La bella y blanca bruja miró detenidamente el estado de Louise, dándose cuenta que no era necesario preguntar en qué necesita ayuda, al verla tan incómodamente atada de manos y pies.
—Claro, supongo que desatarte es lo primordial–corrió hacia ella liberándola de las gruesa cuerda áspera.
—Gracias, Endra.–La joven fue ayudada a sentarse ante todavía estar con el efecto de la pastilla.—No es necesario que me digas ama, no quiero que sientas que te estoy aprisionando, eres alguien libre ahora. Sólo que esta vez necesito tú ayuda. Tal como me lo prometiste aquella vez.
—Bueno, Louise ¿Qué es lo que debo hacer ahora por tí?
—Veo que eres buena con las ilusiones, ¿puedes volver atarme con algo que se puede desatar con facilidad?
—Por supuesto, eso es sencillo.– una especie de magia rodeó sus manos y pies con algo muy suave que aparentaba ser lo que tenía en un principio, ante la breve pausa la bruja comenzó a hablarle en un tono suave.
—Desde aquella vez que me liberaste de aquel lugar, he ayudado a humanos tal como me dijiste. Tenías razón, parte de mis pecados fue liberado con mis actuales acciones, lo que estoy haciendo ahora es pagarte por mi libertad.
—Me alegra verte de esta manera ahora, siento que yo también hice algo bueno.
—Eres más piadosa de lo que te imaginas Louise, tienes un brillo especial que te diferencia de los humanos y muchos seres que conozco, puedo percibirlo.
—Me tranquiliza que pienses así de mi, después del gran error que casi cometo contigo al juzgarte mal.–Suspiró poniendo sus ojos fijos al lugar.—Ahora, este peligroso favor que te pediré, espero que lo aceptes.
—Para mi todo es posible, mientras esté a mi alcance.
—Guía a un vampiro a este lugar. Su nombre es Steven.
—Claro...–miró fijamente a los ojos de Louise.—Puedo ver su imagen en tus pensamientos, lo traeré de inmediato. Será fácil escabullirme en este oscuro lugar. La ilusión es mi especialidad, tal como el arte del engaño ¿Estás segura que no quieres que te ayude a salir?– estiró su mano derecha hacia ella, Louise tan sólo negó con su cabeza.
—Debo salvar a alguien primero, y necesito la ayuda de un especial vampiro.
—No creo que sea el único que desea ayudarte.–mostró un gesto de desagrado.—El vampiro que te acompañó aquella vez está desesperado por rescatarte. Eso lo sé porque veo fragmentos tu vida presente, parece que vampiros como él tienen algo de empatía. Es algo raro en ver, sí que tienes suerte Louise.
—Sigue enojada, por aquella vez...–pensó Louise al verla un poco rencorosa por lo que le hizo Erick en el viaje de excursión.
—Ah, antes de irme déjame decirte que...–La miró fijamente de pies a cabeza.—Te cae bien ese estilo, eres muy guapa–moldeó una sonrisa en su boca.—Aunque tú anterior aspecto te hacia ver más imponente, bueno es sólo mi opinión–dijo ante total sinceridad, para luego irse.
—Qué interesante punto de vista, siento que he sido degradada por alguna razón...–rio con brevedad. Los ánimos de Louise bajaron por su comentario, aunque ella en el fondo pensaba igual. Se sentía otra persona con aquella nueva imagen, era una extraña sensación. Además que no podía olvidar, aquel extraño nombre que pronunció Steven al verla así. Como si fuera el reflejo de alguien más.
Pasaron cinco minutos para aquel silencio se rompiera, ante la voz grave que pronunció las siguientes palabras:
—Lena hizo por fin un buen trabajo, tal como lo esperé. A mujeres como tú, le da mucho estar atadas.–Aquella figura entró traspasando aquella tela que cubría la entrada, era un hombre de mediana edad. Su cabeza mostraba tres cuernos apilados en filas, su piel era gris pálido y vestía un traje de armadura. En ese momento aquel hombre demonio poseía una imagen humana, el cual sus ojos uno de color negro y el otro blanco, no dejaban de mirar la figura de Louise.
La joven fuerte sabía que estaba en una gran desventaja en ese momento, aún no podía mover sus extremidades y alguna provocación hacia ese lúgubre sujeto, sólo le traería problemas. Así que tan sólo decidió ignorarlo.
—¿No vas hablar?–se acercó a ella bajando hacia el suelo y tratando de tocar su cabello.
—Te verás decepcionado, si te digo que este es un cabello falso.– moldeó el demonio una sonrisa desagradable ante sus palabras.
—Ya me di cuenta–jaló su cabello falso tirándolo hacia afuera, produciéndole un breve dolor ya que estaba sujetada por ganchos pequeños a su corto cabello.—Le dije que te vista de manera adecuada para mí, pero definitivamente la ropa humana no tiene nada de estilo.
—Aunque no es de mi gusto, para mi fue la adecuada, no desprestigies su esfuerzo.
A pesar de su esfuerzo de mantener la calma, Louise no podía contener su temperamento y la provocación de aquel hombre.
—Tal como me lo imaginé, tu naturaleza tan indomable, al igual que esa mujer.–La joven abrió los ojos por ser comparada con una mujer que ni sabía su nombre. Su mirada reflejaba dudas.
—¿A quién te refieres?
—Lo intuí por tu apariencia, pero ahora lo confirmo viéndote. Es una lastima que todo tu clan desapareciera, por lo menos ella pudo salvar a alguien. Pero nunca imaginó a manos de quién caería.–rio a carcajadas.—Ese vampiro nunca hace nada bien, ni siquiera pudo evitar que te secuestrara.—Dejó de reírse para señalar su propio brazo.–Mi brazo izquierdo fue herido gravemente por él, me quitó la visión de un ojo y dañó gravemente a mis súbditos. Han pasado más de veinte años, pero el precio por dañarme es hora que me lo pague. Por supuesto que tú, me darás todo ese poder que necesito para matarlo.
—Hablas demasiado.–lo miró directamente a los ojos.—Tal vez, deberías ordenar tu venganza de una mejor manera.
—Que insolente. Sólo dame esa espada y luego te comeré.–Louise mostró un rostro incrédula al oír mencionar sus reclamos y como en esto estaba involucrado Steven.