Ya había pasado casi un mes desde el asunto del futbol, los chicos se encontraban en el patio de la escuela, en su descanso.
— ¿Sabes? Aún recuerdo el gran regaño que te dieron las maestras el mes pasado.
— Ya me disculpe, como cien veces.
— Esta bien que accedieras a entrar al equipo, pero… ¿Por qué me arrastraste contigo? — Preguntó Kevin.
— Juegas bien aún sin poderes, no quería estar solo ahí.
— Es cierto, Kev, ¿Por qué nunca nos dijiste que jugabas bien? — Preguntó Génesis algo resentida.
— Bueno, a ustedes no les gusta el futbol, Marco solo piensa en comer y tú eres una chica, ¿Qué punto tenía decirles?
— Pudimos haberte convencido de entrar al equipo antes de que Marco hiciera su escena.
— Ya les pedí perdón, como ciento y un veces.
— Que importa, ¿Saben que celebramos este mes?
— ¿La nueva temporada de Pokemón? — Preguntó Marco.
— ¿Qué hace 79 años se descubrió Plutón? — Sugirió Kevin.
— No, el día del amor y la amistad. — Dijo Génesis.
— ¡Oh! — Dijeron ambos.
— ¿Por qué nos interesaría? Ninguno de los tres tiene pareja. — Dijo Marco.
— No se trata solo sobre eso, también celebramos el día de la amistad. — Dijo haciendo énfasis en la palabra amistad.
— Eso lo dice la gente gorda y fea. — Dijo Marco.
— ¡Escuchen! — Les dijo Génesis. — Si no me dan un maldito regalo, los mato. — Amenazó mientras se alejaba.
— ¿Cuál es el punto de la festividad si es un regalo por amenaza? — Le gritó Marco, pero esta le ignoró. Kevin rió por lo bajo.
— Creo que iré al cine esta tarde. — dijo Kevin. — Oh, cierto, no puedo, tengo entrenamiento. — dijo mientras se levantaba y golpeaba a Marco con su mochila.
— No pediré perdón de nuevo. — Gritó mientras Kevin se alejaba.De pronto Tadeo se sentó junto a Marco. — ¡Hey! — Saludó energéticamente Marco. — Tiempo sin verte.
— Si, culpa tuya. — Admitió Tadeo. — ¿Desde cuando eres bueno jugando futbol?
— Larga historia, fue solo suerte, ellos lo malinterpretaron. Tú me conoces, sabes que soy pésimo. — La verdad, últimamente no sé qué pasa con tu vida, desde que entramos a la secundaria has cambiado bastante.
— Claro que no, sigo siendo el mismo.
— Si tú lo dices. ¿Puedes salir esta tarde?
— Clar… No, tengo entrenamiento.
— ¿Al menos disfrutas eso?
— No…
— ¿Entonces porque no te sales?
— Porque es lo que Hilario quiere, y no le daré ese gusto.
— Hilario es un idiota, y nunca creí que harías algo para darle gusto a él.
— ¡No lo hago!
— Claro. — Dijo Tadeo levantándose. — Avísame cuando tengas tiempo. — Dijo mientras se iba, Marco se dejó caer en la banca.
La escuela acabó y Marco fue a su hogar.
— ¡Ya llegué! — Avisó a sus abuelos mientras entraba.
— Llegas a tiempo. — Saludó una voz conocida que venía de la cocina. Era un hombre alto, de cabello negro peinado hacia atrás, tenía una barba de candado. — La comida iba a enfriarse.
— ¡Papá! — Se sorprendió Marco.— No es que me moleste, pero, ¿qué haces aquí?
— Tus hermanos y yo decidimos venir a comer aquí.
Dos niños bajaron las escaleras; uno era pequeño, algo gordito, moreno, incluso más que Marco y de ojos café. El otro tenía cerca de un año, era un bebé.
— Tú ni siquiera juegas futbol. — Le reclamó el hermano menor.
— ¿Qué te puedo decir, Augus? Supongo que siempre si estaba en mí.
— Así es, no molestes a tu hermano. Además, tú estás en tu propio equipo.
— Pero a mí desde siempre me gustó.
