Esposa de Alquiler

CAPÍTULO 12: NEGOCIOS EN NORUEGA

CAPÍTULO 12: NEGOCIOS EN NORUEGA

Veo por la ventanilla del avión privado y suspiro. Como no es necesario que José me acompañe le di el fin de semana libre para que lo pase con su familia. Sin embargo, me siento desprotegida. Es decir, viajo con Charlie y su equipo, lo cual es como si estuviese sola contra el enemigo. Como él mismo dijo, no debo confiar en nadie y mucho menos en él. No le había dado muchas vueltas antes con todo el asunto de mi primer día de trabajo como CEO, pero Charlie sabía lo de Lucas.

Y eso, solo puede significar que me espía. Me remuevo en mi asiento y lo detallo con disimulo. Está sentado justo al frente y desliza el dedo sobre su móvil. Odio tener que invertir mi sábado y domingo en esto, pero supongo que no queda de otra.

—¿No deberíamos hablar del plan de acción?

El hombre levanta la mirada y me mira con severidad. Alguien no está de muy buen humor que digamos.

—El plan de acción es el dinero, siempre se trata de eso.

—Suenas igual que mi padre —refuto cruzando los brazos.

—Las acciones han subido, así que tendré que elevar lo que ofrezco.

—¿Y realmente necesitas esos parques? Porque con los cruceros te va muy bien y…

—Megan no te lo tomes a mal, pero ¿Podrías callarte? Puedo pensar por cuenta propia por si no se te había cruzado por la cabeza y lo tengo todo controlado.

Elevo las manos mostrando las palmas. «Capullo».

—Claro, me callo —replico y me concentro en la ventanilla. Desde las alturas todo se ve tan pequeño, tan minúsculo. Cuando me aburro, cierro los ojos y echo una cabeceada lo cual termina con una Megan dormida durante todo el trayecto.

—Despierte señorita Megan, hemos llegado —me dice una de las ayudantes de Charlie.

Suelto un bostezo y me levanto con pesadez.

—¿Sí? Pues el viaje ha sido corto.

Bajo del avión y hay una camioneta negra esperándonos. Me siento al lado de mi ‘prometido’, en sumo silencio. Estoy molesta, si tan callada necesitaba que estuviese no haberme invitado. Tan simple como eso. Aunque me obligo a recordarme que este es una especie de trabajo y me limito a cumplir mi función, la cual asumo que es simplemente estar y sonreír.

El susodicho pone una mano sobre mi pierna y pregunta:

—¿Has dormido bien?

Me giro hacia él y lo veo con mala cara.

—¿Ahora si puedo hablar? Agradecería que no me toques a menos que sea estrictamente necesario —añado.

Charlie rueda los ojos.

—Disculpa por haberte dicho aquello ¿Ok? Es que estoy bastante tenso, parece que hay otro comprador. Y sí quiero esos parques Megan, los tengo en la mira desde hace un par de años. Sé que le darían un impulso enorme a mi marca, ya hice un análisis del mercado.

—Entonces los tendrás —respondo poniendo mi mano sobre la suya, la cual no ha movido, por cierto —solo tienes que darles lo que quieren que ya sabemos que es dinero y la idea de una pareja feliz.

—Necesito tu mejor actuación Megan.

Asiento y me preparo para pretender sentir un ápice de cariño por este hombre.

 

 

La residencia de los Nilsen se alza frente a nosotros. Es una vivienda magnifica y muy Noruega. Los árboles, el cielo y el clima me deslumbran ya que todo se ve magnifico. Charlie y yo nos bajamos del auto. A nuestras espaldas nos siguen sus ayudantes, entre los que tenemos a un abogado, un traductor, una asistente y un chofer.

En la entrada nos espera una mujer quien nos recibe con mucha amabilidad y señala que debemos esperar un par de minutos. Todo esto lo dice en inglés. Nos invita a tomar asiento en los sillones de la recepción y pregunta si queremos algo de beber. Aunque todo me parece muy correcto por su parte, lo lógico sería que los Nilsen nos recibiesen de una vez, puesto que hicimos un viaje largo para verlos.

—Putos engreídos —susurra Charlie. Lo tomo por el brazo y lo acaricio para que se relaje. En los negocios dejarte afectar por tu oponente es un error.

—Solo quieren darse a desear, démosle el gusto por ahora.

—Mira que hacerme venir para esperar —refuta.

—Solo quieren inflar el precio —suelto y lo sigo acariciando.

Su abogado comienza a hablar del precio de la cadena en el mercado y debate con Charlie sobre cuál sería el mejor acuerdo. Los minutos transcurren y sale una mujer muy alta y rubia. Lleva un vestido negro con puntos blancos y el cabello de lado perfectamente peinado.

—Lamento la demora —dice en un inglés perfecto —y agradezco que hayan venido. Por desgracia, ahora no tengo mucho que decirles puesto que se ha presentado otro comprador y nos estamos debatiendo sobre cuál sería la mejor opción.

—¿Cuánto? —se limita a preguntar Charlie sin mostrar ningún signo de afectación en su rostro.

—Eso no puedo decirlo —responde la mujer y luego sonríe —pero mi familia y yo nos inclinaremos por la opción que nos parezca más favorable y que vaya a juego con nuestros valores.




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