Esposa de un vampiro (eduv)

-A4- Capítulo 56 Bajo mundo

‹Bajo mundo›

En el restaurante, había una pequeña conversación entre Steven y August. Después de terminar su labor rutinaria.

La conversación se volvió más profunda, al recordar viejos tiempos que no se olvidan fácilmente. Y una repentina petición por parte de Steven.

August no dudó en decir con sinceridad lo que pensaba de él, después de tantos años a su servicio.

—Solo soy alguien que se quedó a su lado, sin tener nada. Un vagabundo que esperaba la muerte.
Me diste un lugar para vivir, una razón para seguir adelante hasta el final.
Soy viejo, no tengo mucho para ganar en el futuro, que solo servirle.
Así que no importa que usted me pida, yo lo haré.

—Nunca me has decepcionado, sé que eres un buen amigo. Ya que nunca te consideré un sirviente. Aunque tú lo dijeras. Y ahora. Tal vez sea difícil de escuchar esto, pero deseo que lo hagas.

August asintió con la cabeza.

—Yo le escucharé. No lo dude. No importa qué sea. Señor Steven.

Aquella plática se extendió más entre el oscuro ambiente al llegar la noche, siendo minutos después cerrado el restaurante.

Y de ese forma, pasado unas semanas, llegó un día festivo especial para Louise. Su cumpleaños. Era casi hilarante saber que ya cumplía diecinueve años, cuando la mayoría de sus actuales amigos la conocieron antes de ser mayor.

Todos sus amigos fueron invitados, incluida Endra.
Quien fue Drake quien aprovechó su presencia para acercarse a ella. Aunque ahora ella, ya no lo distanciaba como antes.
Tal vez la presencia de Rocío fue aún más especial. También celebraron su cumpleaños, ya que ambas nacieron el mismo día.
Una fiesta alegre, muy colorida y llena de comida deliciosa.
Ese día fue una noche especial y feliz.

Distanciados por unos minutos de la fiesta, tanto Steven y Louise estaban cerca del balcón del segundo piso.

Steven había notado un detalle diferente en Louise.
Y acercó su mano en su cabello castaño con un gesto curioso.

—Tu cabello está creciendo.

Louise bordeó una pequeña sonrisa.

—Sí. Creo que debería optar un nuevo estilo, además, ¿te gusta mi cabello largo, verdad? –Lo miró a los ojos. Notando Steven su intención.

—No lo puedo negar, pero mi esposa se ve bien con ambos estilos. Usa el que más te gusta.

Louise asintió satisfecha, tocando su cabello.

—Entonces probaré uno nuevo.

Steven movió su cuerpo intranquilo y finalmente mostró un rostro decidido. Viendo ella ante sus ojos. El verlo convertirse en un gato negro después de mucho tiempo. Muchos recuerdos vinieron en la mente de Louise con aquella escena.

Sobre el borde del balcón, Steven se sentó firme mirando a Louise.

—¿Steven?

—Hace mucho tiempo que no tomaba está forma, quiero engreírte. –Sus ojos verdes se mostraron grandes y brillantes.—¿Oh, ya no te gustan los gatos?

Louise rio un poco, pareciéndole aquello un gesto muy tierno.

—Me gustan los gatos, pero no mi esposo.

El cuerpo felino de Steven se esponjó por el susto y sus ojos se notaron más brillosos.

—¿Qué? ¿Hice algo mal?

Louise acarició su pequeña cabeza felina, mirándolo a los ojos con cariño.

—Yo amo a mi esposo.

Steven no pudo aguantar más y volvió a su forma humana, acariciando esta vez el rostro de Louise.

—A veces pienso que no eres consciente de tus propias palabras.
¿Qué debería hacer contigo?

Louise acercó su rostro hacia él y contestó con una sonrisa en sus labios.

—Creo que sería raro que no lo fuera.

El sonido de una voz frenética, detuvo de inmediato aquella interacción.

—¡Ya es hora.. ! –Con el sonido su voz, ambos miraron fijamente a Zen, con una expresión nada agradable. —Creo que les arruiné el ambiente, ¿verdad?

La sonrisa de Steven ocultaba su enojo.

—Creo que supones bien, Zen.

—No se enoje, ya tendrán más citas secretas, si quieren ultras secretas. Pero me mandaron a llamarlos. Aunque fue el padre de Louise quien me ordenó al no notarlos, prácticamente.

Steven entendió la situación y suspiró con una sonrisa.

—Sí que tengo un suegro difícil.

—Sí y creo que deberían bajar.
Debemos brindar. No tarden. –Les guiñó el ojo.

Sin más que decir, ambos siguieron a Zen. Pero antes que bajaran las escaleras, Steven besó la frente de Louise de manera repentina, mostrándole una mirada de esperanza.

—Todo estará bien. Esposa.

Sin saber qué decir, el corazón de Louise se sintió intranquilo, quedando en silencio al no saber cómo responder, solo lo vio irse.
Siguiéndole el paso poco después.

La fiesta terminó sin ningún inconveniente.
Volviendo al siguiente día a la realidad para los demás cocineros y Louise.

—Trabajar y trabajar. –suspiró Drake en el restaurante.—Y pensar que ayer tomé tan buen trago. Tu padre tiene buenos gustos, Louise.

—De hecho, es su pasatiempo obtener tales buenas bebidas.

Zen intervino.

—¿En serio? A mí me gusto el que estaba bastante dulce.
Por poco me llevo la botella...

Elián lo miró con un rostro de sospecha.

—¿No lo harás hecho, verdad Zen?

—¿Crees que llevaría una botella vacía? –Rio con descaro.

—...
Ni siquiera sé que decirte. –Elián lo miró aturdido.

—Realmente no cambias Zen, sigue siendo gracioso molestarte. –rio a carcajadas.

Elián se sintió ofendido.

—¡Te haré trabajar el doble!

Lena tosió con su boca para captar su atención.

—Chicos, debemos apurarnos. Los primeros clientes de la tarde vendrán pronto.

—Muy cierto. –continuó Drake.

—Has caso a Lena. –intervino Elián.

—¿Desde cuándo te pones al lado de ella? –murmuró Zen.

—Solo cállate. –gruñó Elián.

Aunque había pasado por muchas cosas la licántropo. Louise estaba aliviada de que Lena aún sonriera y se desenvolviera con normalidad, aunque no era la misma sonrisa que un principio le mostró. También eso demostraba que había madurado en muchos aspectos. Y que podía seguir adelante.




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