Abril ya había llegado a la ciudad y las cosas para los chicos estaban siendo más sencillas cada vez. Lograban controlar más sus habilidades, y definitivamente ya no sentían miedo hacia Spark, Shark, y Leafdy.
Hacía mucho calor en la ciudad y los chicos se encontraban en el centro, paseando.
— Necesitaba desesperadamente salir, la última evaluación está cerca y después de eso pasaremos a segundo año.
— ¿Se imaginan cuando estemos en la universidad? — Preguntó Marco.
— Aún falta muchísimo para eso. — Dijo Kevin. — Además, ¿Al menos sabes que quieres estudiar?
— Aún no, pero definitivamente iré a la universidad. — Aseguró Marco.
— Claro, lo que digas.
— ¿Qué tal si damos un paseo en metro? — Sugirió Génesis cambiando completamente el tema.
— ¿El metro? — Preguntaron ambos.
— Si, podríamos descansar y recorrer la ciudad en metro.
— No importa lo que digamos, de todas maneras, lo haremos... — Se resignó Marco.
— Así es. — Sonrió Génesis mientras los llevaba de los brazos.
Spark se estaba ejercitando en la guarida, mientras que Shark comía algunas botanas viendo hacia la nada.
De pronto Leafdy entro en la habitación.
— ¿Dónde estabas? — Preguntó Spark al verla entrar.
— Solté una bestia en la ciudad.
— ¿Qué? ¿Qué clase de bestia? — Preguntó Shark.
— Ya lo verán.
Los chicos estaban esperando su turno para pasar su boleto y entrar al metro. De pronto el celular de Marco vibró. Era un mensaje de Tadeo:
— ¿Podemos salir hoy?
— No estoy en casa.
—¿Qué tal mañana? — Contestó Marco.
La respuesta tardo unos minutos.
— “Claro.”
Marco seguía sintiéndose mal hacia Tadeo, era su mejor amigo de toda la vida y no podía contarle porque se había alejado de él desde hace un tiempo, sin mencionar que era huérfano y solo lo tenía a él. Pero en su defensa, Tadeo se negaba a salir con Kevin y Génesis. Además, contarle lo que pasaba solo lo pondría en peligro. Era mejor así.
Los chicos dieron su boleto y pasaron al metro.
— Hoy no hay mucha gente. — Dijo Génesis.
— ¿Quién en su sano juicio pasaría el día en un metro? — Dijo Marco.
— Nosotros. — Contestó Kevin.
El metro cerró sus puertas y avanzó a toda velocidad por las vías, sin darse cuenta de unos ojos amarillos ocultos en la oscuridad.
— ¿Creen que Spark y sus amigos vengan de nuevo? — Preguntó Génesis mientras veía por la ventana.
— Definitivamente. Pero no tenemos de que preocuparnos, podemos vencerlos. —Aseguró Marco.
— Aquello fue suerte, los agarramos con la guardia baja, la próxima vez podríamos no tener tanta suerte.
— Fue trabajo en equipo. — Dijo Marco.
— Cuando llegué a la ciudad creía que tendría una oportunidad de tener una nueva vida, y en cambio recibí burlas de las otras chicas… luego los conocí a ustedes y mi vida dio un giro inesperado. Hemos hecho muchas cosas buenas y también hemos pasado momentos asombrosos, pero… ¿Qué es lo que perderemos por culpa de esto? — Reflexionó Génesis mientras recordaba lo que sus padres le habían dicho sobre mudarse.
Los chicos se quedaron en silencio unos minutos, pensando en las cosas que habían hecho y en todas las oportunidades que podrían perder a causa de esto. Es decir… posiblemente no llegarían ni a la preparatoria si seguían haciendo lo que hacían, pero también sabían que no podían dejar de hacerlo.
Génesis miraba por la ventana, meditando, cuando de pronto vio una gran sombra arrastrarse junto al camión.
— ¿¡Que fue eso!? — Gritó mientras se levantaba del asiento.
— ¿Qué pasa? — Preguntaron ambos.
— Algo… algo gigante pasó junto al metro.
— ¿Algo gigante?
— ¿Junto al metro? — Preguntó Kevin.
— ¿Podría ser…? — Comenzó Marco, pero antes de que terminara su oración ya estaban asegurándose que no hubiera nadie cerca y se transformaron. Lograron abrir un pequeño cuadro en el techo y salieron por ahí. — ¿Estas segura de lo que viste? No quiero tener que salir aquí por nada.— Dijo Marco.
— ¡Que sí! ¡Ahora ponte a buscar!
Pero eso no era necesario, pues frente al metro apareció una gran serpiente café, con el estómago beige y grandes colmillos. Era una serpiente de cascabel.
La serpiente lanzó su cola y derribó al metro.
— ¡Cuidado! — Gritó Marco mientras los tres saltaban del metro. El gran transporte cayó de lado, haciendo un gran ruido y levantando bastante humo. El golpe hizo que varios pedazos de concreto cayeran, sellando las salidas.
— Claro, ¿Por qué no? — Murmuró Kevin fastidiado.— ¡Tenemos que sacar a la gente de ahí! — Dijo hacia sus compañeros, pero no hubo respuesta. — ¿Marco? ¿Génesis? — El chico comenzó a buscar a sus compañeros y los encontró escondidos tras un escombro. — ¿Qué diablos hacen?
