POV Guan-yin
Cuando terminamos de desayunar ayudo a Jun a hacer algunas cosas como barrer y fregar los trastes cuando de pronto entra un siervo—señorita Guan-yin con que aquí está. La he estado buscando por todas partes—dice y yo frunzo el ceño.
—¿Qué pasa?—le digo queriendo saber porque me buscaba.
—Este, el general pide que vaya debido a que tiene que decirle algo a usted—responde y yo dejo de hacer lo que estaba haciendo de inmediato.
—Muy bien, vamos—lo sigo y noto que nos dirigimos al comedor donde estaba Mei-yin, Tao y el general con algunas de sus esposas—buenos días papá—manifiesto y las demás personas en el lugar me observan al instante percatandose de mi presencia—buenos días para ustedes también—al decir esto siguen las demás mujeres en lo suyo y mi padre sonríe al verme.
—Querida hija, ¿dónde estabas? te habían estado buscando desde que pasó un tiempo de amanecer—me dice el general.
—Oh yo estaba con Jun en la cocina ayudándola con ciertas cosas.
—¿Cómo dices?—frunce el ceño.
—Eh, yo estaba con ella pues, desayuné allí y...
—¿Desayunaste allí?—me mira fijamente no dejándome terminar de explicarle—¿por qué no viniste aquí a comer con nosotros?
—Pues...—yo volteo a ver a Mei-yin—comiendo aquí en este sitio no mereces más que eso estar con los de tu clase. Sigue comiendo en este lugar y no se te ocurra reunirte con mi padre y conmigo—recuerdo lo que ella me dijo y pienso en si debería decirle a papá.
—¿Y bien?—no digo nada—¿qué pasa Guan-yin es que no te gusta estar conmigo o algo así?—dice con tristeza.
—¡No es eso!
—¿Entonces?—no respondo y volteo a mirar otra vez a Mei-yin y ella me observa de vuelta—oh ya creo que entiendo.
—¿En serio?—lo digo no muy segura de saber si él realmente entiende.
—Es por tus hermanas, no te agradan ¿verdad?
—Oh no es eso, lo que pasa es que una de ellas no le agrada mucho que coma con la familia por tanto, no quise venir a molestar— mi padre me mira asombrado y Mei-yin se pone de pie de pronto caminando hacía la salida—tal vez no debí decir eso—susurro mirando al suelo.
—Mei-yin.
—¿Si papá?—ella se detiene y voltea a vernos.
—Espero que no le hayas dicho nada de lo que Guan-yin está diciendo aunque, ahora que lo recuerdo la madre de Guan-yin elogiaba la sinceridad de ella así que, no creo que este mintiendo.
—¿En serio crees que le dirigiria las palabras a ella para decirle tales cosas?—manifiesta Mei-yin.
—¿Al menos le dirigirias las palabras para no se, hablar con ella de vestidos y cosas así?—papá la mira seria y ella se me acerca y pone su brazo tras mis espalda con una sonrisa que parecía burlesca.
—¡Claro que sí!
—Oh, ¿es eso cierto Guan-yin?—me muevo un poco incómoda.
—La verdad es que...
—¡La verdad es que somos muy unidas!—Mei-yin estaba fingiendo.
—¿Guan-yin?—mi padre me mira esperando que yo confirme ¡algo que no es cierto!
—Lo que pasa es que ella es algo tímida y tal vez quiso decir eso para taparlo u inventándolo para que no nos burlemos de ella al no tener modales en la mesa...
—¡Mei-yin!—ella da un respingo.
—¿Si padre?
—Si me entero de que le hiciste algo a Guan-yin estarás castigada y no podrás ir a la fiesta de la cual las invitó el emperador así que, para que sean buenas amigas se arreglarán juntas y juntas irán las tres, incluyéndote a ti Tao.
Tao voltea a vernos—si-si padre—comenta ella para luego mirar su plato con disgusto y Mei-yin hacía como que se iba ya.
—¿A dónde crees que vas?—papá la detiene.
—Yo pensé que habías terminado...
—Oh, si—se pone de pie y da un golpe en la mesa con la mano—¡Se irán juntas desde ya las tres! Y recuerda Mei-yin y tu por igual Tao, ella también está a su nivel no es una criada puede que hasta sea mejor que ustedes dos en comportamientos, no quiero que me avergüencen frente al emperador así que, adelante dense un abrazo.
—¡¿Un abrazo?!—vociferan las dos hermanas mías sorprendidas.
—¡Sí!—Mei-yin y Tao se miran yo notando como aprieta el puño la primera como si estuviera molesta.
Se me acercan y yo las abrazo sin tenerles ningún odio o rencor a ninguna de ellas sin embargo, puede que ellas a mi si—no te crees que realmente pasaré por alto esto—me susurró al oído Mei-yin mientras que Tao también parecía molesta.
—Bien, vayan a prepararse que más tarde partiremos para almorzar con el emperador.
—Esta bien—fue lo que dije y comienzo a caminar hacía la salida y noto que mis hermanas no me siguen—¿no vienen?—les pregunté y mi padre las mira serio.
—¡Oh claro que sí linda hermanita!—me agarran ambas del brazo, una de un lado y otra de otro y empezamos a caminar y yo pensé en que tal vez algún día ellas me traten como una persona normal como a todos los demás sin hacer diferencia entre clases sociales aunque, ahora somos de la misma.