Esposa de Alquiler

CAPÍTULO 9: MICHAEL JONES Y PREPARATIVOS DE BODA

CAPÍTULO 9: MICHAEL JONES Y PREPARATIVOS DE BODA

El sonido de la puerta irrumpe mi mañana, el golpeteo no se detiene y solo se me ocurre una persona que pueda ser tan impertinente: mi hermano.

—Ya voy —grito levantándome tan rápido como puedo de la cama. Cuando llego al recibidor abro la puerta y para mi no sorpresa Michael se encuentra allí expectante.

—Hasta que por fin abres hermanita. ¿No has aprendido a madrugar?

—Anoche me acosté tarde —respondo dándole paso para que entre. Él atraviesa mi hogar como un torbellino y habla sin detenerse.

—¿Es verdad todo lo de ayer? ¿Te casarás con Wilson por el puesto de CEO de su empresa? ¿Sabes que te estás yendo a una compañía de quinta? Mi padre está como el diablo, anda de malhumor desde que vio la noticia y ahora parece más ogro de lo normal. ¿Buscas acabar con la familia?

—Son demasiadas acusaciones para alguien que aún no se ha tomado un café.

—Megan, regresa con papá, pídele perdón y tu puesto te será concedido de vuelta. Mira, como tu jefe no seré tan duro contigo y aprenderás de mí.

—Que te jodan Michael, podría yo enseñarte a ti, pero no al contrario.

Me tumbo en el sillón del salón y él se sienta a mi lado.

—Ok, supongamos que sabes más que yo, pero aún así te falta la experiencia de la calle.

—¿Alegas que me falta ir a fiestas y meterme droga?

—Lo creas o no allí es donde se conoce a la mayoría de los empresarios.

—Ajá.

—Tengo contactos Megan, contactos que no tienes tú y eso ha jugado a mi favor.

—Bien por ti. Ahora ¿Podrías marcharte y decirle a papá que no cambiaré de opinión?

—¿No te importa que te desherede?

—Ya tengo mi 5% de acciones, así que mi padre puede hacer lo que quiera.

Michael mueve la cabeza de un lado a otro.

—¿No tienes servicio? Me apetece desayunar.

—Me da igual lo que te apetezca, vete ahora mismo que a mi me apetece seguir durmiendo.

—No podrás dormir con el marrón que te echará encima papá. ¿Estás preparada para eso? Además, me pidió que te diga que le vendas tus acciones. Ya no quiere tener ningún trato contigo.

—Lo siento porque Morgan no pueda tolerar que alguien le lleve la contraria. No pienso vender nada. Ahora, te dejo porque pienso seguir durmiendo. Cierra la puerta al marcharte Michael.

—Estás tomando elecciones equivocadas Megan —concluye antes de irse. Y a mí aquello me entra por un oído y me sale por el otro. No voy a consentir que me sigan pisoteando. No más.

 

Por la tarde me encuentro en una cafetería de lujo con la organizadora de bodas que Charlie contrató. Es una mujer rubia y que viste muy elegante, también se ve muy preparada y me muestra en una Tablet un montón de cosas a las cuales no les presto demasiada atención.

—¿En un crucero le gustaría? Sería bueno para la empresa de su futuro esposo, incluso podría ser el inicio de contrataciones de los cruceros para bodas y fiestas de este tipo.

Lo que dice parece interesante.

—Pues ahora que lo menciona es una idea estupenda, aunque sinceramente no me hace ilusión casarme en el mar.

—En ese caso, podría ser en una isla. Tendría el mar cerca, pero no estaría sobre el mismo.

Reflexiono en ello, realmente no me hace ilusión casarme ni en un lado o en otro. Preferiría no tener que participar en este circo, pero no me queda de otra. Así que opto por inclinarme por aquello que nos puede generar ganancias a mediano plazo.

—¿Sabe qué? Que se haga en el crucero. ¿Por qué no? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué vomite en mi vestido? —rio.

—Eso no pasará, ya lo verá. Usted deje todo en mis manos. ¿Quisiera una decoración tradicional o vanguardista?

La mujer me muestra varias fotos en las que se ven decoraciones excesivas y llenas de blanco. Me llama la atención una en la que hay flores en el techo y muchas luces. Parece una boda de cuento.

—Esta me gusta —comento señalando la que capta mi atención. Aunque debo admitir que todas se ven increíbles.

—Bien, decidido entonces. Ahora pasemos con la lista de invitados. Tengo entendido que uno de los cruceros que podríamos emplear tiene capacidad para más de 8000 personas. Pero como tenemos que incluir al personal, podríamos trabajar con la cifra de 6000 personas. ¿Le parece?

«¿Para qué quisiera que tanta gente asista a mi boda? ¡Dios!».

—Pues… Sí, de todos modos, yo creo que con mil personas a mi me basta. Pero, dependerá de lo que opine Charlie también. Haz un conteo de políticos, medios de comunicación, directores de cadenas hoteleras importantes, también los directores de otras compañías que puedan interesarnos… Quizá influencers, los famosos de la zona. Cualquier persona que nos aporte publicidad en otras palabras.

—Lo haré. ¿Tiene alguna idea para el vestido?

—Creo que con alguno de Renee Strauss nos valdría. ¿Podrías investigar si ella podría hacerme uno a medida? Sería el vestido de novia y el vestido de la fiesta asumo.

—Claro, me pondré en contacto con ella apenas terminemos de organizar los puntos más relevantes. ¿En cuánto al menú?

—Ya todos esos detalles los dejaré a tu libre elección. No nos detendremos por gastos, así que tú apunta a lo más alto. —le explico ya tuteándola porque estoy cansada y harta de organizar una boda que no me importa en absoluto. Charlie bien que se ha lavado las manos y me ha dejado sola con esto.

—Como diga señorita Megan. Me haré cargo y usted tendrá la boda de sus sueños. Ya lo verá, está en las mejores manos.

Me obligo a sonreír y asiento. Aunque todo se me hace ridículo solo debo concentrarme en que ya tengo el puesto que quiero y que ahora solo debo seguir adelante. Avanzar. Cuando salgo del restaurante José me espera con mala cara. Parece que vio a un fantasma.

—¿Qué sucede?

—Será mejor que no vea las redes sociales —me advierte.




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