Esposa del príncipe ciego

Capitulo 10

POV Guan-yin

—¡¿Qué estas haciendo Guan-yin?!—vocifera Mei-yin con el rostro enojado.

—Oh rayos—trato de reaccionar poniéndome de pie antes que alguien más nos vea y se forme un gran rumor.

—¿Quieres molestar también al príncipe como si hacerlo con nosotras no fuera suficiente?—pienso mientras me acerco a la salida en que le he molestado.

—Tranquila señorita ella no me ha molestado—dice Huan Yue—me la pasé muy bien con ella. Espero y se repita otra vez Guan-yin—manifiesta con una sonrisa y yo se la devuelvo sin embargo, alguien no hizo lo mismo en ese momento.

—¿Que-que dice príncipe?—Mei-yin estaba como asombrada por lo que él dijo y en eso llega Tao junto con mi padre acercándose a nosotras mientras el coche se iba con el chico ojos azul cielo.

—¿Qué es lo que pasa?—pregunta mi padre.

—Yo...

—Guan-yin estaba de ofrecida con el príncipe Huan Yue—Mei-yin me interrumpe.

—¡¿Qué?!—decimos al unísono yo y mi padre.

—Lo que oiste padre—yo frunzo el ceño mientras mi padre me mira.

—Eso no es cierto mi general—expreso.

—Ella estaba encima de él—Mei-yin tal parece quería meterme en problemas.

—Entiendo que él es muy guapo incluso un poco más que sus otros hermanos pero, no tienes que llegar hasta ese punto Guan-yin—manifiesta el general.

—¡Yo no lo hice!

—Ya, tranquila—mi padre me da unas palmadas en la espalda—podrás hablar con él sin ofrecerte tanto así en la fiesta—se da la vuelta para marcharse.

—¡Espera papá!—yo lo detengo—ten.

—¿Qué es esto?—mira las monedas que le entrego en la mano.

—Es la devuelta del dinero que me diste. Trate de comprar algo bonito sí pero, también económico para que no gastarás tanto dinero—el me observa con con una sonrisa.

—Pequeña hija mía, ¡muchas gracias!—dice y mira a Tao y a Mei-yin—ojalá tus hermanas aprendan de ti—manifiesta y se marcha.

—¿Donde estará Jun?—pienso mirando alrededor hasta que la veo acercarse.

—Señora...

—Si que eres sabia Guan-yin traerle la devuelta a mí padre y comprar uno de los vestidos más baratos fue una buena jugada y hacernos quedar así pero, esto no se acabará aquí—Mei-yin me observa con gesto enojado.

—¿Aprender de ti?—Tao me mira de arriba abajo—ni en sueños. Solo, mírate ¿qué hay de bueno de imitar allí?

—¡¿Por qué son tan duras con ella?!—Jun vocifera de pronto.

—Jun...

—Deja que lo digan mi señora pues, ¿no es acaso Tao su hermana?

—Sí, ella es mi hermana. Tal vez es...

—¿Hermana?, ¿quién es tu hermana?—se señala Tao así misma—no vuelvas a llamarme de esa manera porque, tu y yo no somos iguales.

—¡Jum!—Mei-yin y Tao se marchan dejándome un poco triste por lo sucedido.

—Dejeme señora que vaya y le diga unas cuantas cosas a esas mujeres que son hijas de su padre—Jun parecía querer seguir hablando con ellas.

—No, no creo que ellas vayan a escucharte. Mejor vamos adentro—me hace caso y entramos.

Cuando estoy en el cuarto donde he pasado la noche Jun me pasa la sábana con mis cosas adentros—¿cómo lo conseguiste?—le digo contenta.

—Estaba tirado en la basura y me di cuenta que era suyo al preguntarle a uno de los siervos.

—Oh, ¡gracias!—tomo el otro par de ropa que traía allí y me la pongo luego, voy a la cocina a ayudar con la comida a Jun y después de terminar nos ponemos a cenar con todos los siervos de ahí y en eso entra Mei-yin y comienza a hablar con uno de los cocineros que estaban en el lugar.

—Señora sería bueno que fuera a comer junto con el general y sus hijas—me dice Jun y Mei-yin que estaba cerca se voltea hacia nosotras.

—¡Muy bien!, comiendo aquí en este sitio no mereces más que eso estar con los de tu clase. Sigue comiendo en este lugar y no se te ocurra reunirte con mi padre y conmigo—parece ser que Mei-yin escuchó a Jun y yo solo la observo seria.

—¿Por mandato de quien se quedará aquí a comer siempre?—Jun le pregunta.

—Por el mío—se da la vuelta y se marcha.

—Oh ella es tan...

—Jun no murmures ni blasfemes que eso no le agrada a Dios y no esta bien—le digo y ella asiente con la cabeza.

—De acuerdo mi señora—al terminar de cenar todos nos vamos a descansar y yo miro mi libro favorito en todo el mundo y con el cual aprendí a leer que lo había traido conmigo, la biblia.

Y leo: Efesios 6:12
[12]Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Pensé en Mei-yin y Tao a leer esto que mi lucha no es contra ellas sino con lo que esta detrás de ellas o mejor dicho dentro de ellas, operando en ellas.

Y así con los demás pensando que tenemos que batallar con las personas cuando tenemos una lucha pero, ¿realmente es así?

La verdad es que es con demonios, contra potestades, principados o huestes nuestra lucha diaria cuando peleamos con los demás.

Demonios de ira, contienda, etc.

Y me duermo pensando todo esto y como es costumbre en mí me desperté antes del amanecer y fui con mi amigo afuera del cuarto.

Me diriji cerca del bosque sin mucho temor que está cerca de donde dormimos y me senté en una gran piedra a sentir el fuerte viento tocar mi piel y cerré los ojos luego, escucho que algo como una rama rompiendose.

—¿Eres tu Espíritu?—le pregunté a mi amigo aún con los ojos cerrados.

—No soy yo—me responde y luego oigo pasos acercarse a mí y entonces, abro los ojos encontrándome con un gran lobo negro frente a mí con ojos de color azul cielo.




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