La mirada Galthet era de triunfo total, pero la sonrisa de satisfacción de Erick reflejaba un triunfo para sí mismo. Había sido golpeado repetidas veces, pero Galthet también había sido herido con sus cadenas, a pesar de lo herido que se encontraba el albino, él tenía mucha más resistencia de aquel que se hacía llamar jefe.
—Tú no eres tan poderoso cuando no hay nadie que interceda por ti, incluso yo puedo golpearte de esa manera. Escoria.–la mirada del albino se dirigió a Steven que se mantenía de pie por inercia, hace mucho que había llegado a su límite y Erick sólo esperaba el momento en que su cuerpo ya no diera ni un aliento más y quedara en un profundo sueño. Hace mucho que quería vengarse de él y aquello era su carta de triunfo.
—Hay algo de lo que me he dado cuenta, tú no eres diferente a mi en cuanto objetivos, has estado mirando con desprecio a Steven. Dime, quieres desaparecerlo ¿No es así?
—Si pudiera hacerlo lo haría, pero no tengo la intención de unirme con una escoria como tú. Yo jamás me rebajaría a ser un simple peón, soy mucho más que tú.
Sus ojos rojos lo miraban con desprecio y repugnancia, a diferencia de los vampiros, los demonios eran seres sin cuerpo propio, lo cuales sólo los más fuertes podían llegar a cierto grado de materialización, pero Galthet tan sólo sobrevivió por largos años a costa de utilizar los cuerpos de otros seres y consumir la esencia de muchos demonios hasta conseguir cierto grado de poder. Pero su última derrota lo provocó Steven, tanto fue el daño que sus heridas nunca sanaron y su sed de venganza aumentó con los años. A Erick le parecía aberrante no provocarle tanto daño como lo hizo Steven, su cólera aumentó al darse cuenta de la superioridad del ojiverde.
—Es una lástima, ahora sólo eres tú el que está en desventaja. ¿Acaso no te has dado cuenta que estás en mi territorio?
—¿Y qué? Tú eres el patético por depender de tus subordinados.
La mano de Galthet estaba dispuesto a darle el golpe final ante su despreciable actuar. El demonio había llegado al límite de tolerancia y sabía que no iba valer de nada en persuadirlo.
Un estruendoso sonido como si algo se quebrara con intensidad, perturbó el accionar de Galthet, quien dirigió la mirada detrás suyo, sólo para apreciar que aquella cápsula se rompía de a poco como si estuviera hecho de un cristal carmesí. Antes que se rompiera totalmente, desde dentro una fuerza lo destruyó por completo.
El espectáculo era como ver a una mariposa brotar de su capullo, sólo que ahora era Louise quien salía de ella. Entre la espesura de los fragmentos cayendo, la joven fuerte descendió con suavidad, se podía notar como un largo cabello revoloteaba con el movimiento dado por ella y de cómo unos ojos intensos que reflejaban ser azules, miraba con intensidad hacia la dirección de Galthet.
Cuando la espesura de dispersó, todos se sorprendieron al verla, incluso Lena y Endra quienes se encontraban a pocos metros del albino.
Todo su cuerpo estaba cubierto de símbolos negros incluido su rostro, su cabello había crecido hasta su cadera y sus ojos reflejaban una mirada autoritaria junto al color azul intenso que destacaba. En su mano derecha sostenía la famosa Kali, una bella espada de tan hermosa apariencia igual a su portadora. Ver a Louise con aquella apariencia era como ver a una divinidad, como si la maldad y la bondad se hubiera hecho uno. En ella se reflejaba con claridad, ser la descendiente de ángeles caídos.
Galthet quedó embelesado al verla, pero al instante entró en razón al ver al Kali, lo que tanto deseó y lo cual le daría la victoria, por lo que no tardó en atacarla para arrebatárselo. Realmente aquel demonio no sabía a quién se enfrentaba, cuando a Louise sólo le bastó agitar la espada para darle un fuerte golpe al demonio, que lo inmovilizó de inmediato.
—Espera tu turno.–Dirigió una mirada de desprecio.
Erick pudo sentir un poder abrumador proveniente de ella, incluso su propio cuerpo reconoció que tan fuerte era la presencia que daba Louise. El albino no había tenido tanto deseo en que Louise le perteneciera, sentía que sólo ella era digna de estar con él.
El cuerpo de Louise se dirigió de inmediato a donde estaba Steven, quien estaba arrodillado con la mirada perdida y débil. Con el Kali cortó su mano y lo dirigió a su propia boca reteniendo su sangre dentro, soltó el Kali incrustándolo en la tierra y agarró el rostro de Steven hacia ella, sin dudarlo dirigió su boca hacia la de él, pasándole toda la sangre retenida en su paladar con un suave beso. La sangre de Louise era un verdadero disfrute para un vampiro, delicioso y tentador, a la vez una potente fuente de poder que volvería poderoso a cualquier ser que tomara toda su sangre. No tardó ni segundos hasta que los ojos de Steven reflejaran como todo su cuerpo recuperaba toda su energía, al sentir los labios de Louise, él profundizó aquel sangriento beso acercando su rostro aún más y dándole ahora un beso profundo que tardó segundos, hasta que Louise se apartó de él al sentirse asfixiada.
La mirada de desprecio y celos en Erick, era evidente que incluso lo espectadores pudieron notarlo. Pero no todo estaba perdido, el albino sentía que tenía algo más valioso de Louise que sólo un pacto de alma.
—Siempre has sido hermosa.– tocó su cabello con suavidad.— Para un vampiro es un martirio no tocar a su esposa, ahora mis deudas sólo crecen y mi deseo de que nadie te vea en esta apariencia.
—¿Enserio? Vida por vida, tú arriesgaste tu eternidad por salvar a mi clan y desviaste mi nombre de ojos de la muerte. Lo mínimo que debo hacer ahora es protegerte ¿Soy tu esposa no es así? Steven.
Los ojos de Steven se abrieron como faroles sintiendo su corazón apretar, todo lo que decía Louise era lo que tanto de ocultaba ella, él no esperó que Dalia haya hecho un último sacrificio de mantener su esencia en la espada. Sentía el dolor de Louise, la confusión, la desesperación, la pena y el sentido de deber. Pero aún así su rostro mantenía la calma y compostura. Nadie podría notar cuán lastimada podría estar y su culpa aumentó al haber creído que alargar la espera de la verdad, disminuiría el impacto de sus palabras.