— ¿Ya viste a esa cosa? ¡Es una serpiente! — Gritó Marco
— ¿¡Y que!? ¡Hemos enfrentado cosas peores! — Kevin se detuvo por un momento y una sonrisa se formó en su rostro. — ¡Oh, ya se! ¡El gran Marco Maldonado le tiene miedo a una serpiente!
Marco se ruborizó y luego tragó saliva, mientras se obligaba a salir de su escondite.
— ¡N-No digas tonterías! ¿Yo? ¿Miedo? ¡Observa como le arranco el cascabel a esa cosa!
— Ustedes encárguense de eso, yo me encargo de los civiles. — Sonrió Génesis.
— ¡Esta fue tu idea! ¡Tú deberías lidiar con la serpiente!
— ¡Ustedes son los hombres! ¡Aprendan a ser caballeros! Además, aún no olvido que fueron al cine con Grecia y su amiga.
— ¡Eso fue hace meses! — Gritó Marco.
— ¡No me importa! ¡Encárguense de esa cosa!
Marco apretó los dientes y el puño.
— Déjala, Marco, nosotros nos encargamos de esto, a menos que tengas miedo.
— Yo les enseñare lo que es el miedo. — Dijo mientras corría hacia la serpiente. La serpiente lo notó a lo lejos y lo golpeó con la cola, lanzándolo hacia los escombros de nuevo. — Bueno… lo intenté. — Dijo mientras se dejaba caer.
Kevin suspiró.
— Mi turno.
Kevin corrió dentro del reducido túnel evadiendo los golpes de la serpiente. La serpiente dejó caer su cola, pero Kevin solo saltó y encajó sus aletas en la cola, atrapándola. La serpiente abrió la boca emitiendo un sonido de claro dolor.Al ver que estaba atrapada lanzó su cuerpo completo hacia Kevin, lista para comerlo. Kevin saltó y evadió a la serpiente, pero esta se dirijió hacia los civiles que Génesis estaba ayudando a escapar.
— ¡No!
De pronto Marco encajó sus garras en la cara de la serpiente y la hizo retroceder.
— ¡Odio estas cosas! ¿¡Quieres darte prisa!? — Le gritó a Génesis.
— ¡Lo hago tan rápido como puedo!
—Creo que la dejé ciega. — Dijo Marco hacia Kevin.
— Eso no importa, ellas sienten las firmas de calor. — Dijo Kevin.
— Creo que puedo hacer algo con eso. —Marco tocó el suelo y cerró sus ojos, concentrándose.
— ¿Qué haces? — Preguntó Kevin, pero no hubo respuesta. Marco estaba completamente concentrado. De pronto el lugar comenzó a sentirse muy caliente, todos comenzaron a sudar y la serpiente comenzó a moverse en todas las direcciones, confundida.
— ¡La tengo! — gritó Marco mientras saltaba y lanzaba sus garras de fuego, acabando con la gran serpiente.
Marco dio el golpe final y la gran bestia se volvió una pequeña serpiente, escapando rápidamente entre los escombros del túnel.
— Vaya, inclusive con tu miedo a las serpientes lograste derrotarla. — Dijo Kevin.
— ¿Yo? ¿Miedo? Te dije que no le temo a esas cosas.
— Claro… ¿Sabes qué? No importa, vayamos a ayudar a Génesis con los civiles.
Los chicos se dirigieron a ayudar a las personas, y en menos de diez minutos lograron sacar a todos, aunque definitivamente arreglar los túneles del metro iba a ser mucho más difícil.
— Debemos irnos. — Dijo Marco. — Antes de que llegue la policía y quiera cobrarnos todo esto.
— Muy bien. — Dijeron los otros dos.
— ¡Chicos! — Gritó una persona entre los civiles, los tres voltearon de inmediato. — Gracias por salvarnos.
Los chicos se sorprendieron, pues nadie les había dicho eso antes, y realmente, por primera vez, sintieron que las personas no sentían miedo alguno hacia ellos, era reconfortante. Los chicos sonrieron y dejaron el lugar rápidamente al ver a la policía bajando por las escaleras.
— ¡Malditos monstruos! — Gritó el Capitán Rodrigo. — ¡Vienen aquí, destruyen todo y se largan!
— Está en un error, Capitán. Esos chicos salvaron nuestras vidas de una serpiente gigante; de no ser por ellos, todos estaríamos muertos.
El Capitán los miró molesto mientras dejaba escapar un pequeño gruñido.Fuera de ahí, en un edificio cercano, los tres chicos estaban radiantes de felicidad.
— ¿Escucharon eso? ¿O solo fui yo? — Preguntó Marco.
— Lo escuchamos, ellos realmente nos agradecieron…— Contestó Génesis.
— Increíble, la gente de esta ciudad nos acepta. — Dijo Kevin. — ¿Sabes? Este tipo de cosas hacen que todas las palizas que he recibido valgan la pena.
— Ni siquiera me importa haber perdido nuestro día libre para luchar contra esa cosa. — Dijo Génesis. — ¿Sabes qué? Aun podemos aprovecharlo, nunca hemos disfrutado de esta ciudad transformados. — Sugirió Kevin.
— ¡Hagámoslo!
Los tres chicos saltaron del edificio mientras recorrían las calles de la ciudad, evadiendo el tráfico, la gente, el mundo. Para ellos era algo asombroso, pues nunca habían sentido tanta libertad; y ahora no tenían por qué esconderse, pues la gente sabía que estaban ahí para cuidarlos.
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Editado: 27.04.2021