A penas el día se hacia presente, los ojos verdes de Steven se abrían con inquietud al sentir calor ajeno en su cuerpo, pero sus recuerdos fueron más rápidos y miró arriba suyo, para contemplar el rostro de su bella esposa.
Steven había deseado estar junto a ella de esa manera por mucho tiempo y hoy estaba más que feliz. Tocó su cabello castaño con suavidad, admirándola dormir.
«No lo olvides, soy lo que todos temen sin excepción»
Los ojos de Louise se abrieron con sorpresa al oír aquella voz siniestra de nuevo.
El corazón de Steven también se agitó al sentir la misma sensación. Viéndolo de reojo, Louise miró el rostro de preocupación de Steven.
Dando un suspiro, ella habló.
—Esa sensación no sale de mi cabeza.
—Yo conozco esa sensación.–Soltó sus palabras.
Louise Levantó medio cuerpo y giró todo su cuerpo hacia él con sorpresa.
—¿Lo sentiste antes?
¿Dónde?
—Cuando me enfrenté a Kendran, sabía que era un vampiro, pero. Era más desagradable que eso. Nos superó en poder.–Su ojos verdes miraron con desprecio.—Él no estaba solo. Incluso Athla fue dañada.
Louise miró sus manos y los cerró en un puño.
—Alguien que todos temen sin excepción, al final de la vida, al final de todo.–Louise soltó con conmoción.— La muerte.
—¿La muerte? Por qué tu clan... Él asesinó a todos sin excepción, el rencor dentro de su corazón. ¿Fue algo más que lo hizo tomar tal decisión? Eliminó a todos como un bastardo loco...
—Por lo que pude ver en tus recuerdos, su único impulso fue la venganza.–Apretó sus manos con una mirada seria.
—Sí.
Louise lo miró a los ojos y le preguntó algo que había guardado en su corazón.
—¿Por qué no quisiste decirme nada sobre ti? ¿Tenías miedo que te juzgara o te odiara?
La expresión sorprendida de Steven, solo confirmó a Louise que sus palabras no eran erradas.
—Sé que al final fui yo el único cobarde.–Alzó su mirada hacia ella.—Si me llegaras a querer, no quería que sea por lástima o por lo que hice.
Quería que vieras mi yo actual. Mi yo imperfecto que puede sonreír y tiene ganas seguir viviendo en este mundo.
Louise lo miró fijamente y sonrió. Acercó sus manos hacia él, tocando su rostro de manera suave.
—Sé quién eres ahora mismo.
La expresión de Steven se miró aliviado. Y no tardó en responder sintiendo la calidez de sus manos.
—Y estoy feliz por eso.
Después de unos segundos, Louise no pudo evitar recordar la razón del sufrimiento de Steven. Y de todo su clan.
Así que bajó sus manos de él, con una expresión ansiosa.
—Sin embargo, aún no todo está concluido.
El vampiro temía que ese tema opacara el hermoso día en que despertaban. Así que relajó su rostro y entonó una voz más animada
—Incluso si hablamos más de él, nunca habrá fin.–Un beso en el cachete de Louise, fue dado en un movimiento rápido.—Buenos días, querida esposa.
Un poco sorprendida, Louise sonrió por el gesto suyo.
—Buenos días. Esposo.
La mirada enamorada de Louise, hizo que Steven ocultara su rostro alzando su sabana.
Incluso siendo aceptado. Aún se sonrojaba al oírle decir aquello.
Tal vez aún no asimilaba, que su peculiar esposa podría ser también bastante dulce.
—Creo que me va tomar tiempo en frenar mis impulsos cada vez que me dices esposo, con esa sonrisa tan encantadora.–Suspiró.—La vida es tan injusta...
Con una risa disimulada, Louise solo acarició su cabeza por lo lindo que se veía.
—¡Es cierto!–Bajó la sabana de su rostro, paralizando a Louise.— Ya que aún hoy tienes el día libre. Hay algo que siempre quise comprarte.
—¿Comprarme?
Luego de darse unos buenos arreglos matutinos, ambos salieron a una especie de cita. Las calles estaban abarrotadas de personas y unos que otros seres del bajo mundo, pero estando ellos dos en su propio espacio. No les fue difícil caminar a gusto.
Finalmente la parada principal, fue una tienda de joyas.
—¿Joyería?
—Sí, te dije que te regalaría algo realmente bueno. Escoge el que más te guste.–Señaló todo la tienda.
La joven grinaida trató imaginarse ella con una joya puesta, pero hacerlo con el tipo de estilo que lleva de ropa, no encajó en lo mas mínimo. Y no pudo evitar ser honesta.
—Pero, no es apropiado con mi imagen...
—¿No es apropiado?–Se paró frente a ella.—Louise, también eres una mujer. Eres hermosa, ¡cualquier joya te dará!
Viendo su mirada emocionada, no podría darle una respuesta negativa, así que solo asintió rendida.
—Si tú lo dices, entonces confiaré en ti.
—¡Ya verás que encontraremos uno realmente bueno!–Tomándola de la mano, la llevó dentro de la lujosa tienda. Viendo a su alrededor cientos de joyas preciosas.
Una mujer joven y hermosa, los recibió con cortesía.
—Buenos días, clientes, tenemos las mejores joyas en este lugar. Sutiles, llamativos. Para un compromiso, boda o cualquier ocasión especial ¿Díganme qué están buscando?
La joven mujer veía con mucho atención la presencia de Steven, tenía una apariencia "seria" y un rostro hermoso. Hasta que sonrió despreocupado señalando a Louise con ambas manos.
—Quiero un collar sutil, pero hermoso. Uno que encaje con la belleza de mi esposa.
—¿Esposa?–La vendedora miró fijamente a Louise con sorpresa. La presencia de Louise era algo imponente, como para ser elegido una joya para ella con facilidad. De hecho la mujer pensó que era un amigo suyo. Hasta que notó sus atributos.—Bueno..., ¡tengo una joya que les encantará!
Sin mucho que decir y avergonzada, corrió directo a uno de los estantes de collares.
—Clientes, vengan por aquí por favor.–Llamó desde lejos, por lo que Louise y Steven se acercaron de inmediato.—¿Qué me dicen de esta joya? Tiene incrustaciones de la piedra esmeralda y el encaje está hecho de oro.