POV Guan-yin
Era un día como cualquier otro en el que yo y mi madre salíamos a lavar ropa al rio y yo ayudaba para ganar más dinero entonces, vislumbro que se aproxima el hombre con vestido de túnica de cuero con adiciones de metal y una espada en su brazo izquierdo el cual, acostumbraba venir algunas veces a visitarnos.
—Wen, ¿cómo estás?—dijo en cuanto está a unos metros de nosotras con una sonrisa dirigida a mi madre.
—Estamos bien gracias a Cristo—mamá lo mira atentamente.
Era evidente que ellos dos tenían algo solo que este hombre...no se hasta cuando seguirá viniendo y no la hará su esposa a mi madre si tanto le gusta.
—Debe ser que somos demasiado pobres para un general del ejercito y no quiere que hablen por ahí de que se casó con una mujer que lava la ropa para ganarse dinero ah y es campesina. Sí, eso debe ser—pensé en mis adentros mientras los veía a los dos.
—Tu y ese Dios tuyo que siempre dices que estas bien aunque tal vez no lo estas—el general se acerca más a mi madre y le acaricia la mejilla y mamá le agarra la mano.
—¿Para qué vienes aquí?—le dice ella y yo soy la que sonrie ahora.
—Hasta que por fin se va a dar su lugar— pienso aunque me cae bien el tipo pero, él no da el siguiente paso.
—Yo...¿estás con alguien más o...?
—Claro que no mi general solo que no quiero ser como un pasatiempo para ti ya he tenido demasiado de eso—le dice y veo al general fruncir el ceño.
—He querido casarme contigo pero, eras tu la que no quería dejar el campo ¿y ahora vienes con eso?—y yo me asombro al escucharlo pues, no sabía nada de eso.
—¡Sí!, ¿y nuestra hija iba a vivir entre todas esas personas que solo le importa el dinero?—contesta mi madre y yo ahora frunzo también el ceño.
—¿De qué están hablando?—dejo de lavar la ropa y voy hacía donde están ellos dos y fue como si se hubieran percatado ahora de que yo estaba cerca cuando se voltean a verme con rostro serio, ambos.
—Eh-eh—mi madre tal parece que no sabía que decir y entonces miro al general.
—Eres mi hija Guan-yin—yo me asombro hasta de notar que sabe cual es mi nombre—nombre que elegimos tu madre y yo—parece que se dió cuenta de lo de mi nombre—que significa hermosa misericordia pues, para Wen...
—¡Ya basta!—vocifera mamá—¿de qué sirve eso ahora, vas a reconocerla como tu hija, una hija ilegítima?
—¡General!—un hombre con vestimenta similar al que parece ser mi padre se acerca a nosotros corriendo.
—¿Qué pasa?
—Requieren de su presencia.
—Oh bien—nos mira a ambas—volveré mañana y continuaremos hablando de esto—se marcha rápidamente con el otro tipo.
—Guan-yin—mi madre fija su mirada en mí— terminemos de lavar—dice simplemente y yo para no discutir le hago caso además, para que tampoco nos llamen a la atención.
Acabamos casi al llegar la noche pues, ibamos a varias casas para realizar oficios a cambio de dinero y así poder mantenernos.
Eran a personas que le daban de baja en la guerra y venían con sus familiares aquí y personas nobles que le gustaba más la privacidad las que vivían en este campo.
Estabamos caminando por la calle para regresar a casa y estaba algo oscuro debido a que pasamos rápidamente a comprar algo de comer, unas frutas. Yo tenía envuelta la comida en una tela fina la cual, se me rompió y me agacho a recogerlas y mamá no se percata y sigue caminando.
Yo las cuento y noto que faltan más como dos naranjas más y escucho una voz de hombre detrás mío la cual, venía tal parece con ¿una linterna celeste?
—¡Cuidado, hay un derrumbe!—volteo para ver que es lo que dice este hombre cuando de pronto escucho un fuerte grito.
—¿Mamá?, se parece a su voz...—me levanto del suelo y camino más adelante—¿mamá?—iba a seguir caminando sin ver mucho hasta que el tipo de la linterna celeste se acerca a mí y me toca el hombro.
—¡Cuidado!—me detengo y miro que había un derrumbe y además de todo veo un cuerpo tirado abajo el cual, se parece a la ropa de...
—¡Mamá!—hago como que voy a bajar y el tipo que le veo por fin el rostro es el general me agarra para que no baje.
—No lo hagas, yo buscaré ayuda espera aquí.
—Pero...
—Haz lo que te digo Guan-yin mientras más personas vienen es mejor para que así venga también el doctor—le hice caso y espero hasta que llegan como tres hombres más y sacan a mi madre de allí y el doctor dijo que estaba muerta.
Me puse muy triste y el general fue muy amable conmigo los días siguientes los cuales, ni si quiera quise ir a trabajar sin embargo, el general venía y me traía comida todos los días durante una semana y uno de esos días me dijo que tenía que volver y que me fuera con él que me reconocería como su hija y yo acepte ir.
Ahora estoy montada en su caballo con unas pocas ropas que tengo envueltas en una sábana—si tengo hermanas como dijo mi padre eso será genial ya que, quería saber como se sentía tener hermanas o hermanos—pensé en mis adentros—solo que yo soy campesina y ellas criadas casi como de la realeza y además de todo, ¿aceptarían ellas que yo sea reconocida como su hermana siendo hija ilegítima?—recordé esto y me inquiete un poco.