Esposa del príncipe ciego

Capitulo 8

POV Guan-yin
—¡Señora!

—¿Eh, que pasa?—logro reaccionar.

—Estabas como ida.

—Lo siento, solo...no importa ahora—pasan los días y las cosas en vez de mejorar con mis hermanas iba igual o hasta un poco peor cuando al cabo de unas semanas llega una invitación al general donde pide que vayan sus hijas y mi padre nos da dinero para comprar ropa y a mi me da mucho más que las otras.

—Para que te compres algo muy bonito—me dijo y en el momento en que me lo entrega noto que las madres de Tao y Mei-yin que estaban cerca comienzan a murmurar y no podía faltar también sus mismas hijas que me observaban con el ceño fruncido.

—Señora mejor ignorelas solo tienen envidia—me dice Jun.

Entonces nos subimos al carruaje yo y mis dos hermanas mientras que Jun y los sirvientes se quedaban fuera—Jun, siéntate a mi lado y los demás que quepan entren aquí dentro caben aunque sea uno más...

—¿Qué te pasa?,¿acaso crees que esa clase de personas pueden ir con nosotras?—me interrumpe Mei-yin y yo soy la que ahora frunce el ceño.

—¿No tienes tanto tiempo en nuestra casa y ya quieres dar órdenes?—Tao parece molestarse también.

—Yo solo...

—No importa señora puedo ir más atrás en caballo—dice Jun y yo la miro—estare bien no se preocupe.

—Bien—cuando estamos apunto de irnos el general se acerca a despedirse diciendo que nos cuidemos y que nos comportemos las tres principalmente Tao y Mei-yin y yo asiento con la cabeza y mis hermanas solo miraban a mi padre sonriéndole.

—¡Claro papá!, ¿qué podríamos hacerle a ella?—mi padre no responde y se da la vuelta cuando yo recuerdo agradecerle por el dinero que me dió.

—¡Papá, espera!—me bajo y voy hacía él dándole un fuerte abrazo—gracias por el dinero que me diste—él me devuelve el abrazo.

—¿Qué es eso para todos los años que perdí sin darte nada?—nos separamos y lo veo sonreír—ya sube al carruaje.

—De acuerdo—me subo y en cuanto estoy dentro del carruaje escucho a mis hermanas hablar que yo solo quiero ganar a mi padre para quedarme con todo y yo solo trato de ignorarlas.

Yo tratando de no darle importancia a sus palabras oraba a mi Dios pidiendo que nos protegiera y nos librara de todo mal por el camino y que nos ayudara a regresar a salvo a casa hasta que nos detenemos en un lugar donde comercializaban telas, alimentos y joyas.

Nos bajamos y en eso vislumbro a Jun que deja su caballo cerca del carruaje y se me acerca—vamos para allá—Jun señala a una mujer de unos cuarenta años vendiendo ropa.

—¿Ella vende ropa ya hecha?—le pregunto y ella asiente con la cabeza—entonces vamos.

—¡Hola chicas!—escucho detrás de mí una voz muy alegre solo que cuando volteo miro que están saludando a Tao y a Mei-yin una joven con ropa algo delicada como la de mis hermanas, limpia y sin estar desgastada como la mia.

—Y con zapatos—pensé y en eso noto que se voltean a verme.

—¿Es ella?—me señala la joven de cabello negro y ojos por igual.

—Si—contesta Mei-yin—es del campo—agrega ella y la joven se me acerca.

—¿De seguro no habías visto una calle de comercio como esta campesi...?

—No, pero es genial haber venido y es algo sorprendente que una joven tan delicada y elegante como usted me dirija la palabra, es realmente singular o extraordinario—la interrumpo.

—¡Eres sabia!—ella como que sonríe y al ver a Tao y a Mei-yin quita la sonrisa—ejem— después parece que no sabía que decirme.

—Tengo que comprar un vestido o unas telas que la pase bien muy amada—le digo y me voy con Jun hacía la mujer.

—Usted es verdaderamente sabia señora—me dice Jun mientras miramos los vestidos.

—Simplemente hice lo que está escrito, porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido( Lucas 14:11).

—¡Ah entiendo!

Compro una prenda superior con mangas sueltas y una falda larga y ancha sencilla con adornos de diseños bordados.

Al terminar de pagar vuelvo con Jun donde estaba el carruaje y no lo vimos.

—¿Sera que se fueron y me dejaron?

—¡Señora, allí hay un carruaje!—Jun interrumpe mis pensamientos y vamos deprisa al carruaje que estaba al otro lado y yo me acerco abriendo la puerta sin antes mirar por la ventana y me encuentro con el príncipe de ojos azul cielo.




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