-A2- Capítulo 26 Giro del destino

En medio de música estridente y jóvenes con júbilo y energía, se apreciaban ellos en la pista de baile. Y ahí estaba Louise, con un vestido ceñido azul, el cual fue escogido por sus amigas. La sorpresa de todos fue ver a Louise de tal manera, era evidente que era llamativa con aquel adulto cuerpo que se escondía en aquella ropa suelta. Incluso Fany y Dana, se sorprendieron por verla diferente, como si el tiempo hubiera avanzado para ella. No era de extrañar que desconocían que las Grinaidas, eran y fueron criaturas hermosas por naturaleza, incluso hombres. Su edad mental era muy avanzada aún cuando eran muy jóvenes, pero al cumplir la mayoría de edad, su cuerpo sufría evidentes cambios, como también su mente. Louise podría tener dieciocho, pero si se comparaba con una humana, su edad mental era de alguien de veinticinco. Pero la joven Grinaida no había perdido su personalidad la cual la caracterizaba, sino que sus habilidades en muchos aspectos, habían mejorado.

Erick se encontraba al costado de ella. Con un aspecto también un poco diferente, ya que él mismo había aumentado de altura en su apariencia humana. Pero fue mínimo, para que todos no lo noten.

El albino no perdió tiempo en pedir que ella fuera su pareja, de hecho Steven no fue informado de aquello. Aunque poco después se enteró, sin embargo no hizo nada para obstruir tal encuentro, uno porque era una fiesta importante para Louise y por último, Steven quería que ella misma aclarara sus propios sentimientos.

Fue una larga noche, en donde Zen también fue invitado por Fany. Nunca el alegre vampiro había visto tanta diversión y bocadillos en una mesa, se llevaba bien con Fany, así que ambos se contentaron en sentarse en una mesa, mientras platicaban y Zen aprovechaba en comer dulces en sigilo, por el bien de todos y la de él.

Después de bailar, Erick y Louise también se sentaron.

—Después de esto, todo se acabará. Pasó el tiempo demasiado rápido.

—No lo digas cómo si no fuéramos a seguir siendo amigos, aunque nos vamos a separar, puedes contactarme cuando quieras.–Louise se fijó en algo que sobresalía en el bolsillo de Erick.

—¡Eso es genial!–Se dio cuenta de su mirada.—Este es el muñeco que me diste hace ya casi dos años.–Sacó su valioso objeto.

—¡Ah!, el gato negro.–Vio el pequeño muñeco en buen estado a pesar del tiempo.—Realmente eres un buen cuidador, está buenas condiciones.

—Es un regalo tuyo, no iba romperlo.–Sonrió de una manera nostálgica, para luego mirarla fijamente.—Louise, ¿podemos salir un rato?, con el ruido no podemos hablar adecuadamente.

—Claro, está bien.–Afirmó ella con el rostro.

Ya con el viento yendo en contra de ellos, ambos reposaron sus manos en aquel balcón, viendo el cielo estrellado.

—No te lo dije aquella vez, pero realmente te ves hermosa.–
-Dio una pequeña pausa.—De hecho, ya lo eras antes.

Louise estaba demasiada consciente de los halagos de Erick, por lo que no evitó sentirse feliz por sus palabras.

—Si tú lo dices, lo creeré, gracias.

—Hace mucho tiempo yo fui atraído por ti. Desde el primer momento.–Los ojos de Louise voltearon hacia él con sorpresa. Sus palabras se volvían mucho más intimas.—Realmente creí por mucho tiempo que mis sentimientos por ti, siempre iban ser unilaterales ¿Pero, ahora sigue siendo así?–Volteó a mirarla a ella, siendo evidentes sus intenciones.

Louise dio una pequeña sonrisa a su pregunta y le contestó:

—Hace poco, yo fui más consciente de ti. Perdóname si no me di cuenta antes.

—Eso no importa, sólo el presente.–Erick tomó una de las manos de ella, esperando de ella una respuesta.—Louise, ¿podrías aceptarme como tú compañero?

Junto con los deseos de Louise y con lo que le dictaba su corazón, ella no podía dar una respuesta adecuada. En su mente también se plasmaba la imagen de Lena, y sabía que ella quería de esa forma a Erick. Podría ser algo injusto, siendo Louise la primera en conocer al albino. Pero lo que más detestaba ella, era traicionar a alguien. Menos después de todo lo que le pasó a la licántropo.

—Erick yo te aprecio mucho, tanto como el cariño que le tengo a mi familia. Eres muy importante para mí. Si bien yo siento algo por ti..., ella.

Erick de inmediato se dio cuenta de lo que trataba de decir Louise, así que interrumpió sus palabras.

—Louise, sé que Lena siente algo por mí, pero ella no me gusta de manera romántica. No la desprecio, pero tampoco quiero estar con ella.

Louise se sorprendió por lo contundente de sus palabras, se notaban en ellas un poco de desesperación.

—Su cariño por ti es sincero.

—¿Por qué no puedes ser egoísta Louise? Es algo mutuo y no me importa que ese vampiro esté enlazado contigo.–Dijo algo agitado.

No sólo era Lena en quien Louise pensaba, sino también en Steven. Por quien por primera vez, vaciló en sus pensamientos y en lo que ella deseaba.

—Estoy siendo sincera Erick, probablemente en otra situación no hubiera dudado tanto como lo estoy haciendo ahora, pero me es difícil aceptar. No sé porqué, tal vez me es difícil ser egoísta y tal vez, ese sea mi punto débil.

—Entonces, hagamos algo.–Al no ver nadie alrededor, Erick transformó su cuerpo en su verdadera apariencia.—Hasta que me puedas dar una respuesta definitiva, esperaré.

—Erick.–Su mano libre tocó la mejilla derecha del albino, sorprendiéndose él por aquel toque.— Gracias, te prometo que te diré las cosas adecuadamente, gracias por quererme de esa manera, me siento muy especial.

Erick apretó la comisura de su boca al ver a Louise, no sólo se veía hermosa en ese momento por la sonrisa que ella tenía, sino que también el vampiro sintió su corazón agitarse, no había sido rechazado, así que podía esperar un poco más. Sin embargo, no pudo evitar sólo una cosa.

Sin Louise poder notarlo, su brazo fue jalado hacia él, besándola al instante. Era evidente la impresión de Louise, el beso duró segundos y no se vio culpa en el rostro de Erick al momento que ellos se separaron.
Al contrario, en su rostro mostraba felicidad por haberla besado.