Esposa de Alquiler

CAPÍTULO 7: EL PERIODISTA

CAPÍTULO 7: EL PERIODISTA

Quisiera decir que me despierto con normalidad, pero lo cierto es que casi no pude pegar un ojo en toda la noche. El beso con Charlie se repetía en mi cabeza una y otra vez y por más que intentase olvidarlo se me espeluscaba el cuerpo al rememorarlo. Así que me froto los ojos y voy directo al baño para lavarme los dientes y bañarme. Mi intención en salir a correr y luego comer en alguna cafetería.

Al terminar de asearme paso por la cocina y abro el frigorífico. Tengo café soluble y aunque mi estomago resuena quiero algo más fuerte. Me gusta mi privacidad, así que no soy de tener a una empleada doméstica en casa. Sin embargo, hay una que viene tres veces por semana y se encarga de la limpieza. Todo a mi alrededor está impecable puesto que no cocino, pero ahora, en este preciso momento me gustaría tener a alguien que cocinase para mí.

Miro el reloj, son las nueve de la mañana y la rueda de prensa a la que debo asistir será a las cuatro de la tarde. Suspiro imaginando el día que se avecina cuando escucho el sonido del timbre. Voy hasta el intercomunicador y veo por la cámara que se trata de un periodista, pero no de cualquier periodista, sino de uno con el que he mantenido un idilio.

—Lucas —digo a modo de saludo y trago saliva. Tengo una idea de lo que podría decir.

—¿Puedo subir?

—¿Ahora? Estoy en paños menores —miento para ver si se marcha.

—Eso no te ha detenido antes —replica y yo ruedo los ojos.

—Está bien —digo y presiono el botón que desbloquea la puerta. Lo veo entrar e inhalo profundo. Voy hasta el espejo más cercano y miro mi reflejo. Me veo bastante bien, soy atractiva. Tengo bonito cabello unos rasgos agradables y una boca llamativa. La ropa deportiva se adhiere a mi cuerpo resaltando mis curvas y mis músculos tonificados. En otras palabras, podría ser considerada una soltera de oro, aunque no paso mucho tiempo pensando en eso.

La puerta suena con un breve golpe y me acerco para abrirla. No puedo evitar impactarme al ver a Lucas cara a cara. Si algo me gusta de él es que luce como un modelo andante. Si no fuese periodista podría dedicarse al modelaje al 100%. Tiene un cabello ondulado y con algunas canas que adornan su rostro bien delineado. Sus ojos verdes lucen serenos y su nariz… Digamos que su nariz es una de mis debilidades teniendo en cuenta sus múltiples usos.

—Aquí estás —dice —¿Esos son tus paños menores?

—Para ver al periodista de ‘La opinión’ sí. ¿Esto saldrá en tu columna principal?

—No —no se mueve de su posición, pero me observa preocupado —Lo que dijiste ayer… ¿Es cierto? ¿Vas, vas a casarte?

Verlo titubear resulta tierno. Si alguna vez me hubiese permitido sentir emociones por alguna otra persona que no fuese mi padre, quizá me habría enamorado de Lucas. O puede que no dado que no me interesa el amor. Y él, no tiene dinero, mucho menos alma de negociante.

—Es cierto, Charlie Wilson y yo estamos muy enamorados.

Lucas entra a mi piso y camina de un lado a otro.

—Me dijiste que no buscabas compromisos. Seguí viéndome contigo a escondidas pensando que no había nadie más y…

—Lucas, desde el inicio he sido muy clara contigo. Te dije que no quería compromisos y no mentía. No quería compromisos contigo.

—¿Por qué? —cuestiona acercándose —¿Por qué no soy millonario? ¿Y Wilson Megan? ¿En serio? Todo el mundo sabe que se revuelca con prostitutas. ¿Esa es la vida que quieres para ti?

—Los hombres con dinero no saben en que malgastarlo. Además, él me prometió que dejará de hacerlo.

Él me toma por los hombros y yo me dejo tocar, quizá por las viejas costumbres.

—¿Ya no sientes nada por mí? —susurra.

—Preferiría no responder a eso —respondo. Y no sé por qué pienso en Charlie, lo imagino tomándome por la cintura y sonriéndome con suficiencia. Sus ojos brillantes, su ego por las nubes. «Diablos». Tomo el rostro de Lucas y junto nuestras caras, siento su respiración y el sonido de su corazón latiendo deprisa. —No deberías volver por aquí —digo bajito —No podemos seguir manteniendo la relación que manteníamos.

—¿Estás segura?

Una de sus manos baja hasta mi trasero y lo aprieta con fuerza. Él se pega más de mi cuerpo y siento su erección. Quiero responder, pero mi voz titubea y antes de que pueda decir algo ya nos estamos besando.

 

 

Estoy puntual en la empresa de Charlie. Ya conocía el lugar de antes al intentar negociar una que otra vez con él, así que camino con seguridad por los pasillos. El lugar donde se llevará a cabo la rueda de prensa es en una especie de auditorio que detallo sorprendida. Cada rincón de aquel edificio denota lujo y dinero.

Los periodistas están ubicados en sus puestos y hay aproximadamente siete camarógrafos. Me tenso cuando reconozco la mata de pelo de Lucas, pero me enderezo y tomo aire.

—En dos minutos salimos —me avisa Charlie que se para a mi lado y me tiende la mano.

—¿De verdad quieres que salgamos tomados de la manito? —inquiero con sorna.

—Estoy comprometido con limpiar mi nombre Megan y si para eso tengo que pretender ser un prometido enamorado lo haré.

Suspiro.

—Bueno, que el circo comience —canturreo antes de que salgamos al escenario. Los flashes no ciegan, y agradezco que Charlie me haya tomado de la mano. El presentador da inicio a la ronda de preguntas luego de que nosotros tomamos asiento y mi ‘prometido’ habla sobre nuestro matrimonio, además de lo que eso representará en su compañía.

—Confío en las habilidades de mi futura esposa y sé que ella hará que la cadena de cruceros Wilson Cruise Line siga creciendo. Deseaba esperar hasta el viernes para contar esto, pero —me mira —movido por la emoción lo diré ahora: Megan Jones será la directora general de esta compañía.

Se hace un silencio que parece eterno en el lugar, pero luego se escucha un aplauso, luego otro y luego otro. No puedo evitar sonreír y me levanto para hacer una inclinación a los presentes movida por la euforia. «Demostraré lo que valgo».




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