Esposa de un vampiro (eduv)

Capítulo 8 Mírame

—¡Los policías son tan inútiles!– el asaltante sonrió satisfecho por su robo del día a un comerciante ambulante, quien salió corriendo empujando inclusive a transeúntes que pasaban a su lado.

Realmente hubiera sido su día de suerte, si Louise no hubiera visto la escena y si ella no estuviese de mal humor. La joven fuerte lo miraba desde una esquina de un edificio, en como él corría, donde aprovechó para llamar a la policía y darles la dirección donde estaba el malhechor. Alzó su capucha y fue directo a él parándose silenciosamente muy delante de él. El sujeto paso de largo de ella, en donde por la prisa, el dinero robado cayó al áspero suelo. Ante esta oportunidad Louise habló de repente, lo suficientemente alto para que él la escuche:

—Señor, se le cayó este fajo de dinero ¿Es suyo?– recogió el dinero.

El sujeto al escuchar esto, volteó rápidamente retrocediendo muy alterado— ¡Ese dinero es mío! Dámelo mocoso.– Louise sonrió y lo tiró hacia arriba dejando atónito al hombre, ya que lo tiró demasiado alto. Cuando él quiso alzar su mano, se dio con la no grata sorpresa que estaba sujetado de manos por Louise— Es una lástima que no puedas tomar el dinero y no lo harás por mucho tiempo– habló satisfecha y lo tumbó al piso, para luego dejarlo inconsciente de un golpe.

Mientras esperaba que los policías vinieran por él, justo en ese momento un sujeto de sombrero caminaba en su dirección. Tenía la ropa completamente negra y su sombrero alto era un rojo vino, el cual tapaba sus ojos. Paró de caminar justo cuando llegó en donde estaba Louise y sólo atinó a sonreír. La joven fuerte sintió un leve escalofrío, por lo que ella volteó para mirarlo fijamente hasta que finalmente el lúgubre sujeto habló:

—Una chica tan joven, ¿qué hace sosteniendo un hombre tan desagradable? – se agachó e hincó con su dedo al malhechor, lo cual Louise veía raro su comportamiento.

—No está muerto, si quiere averiguarlo.

—Pero serviría bastante bien como saco de boxeo.

—...
Tiene razón. Es bastante fornido.– el lúgubre sujeto sonrió ante su respuesta.

—Me caes bien, sabes– volteó hacia ella con una sonrisa amigable, pero a la vez intimidante.

—Pero a mi no me caes bien, es una verdadera lastima.– Louise sabía perfectamente con quién estaba teniendo una conversación. Y por supuesto no era un humano, menos su aura transmitía confianza.

—Qué directa eres, y tienes una apariencia interesante– rio brevemente.

—Y también tengo algo interesante que hacer, si me permites tengo irme.– sonrió Louise con sarcasmo, para luego cargar al pesado sujeto.

—¡Espera!

—¿Qué?– volteó cautelosa.

—Se le cayó su zapato.– le entregó el zapato del malhechor tapándose su nariz.

—Ah, gracias– tomó el zapato y lo puso encima de la espalda del sujeto, para luego seguir su camino rumbo al encuentro con los policías, que ya iban en camino.

La mirada fija de aquel sujeto hacia ella, no presagiaba buenas cosas al futuro de Louise.

—Eres una mariposa interesante.–dijo mirándola, para luego susurrar—Tan interesante  quisiera tomar esas alas.– una sonrisa con malicia se formó en su rostro. Le bastó unos segundos para desvanecerse y desaparecer de lugar.

(***)

El restaurante de Steven, estaba abarrotado por clientes, por lo que la ayuda de la joven fue necesaria desde que llegó.

—¡Louise!, tardaste en venir, ve y alístate ¿Oh, no estás totalmente recuperada? Ya sabes, a noche...– dentro de la cocina, la pelirizado le entregó la vestimenta, poniendo una expresión de querer saber más.

—Gracias Lena y también por cubrirme a noche. Todo salió bien.–le sonrió palmeando su hombro.

—No te preocupes, que ya recibiré el agradecimiento de chef.– miró con brillo en los ojos de su futura recompensa.

—¡Querida Louise!– Steven la abrazo por atrás como siempre, pero esta vez no recibió un golpe de ella.—¿Louise?– se separó de Louise viendo que ella se comportaba algo fuera de lo usual.

—Buenos tardes, Steven.
Tuve un percance, ya sabes lo de siempre.

—¿Qué esto chef? Louise no te golpeó ¿Qué paso esa noche, chef?– murmuró mostrando un rostro de sospecha.

—¿Louise aún te sientes mal?
¿Sigues con fiebre?–tocó su frente— ¿Un ladrón se te escapó? ¡Dime que te pasa!– mencionó rápidamente incitando a que Louise se altere.

—¿Acaso te gusta que te saludé con un golpe? ¿No puedo saludarte con normalidad?
¡Ah!– le golpeó con los dedos en su frente.

—¡Eso es!–la señaló dejándola pasmada por su reacción— Ya volvió la Louise normal– sonrió satisfecho.—Lena, alista todo. Louise ya pronto será tu turno.

—¿Qué clase de masoquista eres tú? Ya se me está haciendo esto costumbre– murmuró para si misma viendo a Steven.

—Es raro en su especie, señorita fuerte– le susurró Zen, quien estaba detrás de ella, por lo cual Louise reaccionó volteando de inmediato.— Probablemente quería subirte los ánimos de esta manera. Realmente un vampiro raro, muy raro– mencionó comiendo una barra de chocolate.

—El único raro aquí eres tú Zen, ¡deja de comer y ponte a trabajar!– ordenó Elián muy apurado ya que era la hora punta para atender a los clientes.

—Mejor nos apuramos señorita fuerte, que Elián tiene el síndrome de jefe de repuesto.– le susurró con una sonrisa burlona.

—¡Te escuché Zen!

—Ya deja de renegar Elián, se te van a subir los siglos y hasta arrugas se te van aparecer de tanto renegar– dijo Drake alistando los productos— Yo sé lo que te falta y es una mujer.– lo señaló.

—Oh un bozal, para que no muerda. Literal.– rio Zen.

—Ya Zen, no enojes a Elián, que luego desquita conmigo por contratarlos. Perdóneme Don Elián– mencionó Steven riéndose también. Prácticamente le estaban haciendo Bullying. Aunque Elián ya estaba acostumbrado a sus recurrentes bromas. Por lo que tan sólo suspiró con pesadez.




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