— No seas envidioso, Augus, ambos pueden jugar futbol. — Dijo su abuela. Marco sonrió mientras todos se sentaban en la mesa. Cuando Marco era niño su padre siempre quiso que jugara como él cuando era joven, pero a Marco nunca le importó mucho el deporte. Él era más de comics, series, películas. Augus tenía el gusto por el futbol desde que nació, así que su padre dejo de insistir a Marco y se centró en su hermano. Y ahora que Marco estaba en el equipo su padre volvió a centrar su atención en él, así que Augus tenía alguna que otra razón para estar molesto. La comida fue tranquila. Ni el padre de Marco ni su abuelo discutieron, así que era un gran avance. Después platicaron un rato, hasta que Marco tuvo que regresar de nuevo a la escuela.
Marco llego rápidamente y Kevin ya estaba ahí, esperándolo.Ambos entraron al gimnasio, donde ya estaban los demás.
— ¡Muy bien, presten atención! — Dijo el entrenador. — Nuestro primer partido será el próximo mes e iremos contra la secundaria Vicario. ¿Alguien sabe porque el primer partido es importante?
— ¿Por qué ambas escuelas han sido rivales por años? — Preguntó Kevin.
— Así es, Kevin. Por eso cuento contigo, Maldonado, Hilario y David para ganar el partido. Ustedes armen su propio equipo. Recuerden que solo pueden jugar once, así que escojan bien.
El entrenamiento se fue rápido, solo estaban decidiendo quienes jugarían y después hubo entrenamientos rápidos, así que las dos horas ni siquiera se sintieron.
— ¡Maldonado! — Dijo David cuando Marco estaba por irse. — ¿Conoces a Grecia?
— ¿La chica delgada de las últimas filas?
— Esa misma. Bueno, resulta que todos en el grupo saldremos al cine a festejar San Valentín y escuche que ella estaba pensando en invitarte.
— ¿Por qué lo haría? — Preguntó Marco.— Hace dos semanas ni me conocía.
— Bueno, las cosas cambian. ¿Te gustaría ir?
— Lo pensaré.
— No tardes tanto, escuché que su amiga Melanie quería salir con Kevin.
Marco asintió y salió del gimnasio, alcanzando a Kevin.
— ¿Qué quería? — Le preguntó Kevin.
— ¿Conoces a la chica de nuestra clase, Grecia?
— ¿La delgada de las últimas filas?
— Esa misma. Resulta que al parecer irán al cine y quería invitarme.
— Eso es genial, ve.
— No es mi tipo.
— ¿Tienes un tipo?
— Por supuesto. Tú también deberías tener uno, y hablando de eso, ¿Identificas a Melanie?
— ¿La que llego de intercambio?
— Esa misma. Creo que quiere salir contigo. —Kevin se detuvo en seco.
— Debemos ir. — Dijo Kevin.
— Sal tú con ella, no me necesitas para eso.
— Su amiga quiere salir contigo, será mejor si vamos en parejas.
— Claro, irás con todos los tarados del salón.
— No es lo mismo, sabes a lo que me refiero. Tú y yo somos amigos.
— No lo sé…
— Claro, supongo que yo puedo acompañarte a jugar pero tú no puedes hacer un favor por mí.
Marco puso los ojos en blanco.
— Bien. Invitémoslas.
— ¡Ese es mi amigo! — Gritó Kevin mientras abrazaba a Marco. Marco lo alejó con un brazo.
— Odio los abrazos.
Kevin solo sonrió y ambos se fueron del gimnasio.La noche llegó a la ciudad, y la luna aluzaba el viejo almacén donde se escondía el grupo de Spark.
— Ya no hemos molestado a esos chicos últimamente. — Suspiró Leafdy aburrida.
— No esperaba que derrotaran a la mariposa en el desfile, creí que nos tomaría más tiempo, o que nos desharíamos de ellos esa noche. — Confesó Spark.
— Bueno, el punto era hacerlos más fuertes. ¿Tal vez deberíamos traerlos para poder revivir al amo? — Sugirió Shark.
— Es lo que he estado meditando. ¿Deberíamos ir por ellos ya? ¿O deberíamos soltar otra bestia para asegurarnos de que son lo suficientemente fuertes?
— Pónganlos a prueba una última vez... — Jadeó la criatura del tanque. — Si voy a resurgir con los poderes de esos chicos, necesito saber que son lo suficientemente fuertes para que funcione…
Los tres se miraron.
