Los días pasaron, como una estrella fugaz que se perdió en el infinito. Ya la luna oscureció y su brillante resplandor, se desvaneció en las nubes densas.
Un día sábado, luego de días agotadores y enigmas aún misteriosas, las tres amigas regresaron por corto tiempo a su hogar. Louise visitó a su familia primero, el reencuentro fue merecedor de un gran almuerzo, sólo dos días la tendrían a su lado y la querían engreír a su manera. La joven Grinaida quiso por un momento que Rocío venga con ella, pero para la Dríada aquello era muy pronto, aún no había cumplido con su deber, no era el momento. Ni la mejor situación.
Ya desde su celular, mensajes alegres se mandaban a ella, el grupo entero de cocineros estaban entusiasmados de verla de nuevo. Ella sólo miró con una sonrisa aquellos mensajes.
[...]
Lena
¡Louise! Ven pronto, ¡chef para decaído por tu ausencia! No le fue suficiente con ir a visitarte 😙
Drake
Jajaja es verdad, Steven no puede estar lejos de su esposa. Creo que vamos a pegar una imagen tuya en todo el restaurante. ✌
Zen
¡Apoyo esa idea! 👿
Elián
No toquen el restaurante, ¡infantiles!
Lena
Ya llegó el amargado 😚
Elián
Con ustedes no se puede...
Estaré ahí pronto,
yo también los extrañé. ❤
Lena
Oh, ¡Louise utilizó un emoticón!
Drake
Cierto, es algo tan inusual de apreciar.
Pensé que era oportuno...
Steven
Ese corazón me pertenece, no se hagan ilusiones 👼
Lena
Oh, chef te conectaste, ¡por fin!
Drake
Quita ese emoticón de ángel, que este te va mejor 👹
Steven
¡No quiero! Louise te esperaremos en la noche, no faltes 👼💖
Sí, iré. ✋
Lena
¡Ya nos contarás todo! Te esperamos. 😆
[...]
Apagó su celular con una sonrisa y caminó rumbo al sitio en que tenía que ir primero. Al llegar, al lado de una esquina de una calle, Erick la esperaba con una sonrisa saludándola con una mano, por lo que Louise se acercó a él al notarlo. Su aspecto era la verdadera, desde que asumió la responsabilidad de su familia. No podía ocultar ahora su apariencia, sólo sus ojos rojos se notaban negros. Pero todo lo demás, era el verdadero él. Muy llamativo a simple vista. Cierta nostalgia le invadió a Louise.
—¿Esperaste mucho?–Preguntó ella.
—Hace dos minutos, para ser específicos. Eres muy puntual, yo llegué sólo un poco antes.
—Entiendo, entonces. Vamos.–Sonrió brevemente
—El lugar elegido por mí es un parque recién inaugurado. Sé que te gusta el silencio y el espacio libre, así que te gustará.
—Eres muy considerado. Te has vuelto todo un caballero.–Alardeó con sinceridad.
—Ahora, me estoy comportando como ahora me veo y soy. Aún así, no pienso tratarte diferente.
—Sé libre, sólo se tú.
Después de unos minutos, ambos llegaron al lugar elegido, se adentraron en un camino muy largo, donde árboles los rodeaban y las flores resplandecían con elegancia.
—Sabes, ha pasado mucho tiempo desde que caminamos de esta manera los dos solos. Hace dos años, era normal para nosotros, no creí que llegaría el momento de verte contada veces.
Erick suspiró y miró el cielo por un corto tiempo, al igual que Louise.
—Es cierto, me he alejado de personas muy preciadas. Tú eres una de ellas.
—Louise...–Dio una pausa y continuó.—Comamos algo. Dentro del parque hay pequeñas tiendas.
—Sí. Esta bien.–Asintió.
La joven Grinaida no quería hacer incómodo aquella plática, así que esperó que sea el momento oportuno. Caminaron por un largo tiempo, comieron ciertos aperitivos y se contaron algunas anécdotas. Al final de aquel largo trayecto, se sentaron en una banca de madera que daba justo para ellos dos y al frente, se apreciaba un hermoso paisaje de flores purpura.
—Estoy satisfecho, fue una corta y buena tarde.
—Sí, el ambiente es cálido, no tan fría, ni caluroso. Perfecto para un largo paseo.
—Parece que nos hubieran bendecido para este momento.
Louise moldeó una breve sonrisa, para luego mirar sus manos y luego a él. Erick volteó hacia ella también.
—Louise, no es sólo por esto que me citaste ¿cierto?
—Sí, me conoces.
—¿Es sobre mi propuesta?
—Así es. Es sobre eso.
—Bueno, entonces llegó la hora de la verdad.–Rio brevemente
— Yo escucharé.
Ella movió su cabeza y apretó sus manos. Tras un breve silencio, ella habló:
—En este momento, ya no puedo tratarte como el pequeño Erick que conocí, estoy consciente de aquello.–Movió su rostro ligeramente afirmando.—Ambos hemos cambiado, no sólo físicamente, nuestro entorno nos cambió.
—Si es cierto, lo acepto. Yo siento que me he vuelto menos exigente conmigo mismo y los demás. Sin embargo, es mi naturaleza serlo. Hay cosas que no puedo cambiar completamente de mí.
—Sí, yo también. Pero, incluso yo que pensaba sólo en el bienestar de mi familia, muchas personas aparecieron en mi vida. Tú fuiste el primero en aparecer cuando sólo me limitaba a ellos. Fuiste de gran ayuda para mí, me brindaste esa amistad que no conocí antes.–Aspiró y continuó.—Yo, no quiero cambiar aquello.