Esposa de un vampiro (eduv)

-A4- Capítulo 54 Luz y oscuridad

Los ojos azules de la joven grinaida no se apartaban de los movimientos de Kendran. Como un halcón acechando a su presa.

Apretó su mano y suspiró hondo.
Ya había tomado una decisión y esta vez no fallaría por segunda vez.

Su rostro giró hacia su izquierda, hablando de forma suave y a la vez firme.

—Steven, sé que podrás soportarlo.

Steven apretó sus labios con frustración, al no ser él quien tome esa posición.

—¿Estás dispuesta a correr el riesgo? No me importa el dolor que pueda sentir, solo no puedo soportar el hecho de que te lastimes. Yo...

Louise interrumpió.

—Incluso si él resulta ser una víctima más. Debo cumplir con el deber de matarlo. –Apretó sus manos.—Aún recuerdo las palabras de mi madre, cuando vi su alma llena de esperanza y desdicha. La sangre derramada en mi clan. Debe ser pagada. Solo tengo una salida. Y la tomaré.

—Te entiendo más que a nadie, pero también prometí a tu madre protegerte ¿Cómo puedo solo mirarte de lejos?

Louise no supo que decir en ese momento, sintió su pecho doler, al sentir la tristeza de Steven.
De repente notó un movimiento ligero dentro de su ala. Estirándolo de inmediato al sentir a Lena reaccionar.

Louise no tardó en preguntar su condición.

—Lena, ¿te sientes mejor?

Lena asintió con la cabeza.

—Ya pude regenerar algunas heridas. Gracias por cubrirme.
Pero no quiero ser un obstáculo.–Alzó su mirada.—Déjame aquí y ve por Kendran.
Aún tengo la fuerza para protegerme.

Louise miró de reojo la pelea de Athla y Kendran, y luego la miró a ella. Apareció el Kali en su mano derecha, apretándolo con fuerza. Habló de forma inmediata.

—Steven, quédate a su lado.

El vampiro se notó sorprendido al oírla.

—¡Louise!

—Por favor. Hazlo.

Steven la miró fijamente, contemplando sus ojos decididos.
Hubo un corto silencio, pero él solo tuvo una respuesta.

—Sí...

Al oírlo, Louise sonrió de forma dulce.

—Mi mayor alivio, es saber que confías en mí.

En ese instante, Steven silenció de nuevo, viéndola irse.
Incluso Lena pudo notar el anhelo y la fidelidad de Steven por Louise.
Sabía que la acción de Louise fue para protegerla. Pero también prevaleció su orgullo y responsabilidad por su clan.
Steven ya había pagado mucho por las consecuencias que hubo.
Ahora le tocaba a Louise.

Antes de que el cuerpo de Louise alcanzara a la de Athla.
Muchos demonios, similares al que atacó a Lena. Salieron del suelo como sombras que resurgieron del mismo infierno.
Estos no tardaron en rodear a Louise.
Y también a Lena y Steven.

Su sonrisa retorcida no tardó en manifestarse en Kendran.

—Espera tu turno, mariposa carmesí.

Louise lo miró de forma despectiva, mostrando una postura de defensa y ataque.

La ninfa trató por un momento dirigir sus raíces hacia su dirección para ayudarla. Pero Kendran intervino en su intento, atacándola.

—Ey, Athla. A dónde crees que miras ¿Tan poco confías en la hija de tu amiga?

La respuesta de Athla fue inmediata.

—Porque es la hija de ellos, es que confío plenamente en ella.

Kendran sonrió un poco.

—Dicen que las ninfas envejecen más rápido, cuando no están en el lugar que protegen.

Athla lo miró con desprecio.

—Kendran, si me hubiera percatado de tu verdadera identidad el día que te vi por primera vez.
Te hubiera utilizado de abono, antes de siquiera pisar el territorio del clan.–Sus raíces se alzaron nuevamente.—Mientras algo más podrido está, sirve mejor.

—Parece que tu humor no ha cambiado, a pesar de no vernos por bastante tiempo.–La espada oscura se alzó hacia ella.—Bueno, es una lástima que tampoco fuimos cercanos.

Sosteniendo su espada de manera firme, Louise aspiró y suspiró. Para luego agitarlo alrededor suyo, desprendiendo un fuerte viento que hizo retroceder al grupo de demonios. De forma simultánea fueron heridos y apuñalados, al moverse Louise de forma rápida sobre ellos, sin ni siquiera detenerse por un instante. Los ojos azules de Louise desprendían determinación y fiereza. En ese momento ella parecía una máquina de matar, manchando su ropa de sangre de los demonios asesinados.

Este mismo ataque se repitió también en Steven y Lena.

Protegiendo esta vez a Lena, la lanza carmesí apartó e hirió de forma mortal a todos los demonios que se acercaban a ellos. Con la poca fuerza recuperada, Lena también ayudó en detenerlos.
Dando un breve descanso, la licántropo no dudó en expresar su sorpresa.

—Estos demonios, son como marionetas. Yo que estuve rodeada de estos seres por años. Nunca había visto esta clase de demonios.

—Lo son. Están siendo manipulados.
Lo sé, reconozco esta sensación.–Rechinó sus dientes con enojo.—La misma que atacó sin piedad al clan.

Elevando su mano hacia arriba, Steven utilizó la lluvia de espadas para detener a varios demonios a la vez. Para luego aprovechar junto a Lena, en contrarrestar sin titubear a quienes quedaron de pie.

Al igual que ellos, la espada Kali no se detenía. Hasta despejar completamente su visión y objetivo principal.
Cuando ya decenas de demonios desaparecían, mientras eran asesinados. Louise no tardó en ir a atacar a Kendran, reaccionando él molesto.

—¡Te dije que esperes tu turno!

Una ondeante bruma oscura trató de apartar a Louise de ir hacia él, pero Athla freno que este ataque chocara directamente a ella, superponiendo sus raíces como un escudo alrededor de Louise.

Sin dudarlo ni un segundo, a penas Athla apartó sus raíces. Louise corrió directo hacia Kendran sin verlo a los ojos, de su mano derecha, quien sostenía el Kali, la hermosa espada desapareció al ser ocultada.
Sorprendiendo este acto a Kendran.
Louise estiró su mano izquierda, siendo esta atravesada al instante por la filuda arma, logrando como consecuencia estar muy cerca de él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.