— Bien. — Dijo Leafdy — La siguiente bestia que creemos será elegida por mí, iré por ella.
— ¿Qué animal usaras? — Preguntó Shark.
— Uno que solo puedo encontrar por la noche.— Dijo mientras salía del almacén.
La noche pasó y los chicos se encontraban de nuevo en la secundaria al día siguiente, ya habían tenido varias clases, estaban en una hora libre, por lo que cada quien estaba con sus amigos. Génesis había salido con Sabrina al baño; desde que comenzó a juntarse con ellos, ellas hicieron amistad de inmediato.
— Ahí están. — Susurró Kevin mientras miraba a las chicas que invitarían. Ellas lo notaron y este desvió la mirada.
— Pues ve e invítalas. — Le dijo Marco.
— ¡Olvídalo! Tú harás eso.
— Pero si tú eres el que tienen interés en esto. — Le recordó Marco.
— Escucha…— Dijo Kevin — Si las invitas, yo pagaré lo que consumas en el cine.
— ¡Trato! — Dijo Marco mientras se levantaba. Marco comenzó a caminar hacia ellas, dio una mirada rápida hacia Kevin y este le alentó con la mano. Marco siguió hasta la chica delgada que se encontraba en los últimos lugares. Tenía cabello negro y largo, usaba lentes. Su amiga, Melanie, era delgada también, pero con cabello chino y unas cuantas pecas. — Hola…— Balbuceó Marco, la chica le sonrió. — Escucha… David me dijo sobre la salida que habrá en san Valentín, así que estaba pensando si tal vez…— Marco tragó saliva. Nunca antes había hecho eso. — ¿Te gustaría… ir…?
— ¡Claro! — Le contestó sin dejarlo acabar de formular la pregunta. — Me gustaría ir contigo.
— ¡Perfecto! — Sonrió. — ¿Sabrás de alguien que quiera ir con mi amigo Kevin?
— A mí me gustaría. — Dijo Melanie. — Pero… ¿No está el saliendo con la fea chica con la que se juntan?
— ¿Con Génesis? ¡No, para nada! Solo somos buenos amigos todos.
— Entonces sí, nos gustaría ir con ustedes. — Dijo Grecia.
— Perfecto ¿Nos vemos allá?
—Por supuesto.
— ¡Bien! — Dijo Marco mientras se alejaba.
— ¿Qué dijeron? — Preguntó Kevin emocionado.
— Tenemos una cita.
— Te quiero. — Dijo mientras lo abrazaba. Marco lo alejó de nuevo.
— Odio los abrazos.
Génesis y Sabrina llegaron de pronto al salón.
— Hey, estaba hablando con Sabrina y se nos ocurrió que podríamos salir como amigos el día de San Valentín. — Sugirió Génesis.
— Eh…— Balbucearon ambos sin saber que decir.— Esa noche…tenemos entrenamiento. — Dijo Marco. — Solo entrenan lunes, miércoles y viernes. San Valentín es el jueves.
— Bueno, sí, pero como el próximo mes es el partido, quieren que estemos preparados para eso. — Génesis bufó.
— Eso apesta, supongo que solo seremos tú y yo. — Le dijo a Sabrina. Marco y Kevin se miraron sintiéndose culpables. El resto del día pasó rápido y el día siguiente también, solo fueron clases por la mañana y entrenamiento por la tarde. Spark y su grupo no habían hecho nada en un tiempo y eso era extraño para los chicos, pero estaba pasando tanto en su vida humana que no tenían tiempo para preocuparse por eso ahora. El jueves llegó y con el San Valentín, un día amado por muchos y odiado por otros. Realmente este era el primer año que los chicos se preocupaban por eso, apenas y estaban entrando en esa etapa, tenían apenas doce años. Marco se arregló lo mejor que pudo y Kevin paso por él. Usaron el transporte público y llegaron en alrededor de media hora. Cuando llegaron al cine sus compañeros ya estaban ahí.
— Llegan tarde, perdedores. — Dijo Hilario.
— Si, el tráfico era horrible. — Dijo Marco.
— Bueno, veamos qué película veremos. — Dijo David acercándose a la cartelera. El grupo era algo grande, aparte de los chicos y sus citas, también estaban Hilario y David con sus parejas, y otros tres chicos con sus respectivas parejas.
