Esposa de Alquiler

CAPÍTULO 6: LUCHA DE PODER

CAPÍTULO 6: LUCHA DE PODER

Charlie llega a mi piso a las 8:35 pm. Me acerco hasta la puerta y le abro. A diferencia de él, no me gusta esperar a alguien en ropa de casa, así que llevo un conjunto de falda y camisa que me favorece mucho. Mi cabello está recogido en un moño alto y no llevo maquillaje. Me saluda con dos besos, uno en cada mejilla y me aparto para que pase.

—¿Cómo va el día de mi futura esposa? —pregunta intentando ser amable, pero yo prefiero pasar a los negocios, así que lo ignoro y paso a lo interesante.

—¿Cómo será mi contrato? ¿Lo del puesto de directora era cierto o lo dijiste solo por decir?

—Vamos con calma —me dice tomando asiento y centrando sus ojos en mí. No me sorprende que me recorra con la mirada, así como tampoco lo hace su sonrisa malévola. —Lo del puesto de directora es cierto, mi asistente te enviará la documentación necesaria por correo. El salario estará por encima que el de cualquier director y el anuncio lo haremos a finales de semana. Eso sí, estaré evaluando tu rendimiento ya que, al primer fallo, tendré que tomar las riendas.

—Está bien, de todas formas, si tengo algo que añadir luego de que lo revise mi abogado te estaré avisando.

—Me parece perfecto, igual te puedo pasar el número del mío para que ellos dos se pongan de acuerdo. En cuanto a la boda ¿Te parece suficiente un mes para organizarlo todo? Quince días se vería muy apresurado.

Me siento frente a él y suspiro… «La boda». La verdad es que no me había planteado casarme, al menos no a corto plazo, así que pensar en que lo haré, así sea solo por conveniencia me genera dolores de estómago.

—Un mes también parece apresurado, pero solo necesitamos a una organizadora de bodas experta.

—Mi equipo se encargará de contratar a la mejor y los gastos correrán por mi cuenta. Dudo que tu padre quiera colaborar.

—Yo hasta dudo que vaya a asistir.

Charlie mira su reloj y luego a mí.

—¿Algo más sobre lo que tengas dudas?

—Sí, ¿Viviremos juntos? ¿Y si es así dónde? No te ofendas, pero no me gusta tu piso y tampoco me agradaría que vengas al mío.

—Tengo una casa a las afueras de la ciudad, está en una zona más tranquila y tiene acceso a una avenida que nos haría llegar en 20 minutos a la oficina.

—¿Habitaciones separadas no?

Él me mira como si fuese idiota.

—Claro Megan, ya sabes porqué hacemos esto.

—Bien. ¿Y lo de las prostitutas? ¿Dejarás de verlas mientras estemos casados no?

Cruza los brazos y traga saliva.

—¿Se supone que debo hacerlo?

—Pues sí, porque si se llegase a filtrar que las sigues frecuentando quedaría en evidencia que lo nuestro es una tapadera.

—¿Pretendes que me mantenga célibe entonces?

—No pretendo nada, solo que busques a alguna mujer normal para tus cosas siempre y cuando ella sea prudente.

—Como que fuese tan fácil —lo escucho susurrar para sí mismo, aunque no me queda del todo claro.

—¿Qué? —inquiero con curiosidad.

—Nada, está bien. Estoy de acuerdo. ¿Tú estás con alguien?

—No, pero sí frecuento a alguien de cuando en cuando para ese tipo de cosas.

—Vaya, vaya —sonríe —¿Y qué tal?

—No es tu asunto.

Charlie se levanta.

—En cuanto a nuestra historia de amor ¿Qué diremos?

Elevo los hombros.

—Podemos decir que entre tantas negociaciones acabamos enamorándonos y que manteníamos un idilio secreto. Podemos hacer que algún periodista filtre alguna foto o captura de mensajes para que todo parezca más creíble. También tendríamos que dejarnos ver haciendo cosas juntos. —comento.

—Y tendría que anunciarlo. Haré una rueda de prensa mañana en mi empresa. ¿Puedes venir? Así comentaré lo de nuestra boda y dejaré entrever que pasarás a formar parte de la compañía.

—Está bien. De todas formas, no tengo trabajo ahora, así que no tengo nada mejor que hacer.

Charlie se fija de nuevo en su reloj y se encamina hacia la salida.

—Ya dejando todo claro me marcharé. Aprovecharé el que probablemente sea mi último día de libertad.

—Solo será temporal —le digo siguiéndolo.

—¿Me acompañas abajo? Le pediré a mi chofer que nos tome varias fotos a la distancia y filtraremos esas a la prensa.

—¿Ahora? —refunfuño. —Bien, será.

 

El frío de la noche cala en mis huesos una vez que estamos afuera. A varios metros se escucha el tráfico, los coches, los cláxones y alguno que otro animal nocturno. Charlie ya le dio las indicaciones a su chofer y lo veo ahora venir hacia mí con una expresión despreocupada. Parece que no le importa nada de esto, el tener que casarse conmigo y fingir ante el mundo que estamos muy enamorados.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.