•ARCO DOS•
Tan sólo dos días faltaban, para aquel día en que Louise entraría a otra etapa de su vida. Sus padres, ya con algunas ganancias de su nuevo trabajo como comerciantes, ideaban una forma de darle una sorpresa a su preciada hija. También su hermano Adel, tenía pensado darle una sorpresa a su hermana menor, muy aparte a la idea de sus padres.
Como es fin de semana, la familia Álvarez estaba reunida con los aperitivos cocinados por Adel, listos para ser degustados.
—Y dime hija, ¿ya pensaste que estudiar, después de salir de la preparatoria?–tomó un sorbo de agua para continuar hablando—Si quieres retomar la profesión como luchadora, nosotros te apoyaremos con gusto.– habló su padre, Dante. Quien no paraba de repetir aquello que Louise ya daba por tachado.
—¡Exactamente hija! Sabes que te apoyaremos en todo– sonrió gustosa su madre, asintiendo con la cabeza.
—¡Papás! Dejen de hostigar a mi hermana.– Adel alzó la voz como forma de protesta—Saben que no me gusta pelear con ustedes, pero la última decisión en su proyecto vida lo tomará Louise.– miró a su hermana, para ver una respuesta en ella.
La joven fuerte, dio una sonrisa de agradecimiento a su hermano mayor, para luego dirigir la palabra a sus padres.
—Mamá, papá. Mientras duró lo que a ustedes les hizo feliz en su momento, al igual que yo. Ya es parte de un buen recuerdo de mi pasado. Sé que deseaban que tomara ese rumbo al igual que ustedes, pero hay veces en que uno ve otros caminos por tomar que les hace más feliz.
—Lo ven padres, su hija sabe lo que hace y saben muy bien que ya no es una niña. Pronto entrará a la vida adulta. Y aún así, es mucho más madura que ustedes.– Adel estaba orgulloso de lo que era Louise, a pesar de que fue influenciada por su padres en su momento, supo tomar sus propias decisiones. Aunque la preocupación por aquel mundo desconocido que ella está involucrada, no salía de su mente.
—Emilia, tal vez tenga razón Adel.– miró de reojo a su esposa, la cual dio un breve suspiro de rendición— Está bien hija, ¿pero tienes alguna profesión en mente?, ya que te vemos tan decidida, es que ya no podemos seguir insistiéndote.
—Bueno, hace más de un año que he ayudado casos policiales. Debido a mi agilidad, es que no pueden negar mi ayuda. Así que...
—Buscar la ayuda de una menor, ¿en qué mundo vivimos?– pensó Adel escuchándola.
—Cariño ¿Quieres ser policía?–preguntó su madre al escuchar aquello, con un rostro angustiado. Ser una deportista era sacrificado, pero sentía que más arriesgado era el rumbo que estaba tomando Louise.
—Quiero ser oficial de policía– anunció en voz alta– es una carrera que va con mi personalidad. Además, es un trabajo muy interesante.–explicó con un semblante serio dejando pensativos a sus padres, pero Adel, no pudo evitar atorarse con lo que estaba comiendo en ese momento. Al calmarse, habló con rapidez.
—Hermana, ¿estás segura? Ese es un trabajo muy peligroso, pones tu vida en riesgo.–La administración es también interesante– se señaló a si mismo—te lo dice un estudiante de esa especialidad.
—Adel, ¿qué decías de no hostigarla?– murmuró Emilia a su hijo, dándole entender que se estaba comportando como ellos. Por lo que disimuló tosiendo con brevedad.
—Sí, lo sé–asintió con la cabeza—pero es el camino que escogí, toda elección tiene posibles riesgos. Pero, sabré evitarlos. Así que quiero que no se angustien con esta decisión.
Hubo un largo silencio, y ya la comida estaba enfriándose. Hasta que Dante habló, dando un suspiro.
—Está bien, eres nuestra hija y sé cómo te hemos criado. Así que también sabemos de tus capacidades, si crees capaz de hacerlo, no tenemos porque dudarlo. Este mundo es muy peligroso, aún para un peleador como lo fuimos nosotros– miró a su esposa, la cual afirmó con la cabeza— Y ambos sólo queremos que seas feliz, y si ese camino te hace feliz. Lo aceptaremos.
—Muchas gracias por comprenderme, papás– Louise bordeó en su boca una de sus mejores sonrisas, se sentía muy feliz. Había pasado tal vez una de las etapas más complicado de un adolescente y sabía que no debía decepcionarlos.
—Además no podemos estar con esta tensión a previas de tú cumpleaños.– afirmó su padre comiendo la porción de su comida, para luego continuar su discurso.—Es nostálgico que ya estés en esta etapa, tu hermano ya está a punto de terminar su carrera y tú ya estás por terminar la preparatoria. Nos vamos sentir solitarios cuando se casen y se vayan lejos de nosotros.
—Ojalá Adel consiga una novia pronto, ya tiene veinticinco pero ninguna novia a tenido.– suspiró— ¿Tal vez debería escoger candidatas para que sea tu futura novia? Tengo muchos contactos...– interrumpió Adel.
—¡Mamá! No es algo malo que no tenga novia, los estudios me tienen muy ocupado, para tener una. Cuando me gradúe pensaré en ello.
—Tiene ser alguien como tu madre, hijo– miró de manera cariñosa a su esposa.
—Prefiero a alguien normal...– susurró Adel, pero Emilia logró escucharlo
—¿Ah? ¡Te escuché Adel! Repítelo.– acercó su oído.
—Ah.. que ...– el hijo mayor tenía mayor miedo a su madre cuando ella se enojaba. Así que comenzó a tartamudear. Hasta que Louise habló.
—Madre, mi hermano escogerá quien crea que sea la adecuada. No hay necesidad de presionarlo. Él es muy responsable con lo que hace– miró a su madre fijamente, por lo que ella lo dejó pasar.
—¡Gracias hermanita! ¡Por eso siempre te apoyaré!–pensó Adel, mirando a Louise como su salvadora.
—¡Louise encuentra un buen partido como tu futuro novio! No permitiré que ni siquiera pueda mirarme a los ojos.–Dante perforó con su tenedor el trozo de carne.
—Hija, ¿no tienes novio?, ¿verdad?– Emilia preguntó con curiosidad, por lo que su padre miraba fijamente a Louise por la respuesta que daría.