— ¡Marco! — Exclamó Kevin mientras lo jalaba detrás de un anuncio.
— ¿¡Qué!? — Gruñó mientras se soltaba.
— Mira quien está ahí. — Dijo mientras apuntaba a Génesis y Sabrina.
— Oh, no puede ser… tenemos que escondernos.
— No creo que vayamos a ver la misma película. — Dijo Kevin. Después de comprar los boletos y formarse para pasar a la función, Génesis y Sabrina se formaron también.
— Oh, no puede ser…— Suspiró Marco
— ¿Chicos? — Murmuró Génesis mientras veía como trataban de esconderse entre la gente.
— ¡Hey, hola! — Saludaron ambos.
— ¿Qué hacen aquí? Dijeron que tenían entrenamiento.
— Si, no, es que salimos antes…
— ¿Y porque no me llamaron?
Ambos se miraron.
— Porque es claro que tu no estas invitada. — Dijo Grecia mientras tomaba del brazo a Marco.
— ¿Vienen con ellos? — Se indignó mientras veía al resto del grupo. Marco trató de articular palabra. — Me mintieron…— Susurró.
— No, nosotros no…
— ¡Váyanse al demonio! — Dijo mientras regresaba a la fila.
— Ignórenla, ahora tienen nuevos amigos. — Dijo Melanie mientras regresaba a su lugar. Marco y Kevin no pudieron evitar sentirse culpables. La fila avanzó y pronto todos estaban viendo la película, era una de terror, pero casi nadie la estaba mirando. La mayoría de las parejas se estaba besando. Excepto por Marco y Kevin, que estaban muy incómodos.
— Entonces… ¿Hace cuánto que te gusta el futbol? — Le preguntó Grecia.
— Bueno, realmente no me gusta…
— Bueno… Pero eres bueno jugándolo…
— Se podría decir… aunque puedo asegurarte que es solo suerte…
— ¿Has pensado en ser futbolista?— Marco la miró. De pronto comenzó a darse cuenta de que solo estaba saliendo con él porque pensaba que era el gran jugador que todos creían, pero no sabía la verdad, al menos no como Génesis y Tadeo.Que él no podría anotar un gol incluso si estuviera solo frente a la portería, que el detestaba jugar futbol por el sol y los mosquitos que salían en los campos. De pronto empezó a sentirse mal.
— Esto no está bien…— Susurró.
— ¿Cómo dices? — Le preguntó.
De pronto la gran pantalla del cine fue destruida y un gran murciélago gigante salió de ahí.
Todos comenzaron a gritar y salieron corriendo de la sala. Marco y Kevin se miraron, estaban tratando de encontrar a Génesis entre la multitud, pero ella ya estaba transformada sobre el murciélago, lucía furiosa.
—¡Vamos, ¿Qué esperan?! — Les preguntó Grecia.
— Tenemos que encontrar a Génesis.
Las chicas negaron con la cabeza, pusieron los ojos en blanco y se fueron.Una vez que se aseguraron de que no había nadie, el espíritu de su animal los cubrió y se transformaron. Génesis, quien ya estaba transformada, salió volando tras el murciélago, quien ya había abandonado el cine y estaba causando estragos en el centro comercial.
— ¡Oye! — Gritó Marco mientras la alcanzaba. — Espéranos.
— ¡Piérdanse! — Dijo mientras volaba sin prestarles atención.
— Sabemos que estuvimos mal, ¿Okey? — Le dijo Marco. — Y lo sentimos, en serio.
Génesis seguía sin prestarles atención. Comenzó a lanzar sus ráfagas de viento y lograron llamar la atención del murciélago. El murciélago volteó, y al abrir la boca lanzó un gran grito sónico hacia los tres que los derribó al instante, también destruyó las ventanas del local.
— Dejemos el enojo para más tarde, necesitamos trabajar en equipo para detener a esta cosa. — Dijo Kevin.
— Oh, Ahora si somos un equipo, ¿Verdad? ¡Pues no recuerdo que me incluyeran en su salida!
— Supéralo. — Gruñó Marco.— No soy mucho de disculpas, así que solo lo diré una vez. Realmente lo siento, ahora puedes seguir llorando y dejar que esta cosa lastime a alguien; pero si no vas a ayudar, no estorbes.
