo nada.
— No, no tengo ganas de discutir hoy, solo lárgate.
El grupo de Hilario rió junto a él, de pronto, lo levantó del cuello.
— ¿Sabes? Tal vez es mi imaginación, pero últimamente siento que no me tienes miedo.
— Sientes bien.
— Bueno… Es hora de arreglar eso. —
Dijo mientras lo lanzaba contra otro de sus amigos. Todos eran gigantes, así que no tenían dificultad en levantar a Marco. De pronto Marco estaba siendo lanzado en todas direcciones,eso no hubiera significado nada, pero aún estaba herido por la batalla contra la mariposa.
De pronto Hilario lo detuvo.
— La próxima vez será peor. — Le amenazó mientras lo tiraba y caminaba hacia su lugar.
— ¡No puedo esperar! — Bramó mientras se levantaba.
— ¿Estás bien? — Le preguntó Kevin.
— No es nada, he aguantado golpes de verdad.
De pronto el profesor de deportes entró al aula; era un hombre en forma, algunas canas se asomaban en su cabello, llevaba un pants azul, una camisa blanca y un silbato.
— ¡Buenos días, jóvenes!, Espero hayan descansado bien estas vacaciones, porque planeo acabar con ustedes; ¡Todos vayan a los vestidores y pónganse la ropa deportiva! ¡YA!
Todos salieron entusiasmados, excepto el grupo de Marco, que aún seguía adolorido. Estando en el gimnasio de la escuela, los grupos fueron formados. El grupo de Hilario tomó los balones y comenzaron a jugar en la cancha, las chicas comenzaron a jugar voleibol, el grupo de Marco, con la recién agregada Sabrina, se sentaron en la gradas.
— ¡Maldonado! Vayan a jugar futbol, las chicas vayan a jugar con las chicas.
Los cuatro suspiraron y se levantaron, Marco y Kevin se dirigieron hacia los hombres, al llegar ahí los capitanes estaban eligiendo a su equipo. Hilario y David eran los capitanes de ambos equipos, los chicos fueron elegidos de poco en poco, hasta que solo quedaron Marco y Kevin.
— Puedes quedarte con ambos. — Dijo David.
— Olvídalo, solo me quedaré con Kevin, dudo que sea peor que Maldonado.
— Bien, yo me quedo con Maldonado.

Dicho esto, los grupos se separaron en ambos lados de la cancha.
— No dejen que Maldonado toque la pelota. — Dijo David al resto del equipo. El juego comenzó y todos comenzaron a correr y a tocar el balón, excepto Marco y Kevin, pero minutos más tardes incluso Kevin estaba jugando, incluso anotó un gol. Marco estuvo varias ocasiones solo en la portería, pero incluso así no le pasaban el balón. Después de unos veinte minutos, Marco comenzó a molestarse y comenzó a rugir despacio mientras su cara se contraía. Kevin notó esto y se acercó a Marco.
— Hey…— Dijo algo cansado — No hagas esto, no vale la pena, contrólate. Marco comenzó a relajarse, pero alguien le dio un balonazo por la espalda y todos comenzaron a reírse.
Marco perdió el control y corrió con la pelota, el equipo contrario comenzó a reírse, pero este logró burlar a todos, la atención fue desviada hacia Marco, incluso las chicas dejaron de jugar para prestar atención al partido, el entrenador también miraba sorprendido; Hilario empezó a frustrarse al ver que Marco no se detenía, así que se adelantó e intentó barrerse contra él.
Marco no perdió de vista ni por un segundo el balón, y sus reflejos advirtieron a Hilario, así que solo dio un salto con el balón entre sus pies y lo evadió.
— Oh, no…— Murmuro Génesis mientras todos miraban asombrados. Marco estaba frente al portero, quien se preparó para detener el balón. Marco pateó el balón y el portero la detuvo, pero la pelota iba con gran fuerza, haciendo que el portero terminara dentro de la portería, todos se sorprendieron y el equipo de David comenzó a festejar. Hilario golpeó el suelo y Kevin puso su mano en su cara. Marco sonrió y volteo mientras todos lo festejaban.
Pronto noto que sus garras estaban fuera de sus manos, así que las metió en su bolsa rápidamente y corrió lejos de la cancha. Kevin corrió tras él.
— ¿¡Qué diablos fue eso!? — Gritó una vez que ambos estaban en el baño.
— No lo sé. — Jadeó Marco mientras mojaba su cara y veía sus ojos felinos. — Estaba molesto porque no me tomaban en serio y comencé a correr…
¿Y si alguien vio tus garras?
— Nadie lo hizo, las guardé tan rápido como lo noté.
— Maldición, Marco, nos han dicho esto un millón de veces, no perder el control.
— ¡Ya se, ¿okey?! ¡Ya se!
— ¿Cómo explicarás esto? —
Marco solo negó con la cabeza. Ambos volvieron al salón con la esperanza de que nadie mencionara lo que pasó. Era obvio que lo mencionarían.
— ¡Maldonado! — Gritó David. — No sabía que podías jugar así…
Ya somos dos…— Susurró
— ¿Por qué nunca has jugado así, Marco? — Dijo la chica más bonita del salón. Era delgada y de piel blanca, tenía ojos verdes.
— No, no se confundan.— Les dijo. — Fue solo suerte. — Sonrió.
— ¡Eso no es suerte! — Gritó el profesor. — Reconozco el talento cuando lo veo, tienes que estar en el equipo para las estatales contra las otras escuelas.
— ¿Maldonado?
— Bufó Hilario. — Olvídelo.
— Bueno, yo solo vi como no pudiste detenerlo.
— Dijo David. Hilario cerró el puño.
— A mí ni siquiera me gusta el futbol. — Admitió Marco.
No se trata de que te guste. — Dijo el entrenador mientras lo tomaba de los hombros. — Es acerca de sentirlo, te lo digo chico, lo traes en la sangre, te veo en los entrenamientos. — Dijo mientras tomaba sus cosas y salía del aula.
Todos comenzaron a rodear a Marco. Kevin y Génesis se quedaron alejados, junto a Sabrina.
— Esto se salió de control. — Dijo Génesis. Kevin solo negó con la cabeza, mientras Marco pensaba como salir del problema en el que se había metido.




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