— Tú sí que tienes tacto. — Dijo Génesis indignada.
— Debe haber una forma de evitar su grito sónico. — Dijo Marco para sí mismo.
— Llevémoslo fuera, estamos en un lugar cerrado, tiene ventaja. — Dijo Kevin. Marco lanzó sus garras de fuego e hizo que el murciélago lo siguiera fuera del local. Comenzó a volar sobre la ciudad, con Génesis volando tras él y los chicos saltando por las azoteas.
— El murciélago no tendrá problemas en localizarnos gracias a su “Eco localización”. — Dijo Kevin. — ¿Qué diablos es eso? — Preguntó Génesis.
— Si, el murciélago lanza ondas sonoras que al chocar contra un objeto produce ecos que rebotan de nuevo hacia él. — Explicó Marco. Ambos lo miraron asombrados. — De niño quería ser biólogo. — Explicó sin prestarles atención.— Tengo una idea. — Dijo Marco mientras daba un gran rugido que resonó en toda la calle.
— ¿¡Qué diablos haces!? — Bramó Génesis tapándose los oídos. El murciélago volteó de inmediato y siguió a Marco.
— ¿Qué va a hacer? — Se preguntó Kevin sin comprender el plan de su amigo. Marco se detuvo en seco y con su propio impulso saltó hacia el murciélago, encajándole las garras. El murciélago fue lastimado seriamente, levantó sus alas y siguió volando.
— Muy bien, lo lastimaste, ¿Ahora qué? — Preguntó Génesis.
— Yo ya hice mi parte. — Dijo Marco. — Esperaba que ustedes tuvieran una idea.
Kevin uso su expansión de agua y logró derribar al murciélago, Génesis aprovechó la oportunidad y lanzó su ataque de viento, lastimando las alas de murciélago.
El murciélago no podía volar, y estaba perdiendo sangre en el suelo.
— ¡Lo acabare! — Exclamo Génesis mientras lanzaba sus ráfagas de viento, logrando separar al murciélago de la píldora.
— ¡Bien! — Exclamaron ambos.
— Otra bestia destruida por el trabajo en equipo. — Dijo Marco.
— Si, que lastima que eso no aplica en nuestra vida diaria. — Dijo Génesis, mientras comenzaba a volar de regreso al cine. Marco y Kevin se miraron dolidos. No tomó mucho para que los chicos llegaran de nuevo al cine, donde la gente estaba viendo el desastre que habían dejado y las autoridades estaban acordonando el área.Los tres entraron en su forma humana, buscando a sus respectivos compañeros.
— ¡Génesis! — Le abrazó Sabrina al verla. — Estaba muy preocupada por ti.
— Si, lo siento, saliste corriendo y te perdí de vista, y luego me topé con estos traidores. — Los fulminó con la mirada.
— ¡Ahí están! — Gritó una voz femenina. El grupo de Hilario se acercó a Marco y Kevin. — Estábamos tan preocupadas.— Dijo Grecia sin mucho interés. — Todo por ir a buscar a esa perdedora.
— Hace dos semanas ambos éramos perdedores. — Dijo Marco un poco molesto.
— Si, luego entraron al equipo. — Le dijo Grecia.
— Ahora, vamos, la película fue arruinada, pero aún podemos ir a cenar.
— Si… no, nosotros nos quedamos aquí. — Dijo Marco. — ¿No, Kevin?
Kevin sonrió.
— Así es.
— ¿Qué? — Masculló furiosa la chica.
— Te lo dije, no dejan de ser perdedores. — Dijo Hilario feliz.
— ¿Sabes qué? Prefiero serlo a ser un tarado, y odio hablar de futbol, para que quede claro. — Dijo Marco mientras su grupo se alejaba de ahí.
— Eso fue increíble. — Dijo Sabrina.
— El año pasado habrías dado lo que fuera por pertenecer a su grupo, y ahora los mandas al diablo. — Dijo Génesis.
— Si, supongo que muchas cosas han cambiado. — Dijo Kevin.
— Ahora, vayamos a cenar, tengo hambre. — Dijo Marco.
— ¿Tú? qué raro. — Dijeron irónicamente.
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Editado: 27.04.2021